En TikTok, Instagram y otras redes sociales, el kéfir ha pasado de ser un alimento casi desconocido a convertirse en la nueva bebida estrella del bienestar. Pero, como suele ocurrir con todo lo que se viraliza, el entusiasmo también levanta sospechas: ¿estamos realmente frente a un superalimento con respaldo científico o a una tendencia que mezcla marketing y expectativas difíciles de cumplir? MIRA: “El Perú tiene todo para ser líder en la región”: ¿qué puertas se abren para el turismo peruano con las Llaves Michelin? La popularidad del kéfir en redes se apoya en mensajes que lo presentan casi como una “cura para todo”, aunque la evidencia disponible es más matizada. “Sí hay estudios que muestran beneficios claros, sobre todo a nivel digestivo, óseo y metabólico, pero no es una bebida milagrosa”, explicó la nutricionista Amber Sommer, de Cleveland Clinic a Bienestar. Se le considera un alimento muy completo—incluso un superalimento— gracias a su contenido de vitaminas, minerales, proteínas y, sobre todo, una alta diversidad de probióticos y postbióticos. Sin embargo, sus efectos se dan dentro de un patrón de alimentación equilibrada, no como solución aislada. Newsletter exclusivo para suscriptores Juan Carlos Fangacio presenta en exclusiva lo que traerá nuestro suplemento sabatino, cada viernes. Recíbelo Su auge también refleja un interés creciente por la salud intestinal. Hoy se sabe que la microbiota no solo influye en la digestión, sino también en la inmunidad, la inflamación y hasta en el estado de ánimo. Por ello, alimentos fermentados como el kéfir resultan atractivos para quienes buscan opciones “naturales” y prefieren obtener probióticos y una serie de nutrientes desde la comida antes que a través de los suplementos. ¿Qué es el kéfir y cómo se compara con otros fermentados? El Kéfir es una bebida láctea fermentada —similar al yogur líquido— que se obtiene a partir de unos cultivos simbióticos de bacterias y levaduras conocidos como gránulos de kéfir o búlgaros, mencionó Jenny García, jefa de nutrición de SANNA División Ambulatoria. Estos microorganismos transforman la leche durante la fermentación, otorgándole su textura fluida, su sabor ligeramente ácido y su perfil nutricional particular. Asimismo, como señaló Karen Velásquez, coordinadora de nutrición de la Clínica Ricardo Palma, “el kéfir puede elaborarse no solo con leche de vaca, cabra u oveja, sino también con agua, lo que lo vuelve accesible para personas que no consumen lácteos o prefieren alternativas veganas”. En comparación con otros fermentados, el kéfir se destaca por su diversidad microbiana. Según la nutricionista Tania Alfaro, de Clínica Internacional, a diferencia del yogur —que se elabora únicamente con bacterias lácticas—, el kéfir contiene tanto bacterias como levaduras, pudiendo incluir alrededor de 12 cepas probióticas activas. Esta diferencia se refleja en varios aspectos: el kéfir es más líquido y ácido que el yogur, suele ser mejor tolerado por personas con intolerancia a la lactosa, aporta una microbiota más diversa y contiene una mayor variedad de vitaminas y minerales. “En cuanto a los beneficios, mientras que el yogur contribuye principalmente a la digestión y es una fuente importante de calcio, el kéfir ofrece ventajas adicionales en términos de digestibilidad, apoyo al sistema inmune y efectos antimicrobianos”. A diferencia del yogur y otros fermentados, el kéfir destaca por su diversidad de bacterias y levaduras, lo que potencia su digestibilidad y su efecto en la microbiota. Respecto a la kombucha, otro fermentado muy popular, también aparecen diferencias claras. La kombucha se elabora a base de té fermentado, no contiene lácteos y es una opción atractiva para quienes evitan productos de origen animal. Sin embargo, contiene cafeína y pequeñas cantidades de alcohol, por lo que no es adecuada para todas las personas. Además, si bien suele tener menos calorías que el kéfir, también puede provocar hinchazón en quienes no están acostumbrados a los fermentados. ¿Qué ocurre en tu cuerpo cuando tomas kéfir? Cuando consumimos kéfir de forma regular, sus microorganismos beneficiosos llegan al tracto digestivo y ayudan a equilibrar la microbiota intestinal. Según la nutricionista Giulianna Saldarriaga, este proceso mejora la digestión, reduce la inflamación y fortalece la barrera intestinal. Pero, para llegar al intestino, estos microorganismos deben atravesar primero el ambiente extremadamente ácido del estómago, donde inevitablemente una parte se pierde. Sin embargo, como indicó Sommer, esto no significa que el kéfir “no sirve”: “numerosos estudios muestran que una proporción relevante de sus bacterias y levaduras sí sobrevive, especialmente cuando se ingiere junto con alimentos que amortiguan la acidez gástrica. Esa fracción que llega viva al intestino grueso interactúa activamente con la microbiota, compite con microorganismos perjudiciales y puede adherirse temporalmente a la mucosa intestinal”. Por eso, el consumo regular de kéfir se asocia con cambios medibles en la composición y actividad microbiana, lo que confirma que estos microorganismos —aunque no colonicen de manera permanente— sí ejercen efectos reales en el ecosistema intestinal. Según el doctor Cristian Hidalgo, experto en microbiota vaginal y CEO de ILAGINE, entre los beneficios más respaldados por la ciencia destacan: Mejora de la digestión y tolerancia a la lactosa Durante la fermentación, el kéfir reduce la cantidad de lactosa y aporta enzimas como β-galactosidasa, lo que facilita su digestión. Modulación de la microbiota intestinal Estudios muestran que el kéfir puede aumentar bacterias beneficiosas como Lactobacillus y Bifidobacterium, y favorecer la producción de ácidos grasos de cadena corta (como el butirato). Efecto antiinflamatorio e inmunológico Varios estudios en humanos y animales han mostrado una disminución de citocinas inflamatorias (IL-6, TNF-α) y un aumento de IgA intestinal, una inmunoglobulina clave para la defensa del intestino. Posibles beneficios en salud mental Por su influencia en el eje intestino-cerebro, estudios preliminares muestran mejoras leves en la ansiedad, aunque todavía se necesita más evidencia. Aunque el kéfir no es un tratamiento médico, Jenny García recalcó que sí puede funcionar como coadyuvante dietético en varios trastornos crónicos: Colon irritable Su diversidad probiótica ayuda a corregir la disbiosis, sus compuestos —como el kefirán— reducen la inflamación, y también contribuye a regular la motilidad intestinal y a proteger la barrera intestinal. Esto puede traducirse en menos molestias, menos urgencia y un