Salud masculina ¿Quieres ser padre? Cómo preparar tu cuerpo, y reducir el riesgo de preeclampsia de tu pareja | SOMOS
Durante años, el foco de la salud preconcepcional ha estado puesto exclusivamente en la mujer. Sin embargo, como señaló Patrick Jacinto, docente de la carrera de Medicina Humana de la Universidad Científica del Sur a Hogar y Familia, “la salud del hombre también importa”. Su salud cardiometabólica, su edad y sus hábitos influyen directamente en la calidad biológica del esperma y en las señales que orientan la formación de la placenta. LEE TAMBIÉN | Bioestimuladores: ¿cómo funciona la nueva tendencia en rejuvenecimiento? En otras palabras, estos factores pueden aumentar —o reducir— el riesgo de complicaciones como la preeclampsia, una de las principales causas de morbilidad materna en el mundo. Por esta razón, la paternidad responsable empieza antes de concebir, no solo para mejorar la fertilidad masculina, sino también para proteger la salud de la pareja y del futuro hijo. Newsletter exclusivo para suscriptores Juan Carlos Fangacio presenta en exclusiva lo que traerá nuestro suplemento sabatino, cada viernes. Recíbelo “La calidad del semen y del esperma se ve afectada por hábitos y condiciones como la obesidad, la mala alimentación, la falta de sueño, el consumo de tabaco o alcohol y la exposición a tóxicos. Todos estos factores reducen la probabilidad de concepción y pueden causar daño en el ADN espermático y estrés oxidativo, alteraciones que influyen en las primeras etapas del embarazo y en la correcta implantación y desarrollo de la placenta, un órgano clave en los trastornos hipertensivos del embarazo”, explicó Raevti Bole, uróloga especialista en salud reproductiva masculina de Cleveland Clinic. Aun así, la experta aclaró que la preeclampsia es ante todo un trastorno materno-placentario, relacionado con una disfunción en la placenta y una respuesta vascular anómala de la madre. “La salud del padre puede influir en etapas tempranas, como la concepción o la implantación, a través de la calidad espermática, pero no podemos afirmar que la preeclampsia sea un reflejo directo de la salud paterna”, recalcó. Lo más prudente es hablar de una contribución potencial del factor masculino, recordando que optimizar la salud del hombre mejora la fertilidad y el inicio del embarazo. El esperma no solo aporta ADN. También transporta señales epigenéticas que pueden influir en cómo se desarrolla el embrión y cómo funciona la placenta durante el embarazo. Mecanismos que conectan al padre con la placenta Diversos mecanismos explican cómo la salud, la edad y las condiciones metabólicas del padre pueden influir en la formación y función placentaria, y con ello, en el riesgo de complicaciones como la preeclampsia. Según el doctor Jacinto, los más aceptados son: Genético–epigenético: El material genético del padre participa de forma directa en los genes que regulan el crecimiento del trofoblasto y la formación de la placenta. Con la edad y con ciertas condiciones del padre aumentan las mutaciones y cambios epigenéticos en el esperma, que pueden alterar la programación temprana del embrión y de la placenta. Calidad del esperma: El daño en el ADN espermático y el estrés oxidativo se asocian con peor desarrollo embrionario y con desbalances placentarios que favorecen complicaciones gestacionales. De hecho, la obesidad y los trastornos cardiometabólicos del padre se relacionan con perfiles epigenéticos alterados en el esperma que modifican la expresión génica en la placenta, afectando su crecimiento y vascularización. Compatibilidad inmunológica de la pareja: La placenta prospera cuando el sistema inmune materno reconoce correctamente los antígenos de origen paterno. Cuando la exposición al semen de la pareja es limitada —por ejemplo, en relaciones recientes o con escasa convivencia previa—, se ha observado un mayor riesgo de preeclampsia, lo que sugiere que la adaptación inmunológica desempeña un papel protector. Asimismo, entre los cambios o daños espermáticos específicos que pueden predisponer a una placenta disfuncional, el especialista de la Universidad Científica del Sur destacó: Roturas del ADN del espermatozoide: Cuando una alta proporción de espermatozoides llega con el ADN dañado, el embrión y la placenta se desarrollan peor y aumenta el riesgo de preeclampsia, especialmente observado en reproducción asistida. Marcas epigenéticas alteradas: Cambios en la lectura del ADN del esperma, en especial en genes de impronta que regulan el crecimiento placentario, se han vinculado con preeclampsia de inicio temprano y con disfunción de la placenta. Mejorar la alimentación, dejar el tabaco, reducir el estrés y hacer ejercicio tres meses antes de concebir puede favorecer una placenta más saludable y disminuir riesgos como la preeclampsia. Pequeños ARN espermáticos anómalos: El espermatozoide transporta microseñales que ayudan a programar las primeras etapas del embrión y la placenta; el estilo de vida del padre puede modificarlas y con ello afectar el desarrollo placentario. Edad paterna: Con los años aumentan las mutaciones genéticas de novo y el riesgo de trastornos hipertensivos del embarazo, lo que sugiere un componente paterno. Por su parte, Luis Tapia, jefe de Centros Médicos MAPFRE, añadió que niveles bajos de testosterona o desequilibrios hormonales —como alteraciones en FSH, LH, prolactina, TSH o estradiol— pueden acompañar la infertilidad masculina. Por eso, evaluar y corregir estas condiciones, junto con mejorar el peso y los hábitos de vida, contribuye a reducir la inflamación y mejorar la fertilidad, lo que también podría favorecer una mejor salud placentaria. Cómo prepararse para ser padre Los hábitos del padre antes de la concepción pueden marcar su material genético, de modo que el embrión reciba instrucciones distintas en las primeras semanas. Esas marcas epigenéticas incluyen cambios químicos sobre el ADN, modificaciones en las proteínas que compactan el genoma y variaciones en pequeños fragmentos de ARN que viajan en el espermatozoide. Estas señales regulan qué genes se activan o se silencian en el embrión y la placenta, y se han vinculado con riesgos futuros en metabolismo, corazón, respiración y neurodesarrollo. Sin embargo, hoy en día se ha determinado que, si se realizan una serie de cambios y cuidados, no solo se mejora la fertilidad, sino también la programación biológica del hijo desde las primeras semanas. Reconocer los hábitos dañinos Según Patrick Jacinto, los factores de mayor impacto sobre el esperma y la placenta son: Tabaco: Reduce recuento y movilidad, y aumenta la fragmentación del ADN











