Las colombianas que lograron la prohibición del matrimonio infantil | Lideresas de Latinoamérica
El matrimonio infantil en Colombia se suele pensar como parte del pasado. También como una problemática que, si aún existe, se limita a resguardos indígenas y zonas rurales. Pero, en realidad, persiste a lo largo y ancho del país: en las grandes ciudades, en pequeños poblados, en congregaciones evangélicas, en comunidades de migrantes. Colombia ocupa el puesto número 20 entre las naciones que tienen el mayor número de niñas casadas antes de cumplir los 15 años, según la ONU. Esto deriva en consecuencias como que las víctimas dejen de estudiar, sufran la violencia de parejas mucho mayores o atraviesen embarazos cuando sus cuerpos no están listos. Aun así, los proyectos de ley para abolirlo y las demandas de inconstitucionalidad fracasaron durante años. Todo comenzó a cambiar en estos meses: el Congreso prohibió esta práctica en noviembre y la Corte Constitucional la declaró inconstitucional en febrero. Las congresistas Alexandra Vásquez y Jennifer Pedraza presentaron el proyecto de ley. La sociedad civil, en tanto, se unió para aportar con cifras y testimonios y para acercar a diferentes sectores del espectro político. “Coincidieron el movimiento feminista, de lucha por derechos sexuales y reproductivos, con el de los niños y las niñas. Usualmente los vemos enfrentados, pero este proyecto demostró que puede haber más coincidencias que diferencias”, dice Pedraza. Entre las lideresas que se destacaron se encuentran Marta Royo (Profamilia) y Ángela Anzola (Plan Internacional). Mientras tanto, Lorena Parada y otros cuatro estudiantes de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) aseguraron la prohibición ante la justicia. Las congresistas colombianas Jennifer Pedraza y Alexandra Vásquez.RR SS Alexandra Vásquez y Jennifer Pedraza El matrimonio infantil parecía una problemática lejana para Alexandra Vásquez y Jenniffer Pedraza, una química y una economista que llegaron al Congreso en 2022 como parte de la mayor representación femenina de la historia (alrededor del 30%). “¿Cómo así que en Colombia aún se permite esa práctica?”, pensó Pedraza, representante por Bogotá, cuando se enteró del tema. Sin embargo, ambas se comprometieron con la prohibición como una de las prioridades de una amplia agenda feminista y presentaron el proyecto de ley en la Cámara de Representantes. Con el tiempo, reflexionaron hasta qué punto la sociedad y ellas mismas habían normalizado las prácticas violentas que dan lugar a estos matrimonios. “A los 13 años yo ya tenía invitaciones de hombres mucho más adultos. Me molestaban en la calle, no me dejaron crecer”, dice Vásquez. Las congresistas elaboraron un texto que se anticipara a los reparos más habituales. “No iban a aceptar un enfoque punitivo, así que nos centramos en lo preventivo, en la pedagogía”, cuenta Pedraza, que contabiliza ocho proyectos previos que se hundieron en el Legislativo. Ambas reconocen que las penas pueden ser contraproducentes: muchas veces son los familiares quienes arreglan los matrimonios y las víctimas no quisieran meterlos tras las rejas. Las dos enfatizan que el corazón de la ley es una política pública para concientizar sobre los perjuicios de estos matrimonios, como la deserción escolar y las afectaciones de salud. 💜¡Histórico! El Congreso de la República elimina el matrimonio infantil en Colombia: la plenaria del Senado dijo sí al último debate de nuestro proyecto de Ley. Le cumplimos a las niñas, niños y adolescentes. Después de 8 intentos fallidos, no puedo estar más feliz el día de… pic.twitter.com/FqJuaaJucg — Alexandra Vásquez (@alexandravasoch) November 13, 2024 Hubo varios obstáculos. Pedraza cuenta que durante los debates algunos líderes de pueblos indígenas consideraron que el proyecto atentaba contra sus costumbres y retiraron el apoyo que antes habían expresado sus compañeras mujeres. Ambas congresistas siguieron adelante: enfatizan que los derechos de los niños tienen prioridad y que el texto señala que la construcción de la política pública de prevención será en conjunto con las comunidades. Asimismo, Pedraza comenta que para sumar votos conservadores tuvieron que retirar las menciones al matrimonio infantil como una problemática de género y que ahora apuesta por recuperarlas en la reglamentación. Varios testimonios les reafirmaron la importancia de sacar adelante la iniciativa. Citan a la senadora y lideresa wayú Martha Peralta, que relató cómo su madre tenía solo 15 años cuando la tuvo, mientras que su padre tenía 63. Vásquez, además, menciona que la senadora Sandra Ramírez contó que se había unido a la guerrilla en su adolescencia para evitar un matrimonio forzado. Las dos autoras se sienten orgullosas de haber logrado un apoyo unánime, en medio de un contexto de polarización y fragmentación política. Ahora, el desafío es la financiación y el control al Gobierno para que cumpla los compromisos. “Lo fácil ya pasó. Ahora empieza la pelea para que existan los recursos y el impacto llegue a todo el país”, dice Vásquez. Marta Royo La activista de derechos humanos Marta Royo se acuerda de su propia familia cuando piensa en el matrimonio infantil. Cuenta la historia de Geraldine, que fue pareja de su hijo y que falleció hace unos meses. “Sus padres pertenecían a un grupo evangélico en Bogotá. La casaron a los 14 años con un chico de 22 del mismo grupo y ella tuvo su primer hijo a los 15”, relata. Ese esposo no se hizo cargo de los niños en un principio. Después, se los llevó a Brasil. “Tú no tienes trabajo formal”, le dijo a Geraldine, según rememora Royo. Ahora, la hija de ambos tiene 15 años y ya está comprometida con el hijo de un pastor. “Veo una historia que se repite y me parte del alma. Allá arriba Geraldine se debe estar muriendo de nuevo”, dice. Marta Royoo durante entrevista en su domicilio, en Bogotá, el 20 de febrero de 2025. ANDRÉS GALEANO Royo es la directora de Profamilia, una organización privada de salud que defiende los derechos sexuales y reproductivos de las colombianas, como el acceso a anticonceptivos y al aborto. Explica que el año pasado fueron una de las 18 oenegés que apoyaron el proyecto de ley en el Congreso porque combatir el matrimonio infantil va de la mano con sus objetivos de prevenir embarazos no deseados y defender la autonomía