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Por tres generaciones, la familia de Arcenio López ha vivido a merced de los cultivos, las estaciones cambiantes y los constantes cambios en la política migratoria de Estados Unidos. Nacido en 1982 en un pequeño pueblo de Oaxaca, México, López proviene de una familia de indígenas mixtecos agricultores que ha sido parte de un patrón migratorio entre México y Estados Unidos sostenido por años. Sus abuelos comenzaron a viajar a Estados Unidos bajo el Programa Bracero, que operó entre 1942 y 1964, trayendo a millones de ciudadanos mexicanos para trabajar legalmente en la agricultura y los ferrocarriles estadounidenses.
López siguió sus pasos y llegó a California en 2003 para trabajar en la industria de la fresa. Hoy es el director ejecutivo del Proyecto de Organización Comunitaria Mixteco/Indígena (MICOP, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro basada en Oxnard que brinda ayuda a los trabajadores agrícolas indígenas de la costa central de California. El Estado alberga a unos 165.000 trabajadores agrícolas indígenas mexicanos, quienes forman una parte integral de la fuerza laboral total en los campos, unas 407.300 personas.
Más del 80% de los trabajadores agrícolas indígenas en California provienen de Oaxaca, el Estado natal de López, donde los mixtecos son un grupo predominante. Solo en el condado de Ventura, donde opera MICOP, se estima que hay 20.000 migrantes indígenas mixtecos de México. Son de los trabajadores más pobres de la región, que a menudo ganan salarios escasos y estacionales, con pocos o ningún beneficio laboral.
La mayoría son inmigrantes indocumentados con desafíos adicionales a los que ya enfrentan otros grupos migrantes en Estados Unidos, como más barreras lingüísticas. Muchos se comunican en lenguas indígenas prehispánicas en lugar de español, que hablan sus otros compañeros mexicanos que trabajan en la zona, o inglés, que hablan sus jefes y el sistema entero. Con las nuevas amenazas de deportación del Gobierno de Donald Trump, su situación —ya precaria— se vuelve más frágil. Muchos se aíslan y evitan servicios, como ir al médico o buscar abogado, por miedo.
López habla sobre el impacto de las redadas de inmigración que ocurrieron en el condado de Ventura a finales de enero y sobre los prejuicios más comunes hacia los trabajadores indígenas del campo, especialmente cuando son inmigrantes indocumentados.

Pregunta. ¿Qué problemas enfrentan los trabajadores agrícolas indígenas, dos décadas después de que usted llegó a trabajar en los campos?
Respuesta. Principalmente, el estatus migratorio. Miles de migrantes indígenas todavía no tienen vías legales para ajustar su estatus en este país. Las barreras lingüísticas siguen siendo también un problema importante. Muchas personas vienen de áreas rurales de diferentes estados de México donde no tienen acceso a una educación formal. Muchos no saben leer ni escribir. El sistema educativo en México es en español y excluye a muchas de nuestras comunidades. Nos sentimos más cómodos hablando nuestras lenguas indígenas —mixteco, zapoteco, purépecha, triqui— y la transición al sistema educativo en español es una barrera que impide que muchos tengan siquiera la oportunidad de ir a la escuela. Como resultado, el analfabetismo sigue siendo un problema importante.
Aquí en Estados Unidos, enfrentamos nuevas capas de desafíos: problemas de inmigración, la violación de las leyes laborales, represalias en el lugar de trabajo y robo de salarios. Las barreras lingüísticas también dificultan que los trabajadores accedan a información confiable sobre sus derechos o a recursos que están disponibles para ellos. La desinformación es otro problema: no hay suficientes medios de comunicación que proporcionen información basada en hechos y adaptada a nuestras comunidades. Nuestra población es grande. Sin embargo, muchas empresas aún carecen de sistemas de capacitación o apoyo en lenguas indígenas para sus trabajadores. California tiene leyes laborales sólidas que protegen a los empleados, pero falta supervisión en su aplicación. Esto hace que los trabajadores de comunidades indígenas sean especialmente vulnerables. Incluso cuando conocen sus derechos, muchos no se sienten lo suficientemente seguros o empoderados para abogar por sí mismos.
P. La administración de Trump ha deportado a más de 37.000 personas en su primer mes, menos que el promedio mensual de 57.000 deportaciones durante la presidencia de Biden. En los campos, ¿qué ha sucedido?
