Responder mensajes mientras escuchamos una reunión y revisamos las redes sociales parece algo muy normal hoy en día, pues vivimos en una época en la que hacer muchas cosas al mismo tiempo se ha convertido en sinónimo de éxito y eficiencia. Sin embargo, detrás de ese aparente “superpoder” se esconde una gran paradoja: cuanto más intentamos hacer, menos productivos —y más estresados— nos sentimos. LEE TAMBIÉN | “Espero ir pronto a Perú”: Rosalía nos cuenta sobre sus ganas de visitar el país y los secretos detrás de Lux, su nuevo álbum “El multitasking puede dar la falsa impresión de estatus o mayor productividad, pero en realidad no permite realizar las tareas de forma eficiente”, explicó Tomás Caycho-Rodríguez, psicólogo e investigador titular de la Universidad Científica del Sur a Bienestar. De hecho, en un mundo altamente competitivo donde se premia la rapidez y la respuesta inmediata, esta tendencia se ha convertido en un símbolo de estatus. Pero la ciencia nos advierte que nuestro cerebro no está diseñado para funcionar así. Newsletter exclusivo para suscriptores Juan Carlos Fangacio presenta en exclusiva lo que traerá nuestro suplemento sabatino, cada viernes. Recíbelo El neurólogo Richard Cytowic, autor del libro “Tu cerebro de la Edad de Piedra en la era de la pantalla” (2024), señala que intentar hacer varias cosas a la vez nos pasa factura: “El multitasking puede provocar que trabajemos más lento, cometamos más errores y suframos más estrés y agotamiento mental. Cambiar rápidamente de una tarea a otra disminuye la energía cerebral y la capacidad de concentración”. Esta dificultad para mantener el foco, sin duda, se ve agravada por la hiperconectividad en la que estamos sumergidos. Según la psicoterapeuta Liliana Tuñoque, de Clínica Internacional, estamos rodeados de sobreestímulos —notificaciones, mensajes, correos— que saturan el cerebro y erosionan nuestra capacidad de atención en una sola cosa. Y aunque parezca que avanzamos, muchas veces terminamos el día agotados y con la sensación de no haber logrado nada. Además, esta conducta profundamente arraigada responde más a la presión social que a una estrategia real de bienestar mental, mencionó Cynthia Kubu, neuropsicóloga de Cleveland Clinic. Basta con mirar las redes sociales, las cuales se han convertido en una vitrina de la cotidianidad donde estar ocupado se asocia con ser productivo. Desde luego, esta constante exposición nos impulsa a compararnos y, muchas veces, a cuestionarnos si estamos haciendo lo suficiente. Entonces, vale la pena preguntarnos: ¿de verdad ser multitarea nos hace más productivos o simplemente más estresados? El mito del cerebro multitarea Aunque la cultura actual asocia el multitasking con productividad, desde la neuropsicología, se sabe que esta idea es un mito. De acuerdo con la doctora Claudia Cortez, directora de la carrera de psicología de la Universidad San Ignacio de Loyola, el cerebro humano no está diseñado para concentrarse en más de una tarea a la vez. Lo que realmente ocurre es que cambiamos el foco de atención de una actividad a otra con gran rapidez, un proceso conocido como task switching. El multitasking eleva los niveles de estrés, reduce la concentración y genera una sensación constante de cansancio, incluso cuando no has terminado nada. Básicamente, este constante cambio de “marcha cognitiva” implica la activación de distintos circuitos neuronales, lo que genera un costo en atención y concentración. En otras palabras, cada vez que interrumpimos una tarea para atender otra, perdemos eficiencia en ambas. “Cada cambio de tarea obliga al cerebro a reiniciar su enfoque, generando lo que se conoce como switching cost. Este proceso consume energía mental y tiempo, disminuyendo tanto la velocidad como la precisión. Además, sobrecarga la corteza prefrontal, responsable de la atención y la toma de decisiones, provocando fatiga y afectando la memoria a corto plazo. Incluso breves interrupciones, como revisar el teléfono mientras trabajamos, pueden acumular este efecto y reducir significativamente el rendimiento”, precisó Cynthia Kubu. En esta misma línea, Tomás Caycho-Rodríguez refirió que estudios como el de Rubinstein, Meyer y Evans (2001), demostraron que el multitasking puede reducir la productividad hasta en un 40% debido a los bloqueos mentales que genera. “Alternar entre actividades no solo aumenta el tiempo necesario para completarlas, sino que también deteriora la calidad del resultado, especialmente en tareas que demandan concentración, memoria y precisión, como el aprendizaje, la escritura o la resolución de problemas complejos”. Estrés, ansiedad y fatiga: el costo invisible Muchas veces, las personas creen que pueden con todo y que rendir al máximo implica no parar. “Pero en la práctica, lo que podemos observar es agotamiento, ansiedad y sensación de frustración, esto incluso puede llevar a la depresión a quienes ya sufren de ansiedad. Ciertamente, este ritmo acelerado y sin pausas termina pasándonos factura porque tanto el cuerpo como la mente necesitan descansar para funcionar bien”, advirtió Tuñoque. Asimismo, para la neuropsicóloga de Cleveland Clinic, esa sensación de “poder con todo”, tiene en realidad un costo biológico, ya que quienes creen manejar múltiples estímulos suelen estar en un estado de alerta constante, no de concentración real. Cada vez que el cerebro cambia de tarea, activa el sistema de estrés porque percibe múltiples demandas simultáneas. Este proceso eleva los niveles de cortisol y adrenalina, lo que genera tensión, ansiedad e incluso irritabilidad. Con el tiempo, esta sobreestimulación se traduce en agotamiento mental y en la dificultad para relajarse, aun en momentos de descanso. El impacto no se limita al estado emocional. De acuerdo con Caycho-Rodríguez, la multitarea también afecta la calidad del sueño: diversos estudios muestran que quienes realizan muchas tareas al mismo tiempo duermen menos, tienen más dificultades para conciliar el sueño y presentan mayor somnolencia diurna. Además, diversas investigaciones han encontrado que el multitasking deteriora la memoria de trabajo y, con el tiempo, la memoria a largo plazo. Esto ocurre porque la mente dispersa su atención entre estímulos relevantes e irrelevantes, lo que impide que la información importante se consolide adecuadamente. Paradójicamente, a pesar de todos estos efectos, muchas personas siguen practicando la multitarea porque produce una sensación engañosa de productividad. “Esto se debe a que cambiar de tarea activa