Hoy vivimos hiperconectados: las notificaciones nunca paran, la presión de hacer más en menos tiempo es permanente, y la sensación de que debemos estar disponibles para todo y para todos se ha normalizado. El resultado es que, entre las redes sociales, las responsabilidades, las relaciones y nuestros propios pensamientos, llegamos a un punto en el que —casi sin darnos cuenta— nos vamos apagando poco a poco. ¿Quién no ha sentido que después de pasar un rato en redes o de conversar con alguien cercano, en lugar de energía solo queda cansancio? Sin duda, ese es el peso del ruido emocional: cargas invisibles que restan calma, claridad y bienestar. Newsletter Sanar en Espiral Samanta Alva ofrece consejos prácticos y herramientas para tu bienestar, todos los jueves. Recíbelo Frente a este panorama, el minimalismo emocional surge como una alternativa necesaria. Como explicó Maritza Somocurcio, docente de la carrera de psicología de la Universidad Científica del Sur a Bienestar “cuando hablamos de minimalismo emocional nos referimos a la forma en que las personas logran reducir ese ‘ruido interno’ que no les permite enfocarse en sus emociones, en sus relaciones de familia, pareja, trabajo y direccionarlas hacia aspectos positivos”. En una sociedad marcada por la sobreestimulación digital y la exigencia constante, este enfoque permite reconectar con uno mismo y recuperar la calma. De hecho, como señaló la psicóloga Aída Arakaki, de Clínica Internacional “cuando reducimos la sobrecarga emocional, mejoran el sueño, la concentración y bajan los niveles de ansiedad. En esencia, estamos cuidando nuestra salud mental y construyendo un verdadero equilibrio emocional”. ¿Qué es el minimalismo emocional? El minimalismo emocional propone una visión renovadora que plantea que la clave para dejar de sufrir es la eliminación intencional de las fuentes de malestar, como pensamientos negativos, sentimientos de culpa, experiencias dolorosas o “heridas del alma”. Según la doctora Claudia Cortez, directora de la carrera de psicología de la Universidad San Ignacio de Loyola, no se trata de negar o reprimir lo que sentimos o pensamos, sino de identificar, reflexionar y liberarse de esas cargas emocionales, con la valentía de enfrentar los miedos y reenfocarnos en lo esencial de la vida. “A diferencia de la represión o evitación, que funcionan como un mecanismo de defensa que implican una negación o supresión de la experiencia y el dolor, el minimalismo emocional es un proceso activo y consciente, vinculado a la autorregulación emocional. En lugar de acumular lo que nos hiere, promueve la aceptación sin juicio de lo que sentimos, reconociendo que la verdadera fortaleza surge cuando dejamos de luchar contra nuestras emociones”. El minimalismo emocional invita a soltar lo que no nos nutre y priorizar lo esencial, favoreciendo la calma, la claridad y un equilibrio real en la vida. Básicamente, este enfoque toma como inspiración al minimalismo material, extrapolando su lógica de simplificación y priorización, pero aplicada al mundo interno. Asimismo, como destacó Arakaki, aunque el término sea reciente, su sustento psicológico está estrechamente ligado a lo que la psicología ha investigado durante décadas: la regulación emocional. Estrategias como aceptar lo que sentimos, nombrar nuestras emociones y reencuadrar lo que pensamos han mostrado ser más saludables que reprimirlas. De hecho, terapias como la cognitivo-conductual aportan las bases de esta visión, todas coincidiendo en algo fundamental: cuando dejamos de luchar con lo que sentimos y aprendemos a priorizar, encontramos mayor calma y equilibrio. Por eso, los pilares del minimalismo emocional pueden resumirse en cinco según Maritza Somocurcio: Intencionalidad y conciencia, al elegir qué dejamos entrar y qué soltamos en nuestra vida emocional. Simplificación, que implica reducir cargas y pensamientos que nos pesan. Autenticidad, que nos conecta con nuestras verdaderas necesidades y sentimientos. Autoaceptación, que nos invita a reconocer nuestras emociones y limitaciones. Desapego, entendido como la práctica de liberarnos de creencias o pensamientos que nos limitan. ¿Cómo identificar el ruido emocional? Cuando cargamos con pensamientos, emociones o incluso relaciones que nos generan peso emocional, aparecen síntomas claros: agotamiento constante, desánimo, irritabilidad, dificultad para concentrarse, e incluso molestias físicas como dolores de cabeza o tensión muscular. Además, suele presentarse un progresivo aislamiento social, ya que vamos perdiendo la motivación para relacionarnos con los demás. Sin embargo, no todas las emociones tienen el mismo impacto. Tal como refirió la psicóloga de la Universidad Científica del Sur, existen emociones útiles o constructivas que nos impulsan y motivan, permitiéndonos ser más objetivos y proactivos. En contraste, las emociones que drenan energía nos mantienen atrapados en pensamientos negativos, con preocupaciones excesivas o ataduras al pasado. “Una forma sencilla para distinguirlas es preguntándonos si esa emoción nos da información o nos mueve a hacer algo. Por ejemplo, el miedo puede ayudarnos a cuidarnos, y la culpa puede impulsarnos a reparar un error, pero si esa emoción se queda dando vueltas en la cabeza sin llevarnos a ningún lado, probablemente solo nos esté cargando emocionalmente”, sostuvo Arakaki. Igualmente, es importante tener en cuenta que, si bien el minimalismo emocional como alternativa para vivir con una mayor paz mental es ideal para todos, Cortez precisó que es especialmente necesario y valioso para quienes sufren de manera prolongada, se sienten bloqueados o atrapados en una “nube espesa” que les impide vivir en armonía. Esto suele ocurrir incluso en personas que aparentemente “lo tienen todo” —familia, pareja o empleo estable— pero que sienten un vacío interior acompañado de culpa o frustración. También beneficia a quienes viven bajo patrones de autoexigencia, comparaciones constantes o miedo a perder lo que han logrado. ¿Cómo soltar lo que no nos nutre? Soltar lo que nos drena no significa reprimir lo que sentimos, sino aprender a gestionar nuestras emociones de una manera más consciente y saludable. De acuerdo con Somocurcio, el minimalismo emocional nos invita a reconocer y aceptar lo que sentimos, incluso cuando se trata de emociones intensas o dolorosas. El minimalismo emocional no significa dejar de sentir, sino aprender a gestionar y liberar lo que nos drena para dar espacio a lo que sí nos fortalece. El primer paso está en identificar si aquello que nos afecta nos ayuda a