Desextinción del lobo terrible bajo la lupa: ¿es posible revivir una especie extinta y qué riesgos implica? | TECNOLOGIA
Ricardo Fujita: “Si metemos a todos los peruanos en una licuadora, el 70% de nuestro genoma es indígena y andino” Antibióticos hallados en ranas ofrecen una posible vía para combatir las superbacterias El anuncio de Colossal ha capturado la imaginación del público, sobre todo porque los lobos creados, llamados Rómulo, Remo y Khaleesi, evocan tanto a criaturas prehistóricas como a referentes de la cultura pop como Game of Thrones. La misma empresa mostró hace apenas un mes unos ratones lanudos que obtuvieron su pelaje gracias a la genética de mamut. Pero detrás de ese brillo mediático, la ciencia levanta una ceja. MIRA: Reviven al lobo huargo extinto hace 13.000 años usando ADN fósil De acuerdo al relato de la compañía, tras extraer el ADN antiguo de un diente de lobo terrible de hace 13.000 años hallado en Ohio y un hueso del oído interno de hace 72.000 años en Idaho, se obtuvo el 91% de su genoma. Se lo comparó con el del lobo gris actual y el resultado mostró un 99,5% de similitud. Luego, se identificaron 20 diferencias claves en 14 genes determinantes que fueron editados para obtener las características fenotípicas de estos depredadores. SOUND ON. You’re hearing the first howl of a dire wolf in over 10,000 years. Meet Romulus and Remus—the world’s first de-extinct animals, born on October 1, 2024. The dire wolf has been extinct for over 10,000 years. These two wolves were brought back from extinction using… pic.twitter.com/wY4rdOVFRH — Colossal Biosciences® (@colossal) April 7, 2025 ¿Es o no desextinción? Aunque Colossal se refiere a su hazaña como una desextinción, la comunidad científica prefiere un término más preciso: ingeniería genética selectiva. Y es que el proceso no consistió en clonar al extinto lobo gigante o lobo terrible (Canis dirus) a partir de su ADN completo, sino en modificar 14 genes del lobo gris moderno para recrear algunas de sus características físicas más distintivas. “No se ha recreado por completo el genoma del lobo terrible, por lo que no podría considerarse una desextinción como tal”, explica la docente investigadora de la Universidad Científica del Sur Shirley De La Cruz a El Comercio. “El resultado es un híbrido, ya que se usó un ovocito de lobo gris, cuya mitocondria conserva su información genética original”. Los ejemplares creados podrán tener el fenotipo del lobo terrible, su gran tamaño, mandíbulas gigantes, musculatura más desarrollada, pero no son lobos terribles. Llamar desextinción al procedimiento hecho nace probablemente de una decisión más publicitaria. La misma Beth Shapiro, jefa científica de la empresa, señaló al New Yorker que “no es posible traer de vuelta algo exactamente tal y como era”. “Hemos logrado crear el fenotipo de un lobo terrible”, acotó. Ya que su objetivo no es hacer fotocopias perfectas, sino híbridos, diversos y selectivos, con ADN moderno, antiguo y sintético. Cabe tener en cuenta que la proeza aún no ha sido publicada en ninguna revista científica, por lo que no ha cuenta todavía con un aval, digamos, cien por ciento formal. Los especímenes, por su lado, no están a la vista de cualquier persona, viven en una reserva ecológica de 2.000 acres en Estados Unidos en una ubicación no revelada. Lo que se conoce de ellos, de momento, es gracias a dos reportajes publicados por los medios ‘New Yorker’ y ’Time‘. USA1834. NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS), 07/04/2025.- Fotografía cedida por la empresa Colossal Biosciences de los dos cachorros de lobo huargo, Rómulo y Remo, de un mes de edad nacidos el 1 de octubre de 2024. El lobo «terrible», reconocido por ser inspiración para el lobo que es símbolo de la Casa Stark en ‘Juego de Tronos’ y que estaba extinto desde hacía más de 12.500 años, ha sido devuelto a la vida por la empresa Colossal Biosciences, convirtiéndose en el primer animal «desextinto» de la historia. / Colossal Biosciences Dilemas éticos Las consecuencias de este logro no quedan únicamente en el ámbito técnico y científico. De La Cruz, bióloga de profesión, advierte que uno de los dilemas éticos más relevantes es el bienestar de los propios animales “desextintos”, que pueden enfrentar graves dificultades al no contar con un entorno adecuado para desarrollarse. “Traer una especie cuyo ecosistema ha variado desde hace miles de años puede afectar su salud porque no cuenta con un hábitat natural adecuado”, señala. “Además, introducir una de estas especies en un ecosistema actual podría generar un impacto ecológico significativo, desequilibrando la dinámica entre las especies existentes”. Una visión similar tiene Shirley Evangelista, jefa del Laboratorio de Biotecnología Reproductiva y Celular y responsable de los Centros de Investigación también de la Universidad Científica del Sur. MIRA: Cómo las abejas se convirtieron en una inesperada herramienta para proteger a los elefantes “Su hábitat ha cambiado drásticamente, tanto sus presas como sus depredadores ya no existen o han evolucionado, y el equilibrio ecológico actual no necesariamente facilitaría su adaptación. Más allá de lo que plantea la ficción –como en Jurassic Park–, el principal riesgo no recae sobre los humanos, sino sobre los propios animales creados mediante estos procesos”, explica Evangelista, quien es veterinaria, a este Diario. “Condenarlos a vivir en cautiverio únicamente para estudiarlos o exhibir ciertos rasgos ancestrales puede considerarse una forma de instrumentalización que compromete su bienestar”, apunta. La investigadora considera razonable plantear que, al carecer de referentes naturales y desarrollarse en aislamiento, estos animales podrían presentar alteraciones en su comportamiento, generando conductas patológicas que perjudiquen su salud mental y física. “Esto no solo afectaría a los propios individuos, sino que, en escenarios extremos, también podría representar un riesgo para las personas que los rodean. Por ello, la posibilidad de liberarlos en ambientes naturales resulta, al menos por ahora, inviable y éticamente cuestionable”, menciona. Además, Evangelista también cree que traer de vuelta organismos extintos o similares a ellos y colocarlos en un mundo completamente diferente, podría representar una forma de sufrimiento animal. “En casos de extinción natural, debemos aceptar que esas especies dejaron de existir por su incapacidad de adaptarse. Revivirlas sin considerar estos factores puede ser irresponsable