Para proteger los cultivos del aumento de las sequías, los científicos investigan los genes de un pequeño grupo de plantas capaces de sobrevivir meses de sequía y reverdecer en cuestión de horas. MIRA: Desextinción del lobo terrible bajo la lupa: ¿es posible revivir una especie extinta y qué riesgos implica? Creciendo en Sudáfrica en la década de 1970, Jill Farrant se dio cuenta de niña por primera que, a su alrededor, había varias plantas que parecían resucitar. Más tarde descubrió que estas plantas pueden sobrevivir seis meses o más sin agua. Sus hojas se vuelven marrones y quebradizas al tacto, pero, si reciben agua, reverdecen en cuestión de horas. En un día, recuperan su forma original y pueden continuar con la fotosíntesis. Si bien esta capacidad, similar a la de Lázaro, es común entre musgos, helechos y otras plantas sin flores, estas “plantas de resurrección” pertenecían a las angiospermas, o plantas con flores, el grupo que incluye todos los árboles con flores y los cultivos que dan frutos y semillas. Sin embargo, de las 352,000 especies conocidas de plantas con flores, solo 240 son de “resurrección”. Dispersas por toda la rama del las plantas en el árbol de la vida, este tipo de plantas a menudo no guardan relación alguna, pues cada una ha desarrollado independientemente la capacidad de vivir sin agua. Crecen principalmente en laderas rocosas o suelos con grava de Sudáfrica, Australia y Sudamérica, y las tácticas empleadas para este truco casi zombi son sorprendentemente similares, casi como si se pudiera recuperar un conjunto de herramientas ancestrales de las profundidades de su ADN para lidiar con el problema de la sequía. Farrant, ahora profesora en el área de tolerancia a la desecación en la Universidad de Ciudad del Cabo, lleva más de tres décadas estudiando estas inusuales plantas. Junto con otros investigadores, cree que la capacidad de resistencia a la sequía presente en sus genes podría ser clave para adaptar la agricultura a un futuro de cambio climático. Resistir la sequía Jill Farrant lleva años estudiando plantas que puedan sobrevivir largos períodos sin agua Que las plantas sobrevivan durante meses sin agua puede parecer ciencia ficción. La gran mayoría mueren cuando experimentan una pérdida de agua del 10 al 30%. Sin embargo, las plantas de resurrección pueden tolerar pérdidas de agua superiores al 95%. Pero no solo la capacidad de sobrevivir a la sequía es importante para estas especies, afirma Carlos Messina, científico especializado en maíz de la Universidad de Florida. También es importante mirar cómo las plantas de resurrección vuelven a crecer después de una sequía. Las plantas de maíz también pueden sobrevivir después de una sequía, explica, “pero cuando se rehidratan, no recuperan la misma estructura foliar que tenían antes, y el flujo de CO2 y agua se altera”. Por lo tanto, la sequía compromete su crecimiento mucho después del regreso de las lluvias. Pero las plantas de resurrección “parecen volver a la forma que tenían antes de la sequía”, afirma. “Si podemos crear maíz que lo haga, sería fantástico, porque podemos recuperar esa productividad”. Las plantas de resurrección han desarrollado esta habilidad esencial reemplazando el agua que desaparece con azúcares como la sacarosa, convirtiendo el interior de sus células en una sustancia viscosa, similar al vidrio, que ralentiza cualquier reacción química. Conocida como vitrificación, esta misma táctica es utilizada por animales tolerantes a la desecación como los tardígrados (también conocidos como osos de agua) y los huevos de camarones Artemia (sea monkeys o monos marinos). Al transformarse en vidrio, estas plantas también deconstruyen su maquinaria fotosintética (como los cloroplastos), desactivando su principal fuente de alimento al entrar en un estado de latencia. Para mantener unido su ensamblaje de proteínas y membranas celulares, secretan un conjunto de proteínas protectoras conocidas como “chaperonas”, ya que guían a la célula en momentos de peligro. “Cómo preservan su tejido es un verdadero milagro”, afirma Farrant. Posible solución a un problema latente La Selaginella lepidophylla puede sobrevivir meses de sequía y luego revivir en cuestión de horas. En cierto sentido, las propiedades de las plantas de resurrección no difieren mucho de las de las semillas de la mayoría de las plantas con flores. Al secarlas y almacenarlas en un lugar oscuro y fresco, muchas semillas pueden sobrevivir durante años, a veces milenios, conservando la fórmula para generar una nueva planta cuando el calor y el agua regresen. Pero una vez que emerge el primer brote verde, esta “tolerancia a la desecación” se pierde, a cambio de un crecimiento más rápido, un alto rendimiento y frutos o semillas más nutritivos. Es una característica que la revolución verde, el auge agrícola del siglo XX que introdujo variedades de cultivos de alto rendimiento cultivadas en condiciones óptimas de agua, suelo y sol, exacerbó. Mientras tanto, si bien las sequías siempre han sido un problema para los agricultores, el aumento de las temperaturas globales debido a las continuas emisiones de gases de efecto invernadero las está agravando aún más, especialmente en el Mediterráneo y el oeste de Norteamérica. Se estima que la sequía, los incendios forestales y el calor costaron US$16.600 millones en pérdidas de cultivos solo en Estados Unidos en 2023. Según algunos modelos climáticos, para 2100 gran parte de las tierras agrícolas del África subsahariana y Sudamérica serán inadecuadas para la producción de alimentos, una gran proporción de las cuales quedarán estériles debido a la sequía. “La agricultura solo será posible en Canadá y Siberia”, afirma Henk Hilhorst, científico de semillas jubilado y residente en los Países Bajos. Son estas regiones septentrionales del planeta, no los trópicos, las que tendrán que alimentar al mundo. La situación es tan grave, argumenta Farrant, que ahora es necesario considerar incluso los cambios más radicales en la agricultura. “Simplemente no vamos a conseguir suficientes alimentos”, afirma. “Por eso, tenemos que ser increíblemente creativos”. Los cultivos más comunes, como el trigo, el maíz y la soja, ya se han vuelto más resistentes a la escasez de agua mediante el mejoramiento selectivo. Elegir plantas con raíces más