gluten intolerancia ¿Te gusta el pan, pero te inflama? Señales de que podrías ser celiaco | BIENESTAR
Te despiertas temprano, preparas tu desayuno con entusiasmo y, como siempre, no puede faltar esa rodaja de pan recién tostado. Pero unas horas después aparece el malestar: abdomen hinchado, gases, cólicos y una fatiga inexplicable. ¿Te suena familiar? Si esto te ocurre cada vez que comes pan, pizza o galletas, podrías estar frente a una intolerancia al gluten, una condición más común de lo que parece. Aunque muchos aún piensan que evitar el gluten es solo una “moda”, lo cierto es que hay personas que experimentan síntomas reales tras consumir trigo u otros cereales que lo contienen. Según explicó Marilyn Montejo, nutricionista y decana adjunta de la carrera de nutrición y dietética de la Universidad Científica del Sur a Bienestar, el gluten —presente en el trigo, la cebada y el centeno— puede provocar molestias, incluso sin un diagnóstico médico formal. Newsletter Sanar en Espiral Samanta Alva ofrece consejos prácticos y herramientas para tu bienestar, todos los jueves. Recíbelo Por su parte, Clara Núñez, docente de nutrición y dietética de la Universidad San Ignacio de Loyola, aclaró que estos síntomas pueden estar relacionados a enfermedades como la celiaquía, la alergia al trigo o la sensibilidad al gluten no celíaca. “Un paciente puede notar que, cada vez que desayuna pan o come pasta, al cabo de unas horas presenta hinchazón, cólicos y cansancio exagerado”, señaló. Si los síntomas desaparecen al dejar el gluten y regresan al reintroducirlo, podría tratarse de una señal clara del organismo. ¿Qué es la intolerancia al gluten? La intolerancia alimentaria, incluido el caso del gluten, ocurre cuando el cuerpo no procesa correctamente ciertos alimentos. De acuerdo con el gastroenterólogo Héctor Velarde, de la Clínica Ricardo Palma, esta intolerancia suele deberse a una mala digestión, generalmente por un déficit enzimático o alteraciones bioquímicas que impiden la correcta descomposición y absorción del alimento. Como refirió Giulianna Saldarriaga, nutricionista de Clínica Internacional, el término “intolerancia al gluten”, en realidad se utiliza de forma general para describir tres condiciones distintas. La enfermedad celíaca Es un trastorno autoinmune en el que el sistema inmunológico reacciona al gluten dañando el revestimiento del intestino delgado. Esto impide la correcta absorción de nutrientes y puede generar múltiples síntomas digestivos y sistémicos. Según Beth Czerwony, nutricionista de Cleveland Clinic, su diagnóstico se realiza mediante un análisis de sangre para detectar ciertos anticuerpos (como tTG-IgA) y, si estos son positivos, se realiza una biopsia del intestino delgado para confirmar el daño. La sensibilidad al gluten no celíaca Presenta síntomas similares a los de la enfermedad celíaca —como hinchazón, gases, diarrea, fatiga, dolor de cabeza o confusión mental— pero sin causar daño intestinal ni activar los marcadores inmunológicos típicos de esta. Su diagnóstico se hace por exclusión: se descarta primero la enfermedad celíaca y la alergia al trigo, y luego se observa si los síntomas mejoran al eliminar el gluten y reaparecen al reintroducirlo. La alergia al trigo Es una reacción inmunitaria distinta que responde a las proteínas del trigo, no al gluten en sí. Puede provocar urticaria, congestión nasal, dificultad para respirar e incluso anafilaxia. Los síntomas van desde cólicos hasta confusión mental y pueden aparecer incluso años después de haber comido gluten sin problemas. ¿Qué factores contribuyen a su desarrollo? En las últimas décadas, los casos de intolerancia al gluten han aumentado. Según Núñez, no está claro si hay más personas realmente afectadas o si simplemente ahora se identifican y reportan más casos. Algunos estudios sugieren que entre el 5% y el 10 % de la población podría tener sensibilidad al gluten no celíaca. Este fenómeno puede explicarse por varias razones: Por un lado, ha crecido la difusión pública sobre los trastornos relacionados con el gluten, lo que ha llevado a muchas personas a eliminarlo de su dieta ante síntomas como hinchazón, malestar o fatiga, aunque no tengan un diagnóstico formal. Este “boom” de la dieta sin gluten ha elevado el número de casos reportados. Por otro lado, los cambios en los métodos agrícolas e industriales también podrían estar influyendo, ya que hoy se emplean trigos con mayor contenido de gluten, aditivos derivados y métodos de panificación rápidos que dificultan la digestión del gluten. Además, el estado de la microbiota intestinal es un factor clave. “En condiciones normales, ciertas bacterias ayudan a descomponer la gliadina, una proteína del gluten, reduciendo su capacidad de causar inflamación. Sin embargo, cuando existe disbiosis (un desequilibrio en la flora intestinal), esa protección disminuye. Incluso, algunas personas podrían no estar reaccionando al gluten en sí, sino a los fructanos, un tipo de carbohidrato fermentable presente en el trigo, lo que vuelve aún más importante mantener una microbiota intestinal sana”, sostuvo la nutricionista de la Universidad San Ignacio de Loyola. En esta misma línea, Montejo subrayó que el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados puede alterar la microbiota y favorecer esta sensibilidad. Y lo más sorprendente, como advirtió Saldarriaga, es que esta intolerancia puede surgir en cualquier etapa de la vida. “Hay personas que durante años comieron pan y otros alimentos con gluten sin problemas y, de pronto, en la adultez, empiezan a sentirse mal. Esto se debe a que el sistema inmunológico, la microbiota intestinal o incluso el estado del intestino pueden cambiar con el tiempo. Por ejemplo, una infección intestinal fuerte, un período de estrés intenso o ciertos cambios hormonales pueden alterar la tolerancia del cuerpo a algunos alimentos, incluido el gluten”. ¿Cuáles son las señales de una intolerancia al gluten? La intolerancia al gluten puede manifestarse con síntomas, tanto digestivos como extraintestinales. Síntomas de la intolerancia al gluten Hinchazón y gases Dolor abdominal o cólicos Diarrea o estreñimiento Náuseas Fatiga persistente Dolores de cabeza Confusión mental o “mente nublada” (brain fog) Mareos Dificultad para concentrarse Dolor articular o muscular sin causa aparente Ansiedad o irritabilidad Erupciones cutáneas Anemia por deficiencia de hierro “En personas con sensibilidad no celíaca, los síntomas pueden aparecer entre 30 minutos y varias días después de ingerir gluten, lo que dificulta identificar de inmediato la relación con el alimento consumido”, expresó la nutricionista de Clínica Internacional.











