¿Te ha pasado alguna vez que, justo cuando crees haber encontrado a alguien especial, esa persona empieza a alejarse sin una razón clara? Para ti, tiene todo lo que siempre buscaste en una pareja: es inteligente, interesante, divertida y, además, hay una química innegable entre ustedes. Sin embargo, a medida que la relación se torna cada vez más cercana, esa persona comienza a mostrarse fría, esquiva e incluso indiferente. Los mensajes se espacian, los planes se postergan y las conversaciones se evitan, lo que te deja con la sensación constante de estar persiguiendo algo que nunca llegó a ser del todo tuyo. En definitiva, estar en una relación con alguien así puede sentirse como intentar abrazar a una persona que siempre da un paso hacia atrás. En donde la conexión y la resistencia a un vínculo real conviven entre sí, ambivalencia que puede generar confusión, desgate emocional y, sobre todo, muchas dudas sobre uno mismo: ¿estoy pidiendo demasiado? ¿soy yo el problema? Newsletter Sanar en Espiral Samanta Alva ofrece consejos prácticos y herramientas para tu bienestar, todos los jueves. Recíbelo Lo cierto es que estas personas no son frías porque no sientan, ni distantes porque no les importes. De hecho, muchas veces ni siquiera comprenden del todo por qué se comportan así. La realidad es que detrás de su aparente indiferencia suele haber una historia de heridas emocionales tempranas que los llevó a desarrollar un estilo de apego evitativo. Por eso, aunque deseen el amor, les cuesta dejarse amar de verdad. ¿Qué es el apego evitativo y de dónde viene? El apego evitativo es un estilo de apego que se desarrolla durante la primera infancia. Según explicó Tatiana Mogollón, psicóloga y docente de la facultad de psicología de Continental Florida University a Bienestar, se forma cuando los cuidadores principales no responden adecuadamente a las necesidades emocionales del niño, lo cual puede incluir rechazo, frialdad afectiva o insistencia en la autonomía temprana. Como resultado, el niño aprende que expresar emociones o buscar consuelo no es seguro ni útil, por lo que reprime sus necesidades emocionales y desarrolla una aparente autosuficiencia. “Esta estrategia le permite protegerse del dolor que implica la expectativa frustrada de afecto o cuidado. Con el tiempo, esta forma de relación se vuelve parte de su patrón de apego interno, afectando así sus vínculos futuros”. En esta misma línea, el psicólogo Juan José Soza añadió que detrás de este apego suelen haber miedos profundos al rechazo y a la vulnerabilidad. Básicamente, al haber experimentado esta invalidación emocional o negligencia afectiva en su infancia, temen ser heridos si se abren emocionalmente o, incluso a no ser aceptados por quienes son realmente. Quienes desarrollaron apego evitativo, aprendieron que expresar emociones no era seguro, por eso se muestran autosuficientes y cerrados al afecto. Estas heridas profundas hacen que, en la adultez, estas personas tengan dificultades para expresar sus emociones y tiendan a evitar la intimidad. Por eso optan por una distancia emocional que los hace parecer fríos o desapegados. Sin duda, la autosuficiencia extrema y la independencia emocional son características comunes en personas con apego evitativo, pues han aprendido a no depender de nadie y, para protegerse, minimizan la importancia de los vínculos afectivos, evitando así cualquier tipo de situación que implique mostrarse vulnerables. De acuerdo con la doctora Ruth Kristal Mitastein de Burstein, psicóloga de SANNA Clínica El Golf, este patrón es tan profundo que ni siquiera logran reconocer sus propias necesidades de afecto, compañía o apoyo emocional. Están convencidos de que no las tienen, y que pueden vivir sin amor ni consuelo. “La necesidad de controlar sus emociones y su entorno es una constante, porque sienten que perder el control los expone a ser heridos”, destacó Mogollón. ¿Cómo ama alguien con apego evitativo? Una persona con apego evitativo, cuando se enamora, suele vivir el amor con reservas. Según la psicoterapeuta Liliana Tuñoque, de la Clínica Internacional, puede demostrar cariño más con acciones que con palabras: “te arreglo algo”, “te doy espacio”, “te cuido, pero sin decirlo”. En otras palabras, mantiene una distancia afectiva que le permite conservar su independencia, ya que necesita reafirmar que puede arreglárselas solo y que no depende de nadie. Asimismo, valora mucho sus espacios, su autonomía y su tiempo, lo que puede generar conflictos no solo en la relación de pareja, sino también con amigos o compañeros de trabajo. Muchas veces siente mucho más de lo que logra mostrar, pero hay una barrera emocional que le impide abrirse del todo. Como mencionó la experta de Continental Florida University, la intimidad activa su sistema de alarma vincular, generando un aumento del malestar interno. Por este motivo, después de momentos emocionalmente significativos —una conversación profunda o un encuentro afectivo intenso— puede reaccionar alejándose, silenciándose o priorizando actividades que le devuelvan el control y la distancia. El evitativo siente mucho más de lo que dice, pero necesita mantener el control. Por eso, después de momentos intensos, puede alejarse sin explicación. A menudo, expresan su ambivalencia con frases como: “No me gusta depender de nadie”, “No estoy acostumbrado a hablar de mis emociones”, “Estoy mejor solo” o “Me cuesta confiar”. También puede decir que está muy ocupado o que necesita tiempo para sí mismo; aunque eso puede ser cierto, muchas veces funciona como una forma de evitar el compromiso emocional. Además, como indicó la doctora Mitastein, estas personas tienden a descalificar a su pareja, argumentando que es tóxica, demandante, intensa, exigente o hipersensible. Por esta razón, puede resultar difícil estar en una relación con alguien con este tipo de apego, ya que quien se vincula con una persona evitativa puede sentirse solo, incluso estando acompañado. “Esto puede generar frustración, inseguridad y desconexión en la pareja. La falta de expresión emocional y la evasión de la intimidad pueden hacer que la otra persona se sienta rechazada o no valorada, lo que influye significativamente en su autoestima. Además, como los evitativos pueden tener dificultades para manejar conflictos y para comunicarse de manera abierta y honesta, estas dinámicas pueden llevar a una