En 2024, un equipo de psicólogos de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) probó una idea aparentemente simple: ¿el hecho de que los padres les hicieran 14 preguntas especialmente diseñadas, podría ayudar a sus hijos a sentirse más queridos? El experimento se basó en conocimientos psicológicos bien fundamentados: como señalaron los investigadores en su artículo, sentirse querido por los padres es fundamental para la salud y el bienestar infantil. Por lo tanto, encontrar maneras de fomentar ese sentimiento podría beneficiar a las familias de muchas maneras. Newsletter Sanar en Espiral Samanta Alva ofrece consejos prácticos y herramientas para tu bienestar, todos los jueves. Recíbelo Experimentos previos con adultos realizados por otros investigadores habían indicado que hacer las preguntas correctas puede ayudar a las personas a sentirse más cercanas. Conocido como el “procedimiento de la amistad rápida”, este proceso ganó atención mundial hace algunos años después de que un periodista probara las preguntas en una cita romántica. En su formato clásico, el procedimiento de la amistad rápida consiste en que dos adultos se hagan preguntas profundas, reflexivas y personales como: “Si una bola de cristal pudiera decirte la verdad sobre ti mismo, tu vida, el futuro o cualquier otra cosa, ¿qué querrías saber?”. Esto anima a los participantes a revelar más sobre sus sentimientos más íntimos, lo que puede fomentar una sensación de conexión. En adultos, el procedimiento se ha replicado con éxito en diversos contextos. Pero ¿funcionaría para el vínculo entre padres e hijos? Eddie Brummelman, psicólogo social y del desarrollo de la Universidad de Ámsterdam, y sus colegas probaron esto adaptando las preguntas para niños de ocho a trece años y sus padres. A continuación, hicieron que padres e hijos conversaran, y los padres hicieron preguntas como: Si pudieras viajar a cualquier parte del mundo, ¿qué país te gustaría visitar? ¿Y por qué? ¿Qué es lo más extraño que has experimentado? ¿Cuál fue la última vez que te sentiste solo? ¿Qué te hizo sentir así? Los niños respondieron a un sencillo cuestionario para evaluar cuán queridos y apoyados se sentían antes y después de hablar con sus padres. Las conversaciones duraron solo nueve minutos, pero las calificaciones de los niños fueron significativamente más altas al final del experimento, lo que sugiere que el procedimiento aumenta su sentimiento de ser queridos. No fue solo la oportunidad de conversar lo que marcó la diferencia: las conversaciones informales, como cuando los padres preguntaban por su helado o película favorita, por ejemplo, tenían menos probabilidades de producir tal cambio. Brummelman encontró algunas interacciones extremadamente conmovedoras. “Se me puso la piel de gallina”, admitió, para luego asegurar: “Fueron muy significativas”. El investigador halló que, en muchos casos, las familias no habían explorado estos temas antes. “Tocamos temas de los que la gente aparentemente no habla de manera espontánea”, dijo Un investigador neerlandés pidió a unos padres que le formularan ciertas interrogantes a sus hijos y consiguió situaciones muy enternecedoras. Brummelman sugirió que las personas, y en particular los padres, al hablar con sus hijos, a menudo evitan temas negativos o dolorosos. Sin embargo, estas preguntas incitan a los familiares a mostrar sus miedos y vulnerabilidades. “En lugar de solo hablar de ocio y trabajo, los padres y los niños hablaron sobre la muerte, por ejemplo. Esto los animó a hablar de temas que realmente importan”, dijo. Los resultados coinciden con hallazgos de investigaciones psicológicas anteriores sobre el impacto de la “revelación de información personal”, los cuales confirman que se produce un intercambio de información personal o privada una vez que una persona se abre con otra durante una conversación. Desde hace décadas, diversos estudios han demostrado que la revelación de información personal puede crear sentimientos de cercanía entre desconocidos, estudiantes y compañeros de trabajo. En las últimas décadas, unas investigaciones han demostrado que la formulación de ciertas preguntas permiten establecer unos nexos afectivos más rápidos. Si esto les suena familiar, puede ser gracias a un artículo viral de The New York Times que exploró la autorrevelación en las citas, centrándose en 36 preguntas específicas. El periodista argumentaba que hacerlas podía ayudar a las personas a enamorarse. Pero el principio, de hecho, puede aplicarse a cualquier conversación, sin siquiera recurrir a las preguntas originales, afirmó Brummelman. “Es más un cambio de mentalidad que una lista de preguntas”, dijo. El estudio original, titulado “La generación experimental de la cercanía interpersonal”, y publicado a finales de la década de 1990, ni siquiera midió los sentimientos de amor romántico de los participantes. Desde el principio, el procedimiento de amistad rápida se diseñó para mejorar la conexión social en general, como explico en mi libro sobre la amistad, The Laws of Connection (Las leyes de la conexión). El experimento fue idea de Arthur Aron, de la Universidad Stony Brook de Nueva York (Estados Unidos). Él y sus colegas sospechaban que la sensación de cercanía de las personas en una conversación determinada dependía de su nivel de autorrevelación. Para comprobar esta hipótesis, prepararon dos conjuntos diferentes de temas de debate. Un grupo consistía en preguntas más generales que estimulaban la conversación informal y el otro se centraba en momentos o pensamientos más profundos, personales y transformadores. Después de 45 minutos, los participantes recibieron una serie de preguntas que les pedían que describieran su nivel de cercanía con su pareja en una escala del uno al siete, que luego se promediaba para obtener una puntuación final. En esta escala, las personas que habían mostrado una alta autorrevelación calificaron su cercanía con alrededor de cuatro, mientras que quienes charlaban de cosas sin importancia la calificaron con alrededor de tres. Psicólogos aseguran que la formulación de ciertas preguntas pueden contribuir al establecimiento de relaciones más profundas. Los participantes se dividieron en parejas y recibieron una serie de preguntas para debatir durante los siguientes 45 minutos. La mitad de las parejas vieron preguntas que estimulaban la conversación informal, como: ¿Cómo celebraste el último Halloween? ¿A qué instituto fuiste? ¿Crees que las personas zurdas son más creativas que las diestras? ¿Cuál fue el último