R. La gente tenía la esperanza de que, aunque él dijo que habría deportaciones masivas, no habría una diferencia significativa entre su administración y las anteriores administraciones de Obama y Biden. Pero ahora se siente como si sus acciones hubieran sido más agresivas, y en todas las redes sociales están los agentes de ICE llegando a nuestros barrios. Hace unas semanas, detuvieron a un grupo de personas en nuestras comunidades, en Oxnard. La gente se asustó y dejó de ir a trabajar a los campos.
Las empresas agrícolas y los agricultores están empezando a preocuparse porque muchos trabajadores agrícolas no se presentan a trabajar. También hemos escuchado que muchos padres no están llevando a sus hijos a la escuela. Incluso en nuestra organización, las personas que utilizan nuestros servicios han estado cancelando sus citas y su participación en nuestros programas. Ofrecemos diferentes sesiones de capacitación y grupos, pero los participantes nos han estado llamando para decir que prefieren quedarse en casa y preguntan si podemos realizar capacitaciones o reuniones virtuales. Ser indocumentado significa vivir siempre con miedo. Hemos normalizado el miedo, pero se intensifica cuando alguien como Donald Trump llega a esta posición de poder.
P. ¿Qué deben saber los trabajadores indocumentados bajo esta administración? ¿Qué derechos tienen si son detenidos?
R. Cuando tengo la oportunidad de hablar con la gente, les digo: tomemos un momento, respiremos, mantengamos la calma y abordemos esto con la cabeza fría. Solo necesito enfocarme en hacer un plan para encarar el peor escenario posible. Dicho esto, si desafortunadamente eres detenido, lo primero que debes recordar es que no debes dar ninguna información. Tienes derecho a guardar silencio. Sé que es difícil porque los agentes pueden ser muy intimidantes: pueden gritar e intentar obtener toda la información posible de ti. Si llevas la tarjeta roja, la tarjeta de Conoce Tus Derechos, muéstrasela y di: “Necesito hablar con mi abogado. Estoy siendo detenido”.
Si te llevan a un centro de detención, no firmes nada, sin importar lo que diga el papel. Si es posible, pregunta si puedes llamar a un familiar. La planificación y preparación son clave aquí porque tu familiar ya debería saber qué hacer. Deberían tener la información de contacto de nuestras oficinas y deberían llamar a nuestra línea directa para obtener asesoramiento legal. El objetivo es encontrar un abogado que pueda defenderte contra la deportación y luchar por una fianza. En preparación para esta posibilidad, necesitas hacer un plan familiar. Decide quién tendrá la custodia legal de tus hijos y quién los recogerá de la escuela si eres detenido. Ya hay muchos recursos disponibles que estamos compartiendo con nuestras comunidades. Estamos organizando ferias donde traeremos notarios públicos para ayudar a notarizar estos planes. Eso es lo que le estamos diciendo a nuestra gente: aunque sean indocumentados, aún tienen derechos.
P. ¿Cuáles son las percepciones erróneas más comunes sobre los trabajadores agrícolas que son inmigrantes, especialmente los indocumentados?
R. Existe la percepción de que las personas indocumentadas están abusando del sistema o aprovechándose de los beneficios públicos. Pero la realidad es diferente: no se están aprovechando de todos los beneficios. Están pagando impuestos. Todos los que trabajan aquí están contribuyendo a esta economía como trabajadores agrícolas. Sin embargo, las deducciones que les hacen en sus cheques de pago cada semana, del Seguro Social y Medicare [programa de atención médica para jubilados, personas con discapacidad y enfermos crónicos], son beneficios a los que nunca podrán acceder.
Los trabajadores indocumentados no tendrán acceso a beneficios de jubilación o Medicare cuando lleguen a los 60 años debido a su estatus migratorio. Y mucha gente no tiene idea de que los trabajadores indocumentados están pagando todos estos impuestos sin recibir los mismos beneficios a cambio.
P. ¿Qué pasaría con la industria agrícola de EE UU sin los trabajadores indocumentados, que son casi la mitad de la fuerza laboral del campo?
R. Imagina el peor escenario: que todos los trabajadores indocumentados sean deportados. La industria agrícola colapsaría. Esto es lo último que los agricultores necesitan. Tienen mucho poder político y espero que estén presionando a sus líderes para que tomen medidas.