Cierra la COP16 con avances tímidos y dudas sobre cómo implementarlos | TECNOLOGIA
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) llegó a su fin en Roma el pasado jueves 27 de febrero, después de quedar suspendida el 2 de noviembre de 2024 en Cali, Colombia. Los países parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) llegaron a un acuerdo sobre la financiación de la protección de la naturaleza, un tema indispensable para implementar el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal que se suscribió en la COP15 de 2022. Después de intensas negociaciones, los gobiernos acordaron una estrategia para la creación de un mecanismo financiero que permita recaudar el dinero necesario para proteger la biodiversidad y que está alineado con la meta 19 del Marco Kunming Montreal. Este mecanismo pretende la movilización de al menos 200 000 millones de dólares al año para 2030, incluidos 20 000 millones anuales en cooperación internacional para 2025, que aumentarán a 30 000 millones para 2030. Sin embargo, la COP16 terminó sin que se sepa de dónde saldrán estos recursos. Como resultado de las discusiones también se estableció una hoja de ruta donde se plantea que antes de la COP18 en 2028 dicho mecanismo (fondo o instrumento) ya debería ser una realidad y que deberá entrar en operación antes de la COP19 en 2030. Susana Muhamad, ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16 de Biodiversidad, da cierre al evento en Roma. Foto: Ministerio de Ambiente de Colombia “Estos días de trabajo en Roma han demostrado el compromiso de las partes para avanzar en la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad”, dijo Susana Muhamad, presidenta de la COP16. “La presidencia de la COP16 reconoce el esfuerzo colectivo para alcanzar un consenso sobre cuestiones clave que quedaron pendientes en Cali”, agregó. El tema de financiación fue la piedra en el zapato durante las negociaciones en Cali y, aunque finalmente se llegó a un consenso, la satisfacción con lo acordado no es completa. “Si bien los tiempos de la hoja de ruta son más extensos de los que la sociedad civil presente en la COP16 esperaba, este acuerdo es positivo y genera expectativas”, dice Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). “Era tiempo de poder atender no sólo el descontento y la frustración de los países en vías de desarrollo, que concentran la mayor biodiversidad del planeta, sino también la responsabilidad histórica de los países desarrollados para cumplir con los mandatos vigentes desde hace más de 30 años”, afirma. Lee más | Mujeres que protegen el territorio: las defensoras en Colombia viven al filo de muerte Aún quedan dudas sobre el financiamiento Una de las grandes quejas durante la COP16 se centraba en que el dinero establecido en la meta 19 del Marco Mundial de Biodiversidad parece una cifra alta, pero se queda corta ante las necesidades del planeta. Diversos informes han hecho estimaciones anuales del dinero que se necesita para proteger efectivamente la biodiversidad. Uno de ellos, publicado en 2020, estimaba una cifra de 1000 millones de dólares. En 2023, BloombergNEF publicó un estudio que estimaba las necesidades anuales en 996 000 millones de dólares, mientras que calculaba que los recursos movilizados eran sólo de 166 000 millones de dólares al año; lo cual supone un desfase de 830 000 millones de dólares. Los pueblos amazónicos han insistido en la urgencia de que su voz y voto se tome en cuenta en las negociaciones sobre biodiversidad. Foto: UN biodiversity En noviembre de 2024, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimó que la brecha actual para el financiamiento de la biodiversidad se sitúa entre los 598 000 y los 824 000 millones de dólares anuales. “La COP16 cerró con avances tímidos, pero en la dirección correcta”, comenta Emilio Spataro, asociado senior en Financiamiento para la Biodiversidad del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC). El especialista sostuvo que “en un contexto de movilización financiera insuficiente para conservar la biodiversidad, se lograron algunos compromisos clave, como la promoción de mecanismos de acceso directo al financiamiento para Pueblos Indígenas, comunidades locales, mujeres y jóvenes, así como el reconocimiento de la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional para garantizar los recursos necesarios. El camino es largo y urgente, pero estos pasos marcan la ruta”. “Ahora toca exigir su implementación”, concluyó Spataro. A organizaciones ambientales como WWF les preocupa que el avance logrado en la COP16 con el tema de financiamiento no es suficiente. Efraím Gómez, director de Política Global en WWF Internacional, comenta que “ahora comienza el verdadero trabajo”. A Gómez le preocupa que las naciones desarrolladas aún no estén en camino de cumplir con su compromiso de recaudar 20 000 millones de dólares para 2025 en apoyo a los países en desarrollo. “Invertir en la naturaleza es una cuestión de supervivencia, es un seguro de vida global. A través de ello podemos mitigar la crisis climática, fortalecer los ecosistemas, estabilizar los precios de los alimentos y almacenar carbono, evitando los patrones climáticos extremos que desplazan a las personas”, asegura. Durante las negociaciones en Cali se aprobó el Fondo Cali, un mecanismo mundial para recaudar recursos económicos provenientes del uso de la información de secuencias digitales de recursos genéticos (DSI, por sus siglas en inglés), es decir, el uso de los genomas digitalizados de las especies, que permite trabajar con información genética sin tener que ir a campo. Celebración por la creación del órgano subsidiario permanente para pueblos indígenas y comunidades locales. Foto: UN Biodiversity Ahora, en Roma, se conocieron más detalles de cómo funcionará ese fondo, que será administrado por la Oficina del Fondo Fiduciario de Múltiples Socios (MPTFO) en asociación entre el PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Las empresas que hacen uso comercial de datos de recursos genéticos de la naturaleza (como la farmacéutica, la cosmética y la de alimentos) ahora deberán contribuir con una parte de sus ingresos al fondo y al menos el
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