A lo largo de mi vida, el deporte siempre fue sinónimo de impacto, velocidad y adrenalina pura. Desde las canchas de vóley y bádminton hasta las pistas de atletismo, mi rendimiento físico me permitía entregarme al máximo sin limitaciones. Sin embargo, una lesión inesperada redujo mi capacidad para continuar con esas actividades, y la monotonía de los gimnasios tradicionales me impulsó a explorar nuevas formas de movimiento que me desafiaran sin poner en riesgo mi bienestar. Desde hace un tiempo, el pilates me llamaba la atención, pero aún no me animaba a dar el paso. Fue entonces cuando, casi por casualidad, navegando por TikTok, descubrí algo que me intrigó por completo: el pilates aéreo. Ver cuerpos suspendidos en el aire, moviéndose con fluidez y control dentro de una hamaca, me recordó a una especie de danza suspendida en el espacio. Así fue como decidí probarlo y, lo que encontré, sin duda, fue mucho más que una disciplina armoniosa y visualmente impactante. Newsletter Sanar en Espiral Samanta Alva ofrece consejos prácticos y herramientas para tu bienestar, todos los jueves. Recíbelo Cuando entré al estudio, no imaginaba que, además de colgarme de una hamaca, viviría una experiencia tan enriquecedora que me permitiría reencontrarme con mi cuerpo desde otro lugar: más consciente, más amable y profundamente desafiante. Mi primera inmersión en el mundo del aeropilates comenzó enseñándome sobre la importancia de encontrar la pelvis en posición neutral, un concepto fundamental en pilates que evita sobrecargar zonas como la región lumbar. A través de ejercicios guiados, fui ajustando mi postura y activando el transverso abdominal, ese músculo profundo que estabiliza el centro del cuerpo. También puse en práctica la respiración torácica lateral, expandiendo las costillas como un acordeón al inhalar y contrayéndolas suavemente al exhalar. Todo esto me ayudó a conectar con mi cuerpo desde adentro, algo que nunca había experimentado con otras disciplinas. Al trabajar de pie con la hamaca, uno de los primeros ejercicios consistía en flexionar y extender una pierna apoyada, lo que puso a prueba mi equilibrio y coordinación. Una vez suspendida por completo, debía mantener la rodilla alineada con la cadera y extender la pierna sin que se cayera, lo cual exigía mucha fuerza abdominal y concentración. Al trabajar en suspensión, se estimulan la musculatura profunda, la postura, el equilibrio y hasta el sistema nervioso parasimpático, generando efectos como mayor relajación, reducción del estrés y mejora del sueño. Más adelante llegó una de las partes más relajantes de la clase: una media inversión, donde permanecí semi colgada en posición fetal. Esta postura fue profundamente liberadora y me ayudó a descomprimir la columna, mejorar la circulación y soltar tensiones acumuladas. Flotar en esa tela, contenida y sin impacto, me dio una verdadera sensación de seguridad y ligereza. Ya dentro de la hamaca, realicé una serie de posturas, como abrazar las rodillas al pecho, estirar el tronco hacia adelante y extender los brazos sobre la cabeza. Además, descubrí patrones posturales que desconocía, como el acortamiento lumbar o la tendencia a tensar el cuello, y comprendí que el verdadero trabajo no está en hacer más, sino en hacerlo mejor. En definitiva, esta clase no solo me desafió físicamente, sino que también me permitió escuchar lo que mi cuerpo necesitaba decir desde hace tiempo. Pero, ¿qué hace al pilates aéreo tan único y para quién es realmente beneficioso? Para responder estas y otras preguntas, conversé con expertos que me ayudaron a entender a fondo esta fascinante disciplina. ¿Qué diferencia al pilates aéreo del pilates tradicional? A diferencia del pilates tradicional, que se realiza sobre una colchoneta o en una cama reformer, el pilates aéreo incorpora el uso de una hamaca o columpio suspendido del techo. Según explicó César Cavenago Baca, instructor certificado de aeroyoga, aeropilates y aerofitness y director de Casa Chakana Perú a Bienestar, esta herramienta permite ejecutar ejercicios desde el aire, lo que transforma por completo la experiencia corporal. María Ynés Gutiérrez, pionera del pilates aéreo en Perú y CEO de Corponoar Perú, señaló que esta disciplina nació en 2009 como una fusión entre las artes aéreas circenses con el método original de Joseph Pilates. Aunque conserva los principios fundamentales —concentración, control, precisión, fluidez, respiración y centralización—, incorpora un elemento diferencial: “con el pilates aéreo se trabaja a 360 grados, lo que permite hacer movimientos que muchas veces no se pueden realizar en una cama reformer o mat, fomentando así una mayor educación corporal y una regeneración de todo el sistema”. @corponoarperuoficial ¡Descubre los beneficios del Pilates Aéreo! 💪 Combina los principios del Pilates con la sensación de flotar, fortaleciendo cada músculo y mejorando tu flexibilidad y equilibrio de manera excepcional. Ven a nuestras clases en Pueblo Libre y Miraflores para probar un entrenamiento único que transformará tu cuerpo. ¡Inscríbete hoy y descubre por qué el Pilates Aéreo es perfecto para resultados efectivos y duraderos! 💫 #Pilatesaereo #Pilates #Lima #PuebloLibre #Miraflores #pilateslovers #pilatesworkout #pilateslimache ♬ sonido original – Corponoar Perú Además, al estar suspendido, el cuerpo trabaja con su propio peso y se activan áreas difíciles de estimular en el suelo. Incluso, el balanceo en la hamaca puede actuar como una especie de “masaje cerebral”, armonizando la actividad de ambos hemisferios y favoreciendo la ejecución de principios como el imprint, que implica la retroversión pélvica. ¿Cuáles son los beneficios del pilates aéreo? El pilates aéreo combina los principios del pilates tradicional con los desafíos y posibilidades que ofrece el trabajo en suspensión. Este enfoque no solo amplifica los beneficios físicos y mentales de la práctica, sino que también introduce nuevas dimensiones sensoriales y posturales difíciles de alcanzar en el suelo. De acuerdo con el doctor David Creel, fisiólogo del ejercicio de Cleveland Clinic, esta práctica mejora la fuerza del core, la flexibilidad y la postura, mientras que amplía el rango de movimiento gracias al uso de telas suspendidas. “Al estar en el aire, el cuerpo debe estabilizarse constantemente, lo que fortalece el equilibrio, la coordinación y la conciencia espacial. Además, al desafiar el sistema vestibular, se incrementa el control corporal