Según la Clasificación Internacional de los Trastornos Mentales y del Comportamiento (CIE-10), el trastorno dependiente de la personalidad se caracteriza por: fomentar o permitir que otras personas asuman responsabilidades importantes de la propia vida.
Las personas con trastorno por personalidad dependiente desean ser cuidadas y se muestran demasiado ansiosas ante la idea de tener que asumir la conducción de sus vidas. Para obtener la atención que desean, están dispuestas a renunciar a su independencia e intereses. De este modo, se vuelven excesivamente dependientes y sumisas.
¿Solo se aplica en parejas o puede ser en cualquier relación interpersonal?
No solo en relaciones de pareja. Estas personas, al no tener poder para tomar decisiones, extienden esa dependencia al ámbito familiar, laboral, social o hacia cualquier persona que represente una autoridad para él o ella.
¿Cómo identificarlo? ¿Cómo saber cuándo ya está traspasando un límite?
- Fomentan o permiten que otras personas asuman responsabilidades importantes de su propia vida.
- Subordinan sus propias necesidades a las de quienes dependen; presentan sumisión excesiva a sus deseos.
- Resisten hacer peticiones, incluso las más razonables, a las personas de quienes dependen.
- Experimentan malestar o abandono al encontrarse solos, debido a miedos exagerados de no poder cuidar de sí mismos.
- Tienen temor a ser abandonados por personas con las que mantienen relaciones estrechas y a ser dejados a su propio cuidado.
En mi práctica clínica, observo que si a estos síntomas se suma ansiedad, cefaleas, inseguridad y, en algunos casos, depresión, es cuando el paciente requiere ayuda urgente.

¿Por qué es negativo para una persona ser dependiente de los demás?
Los dependientes emocionales son individuos muy motivados a complacer a otras personas para lograr protección y apoyo.
Generalmente, reúnen un perfil psicológico donde se dejan influir, significativamente, por las opiniones de los demás para cumplir sus expectativas y deseos.
Sin embargo, cuando el individuo adquiere el rol de complacer a un compañero o figura de autoridad, normalmente opta por agradar a esta última, ya que representa mayor orientación, apoyo y protección. Su rol, en la mayoría de ocasiones, es el de subordinado.
¿Cómo combatirlo? ¿La pareja puede ayudar?
Esta dependencia se trabaja a través de la Terapia Cognitivo Conductual, que puede resumirse en estas fases:
- Etapa inicial: se hace que los pacientes con una dependencia elevada se impliquen en el proceso terapéutico. Se les enseña habilidades conductuales para realizar pequeños cambios inmediatos y se les anima a comprometerse con modificaciones a largo plazo.
- Aumento de la autoestima: los pacientes con TPD suelen manifestar déficits de autoestima y baja confianza en sí mismos. Durante la terapia, se les asignan pequeñas responsabilidades para fortalecer su autoconcepto.
- Fomento de la autonomía: se trabaja con técnicas como el entrenamiento en solución de problemas, el método socrático y estrategias de autocontrol, con el fin de fomentar su autonomía personal.
- Prevención de recaídas: dado que los patrones de dependencia han estado presentes durante mucho tiempo, es probable que reaparezcan. Esta fase incluye la identificación de situaciones de alto riesgo, la práctica de respuestas de afrontamiento variadas y la exposición gradual a estímulos que podrían provocar la conducta problema.
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