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16 de marzo de 2025

“O victoria o muerte”: los soldados ucranios de Donbás no esperan una tregua | Internacional

En un puesto minúsculo junto a la carretera que conecta la ciudad de Kramatorsk con otras localidades más cercanas del frente de Donetsk, los soldados Igor, Oleksandr y Nikolai se toman un café durante un alto en el camino. Los tres son miembros de una brigada de asalto del ejército ucranio y acaban de abandonar sus posiciones para disfrutar de unos días de permiso. Tan reciente está su salida de las trincheras que ni siquiera se han enterado de la propuesta estadounidense de un alto el fuego de 30 días que la semana pasada aceptó su presidente, Volodímir Zelenski, pero supeditado al visto bueno de Rusia. Tras una somera explicación, estallan en carcajadas: “¡Es una completa gilipollez! ¡No te puedes fiar de los rusos!”, exclama Igor mientras sus compañeros asienten. Tal reacción, con palabras más o menos gruesas, es la más habitual en este frente oriental desde el que los ucranios combaten al invasor desde 2014: la treintena de militares consultados por EL PAÍS desconfían de las intenciones de Moscú ante una posible tregua. Además, la mayoría no aceptaría volver a casa si eso implicara ceder los territorios ocupados. “O victoria o muerte”. Esta es la categórica opinión de Vitali, que también espera su café, esta vez en Druzhkivka, una ciudad a 20 kilómetros de Chasiv Yar, prácticamente bajo dominio del ejército invasor. No facilita su apellido, como ningún militar encuestado. Porque los soldados no deben hablar con la prensa sin permiso de sus superiores, y mucho menos de política. Aunque a raíz de los últimos acontecimientos no tengan otra cosa en la cabeza. Sentado en una terraza con otros dos compañeros de uniforme, argumenta su respuesta: “Si les damos los territorios ocupados y lo dejamos así, será cuestión de tiempo que nos ataquen. Si no los paramos ahora, no los pararemos nunca, y no queda otra opción que hacerlo por la fuerza”. Tres soldados ucranios participan en una misión de entrenamiento con drones en una zona rural próxima a la ciudad de Sloviansk (Ucrania).Lola Hierro Los soldados del frente de Donbás saben de pasar miedo y frío en las trincheras, de que les disparen con drones, con artillería. Saben de muchos años de dolor, de bailar con la muerte a diario. De que una mina o un misil se lleve a quienes más querían. Poco les importa lo que se hable en los despachos de Washington o Moscú, porque esos líderes mundiales no están allí, para sentir y ver lo que ellos sienten y ven. Consideran un insulto que los políticos de los países occidentales estrechen las manos de los mismos dirigentes rusos que tanto sufrimiento les causan, especialmente desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. “No saben la cantidad de gente que ha muerto por este país. Muchos de nuestros compañeros quieren vengarse de esos bastardos y solo aceptaremos una opción: que cojan sus cosas y se vuelvan a su puta tierra”, espeta el guardia de asalto Nikolai. La desconfianza hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, no se da solamente entre las tropas ucranias. Según una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIIS) publicada el 11 de marzo, el 87% de la población piensa que Rusia no respetaría una tregua porque está decidida a destruir Ucrania y no se detendrá en los territorios que ocupa hoy. Putin se ha apuntado esta semana un importante tanto al hacerse con la práctica totalidad de los territorios de la provincia rusa de Kursk tomados por las tropas ucranias. En el frente oriental de Donbás, el avance ruso se ha detenido en los últimos días. Aleksander, miembro de una unidad de infantería de la brigada 93, es taxativo: “En realidad, ya hemos perdido esta guerra, solo por todos los muertos que nos ha dejado. El cuerpo de mi hermano ahora está en alguna parte de Kursk”, relata con pasmoso estoicismo. Él también luchará por cada milímetro de territorio ocupado por Rusia, si le dejan, aunque también reconoce que no es realista: ve imposible recuperar a toda una generación que en Donetsk y Crimea ha crecido la última década bajo propaganda rusa. “Pero debemos seguir peleando porque no podemos creernos a Rusia, no van a parar, debemos entenderlo. Además, si hablamos de un alto el fuego, ¿para qué ha muerto toda esta gente? Debemos luchar”, sentencia durante una charla en el centro de Druzhkivka. Este militar ha servido en el ejército ininterrumpidamente desde 2015. Y menciona su experiencia para asegurar que Rusia no aceptará ninguna pausa, como no lo ha hecho antes. Alude a los acuerdos de Minsk, auspiciados por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que firmaron Moscú y Kiev con los gobiernos separatistas de Donetsk y Lugansk en 2014 para poner fin al conflicto que había estallado ese año entre separatistas prorrusos y el ejército ucranio. Los acuerdos de Minsk incluían un alto el fuego inmediato que se rompió casi desde el principio y hasta pocos días antes de comenzar la invasión a gran escala de 2022, siempre con acusaciones mutuas de uno y otro bando sobre quién lo había violado primero. Días antes de que Putin desatara la guerra, la OSCE registró hasta 1.500 violaciones en 24 horas. Un soldado ucranio participa en una formación de entrenamiento en un pueblo destruido en las inmediaciones de Sloviansk (Ucrania).Lola Hierro Nikolai sugiere que la única manera de que se respete una tregua es con la presencia en el terreno de tropas occidentales que ejerzan como testigos. “Rusia va a seguir atacándonos, lo vamos a denunciar y nadie nos va a creer porque los rusos probablemente dirá que somos nosotros quienes les atacamos a ellos”, sostiene. En esa línea reflexiona Dima mientras apura un cigarrillo en la cafetería de carretera, aprovechando el sol de un inusualmente templado día de principios de marzo. “Rusia probablemente dejará de atacar las ciudades más lejanas con misiles y drones, pero aquí en el frente no podemos creer a Putin. Es necesario que otros

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Emelec vs LDU Quito en vivo: fecha del partido, horarios y canales de televisión

Ver Emelec vs LDU Quito EN VIVO HOY: mira la transmisión del partido en el Estadio George Capwell Banco del Austro, por la fecha 6 de la LigaPro de Ecuador. ¿A qué hora juegan? El duelo se disputa hoy, domingo 16 de marzo de 2025 desde las 6:00 de la tarde (hora ecuatoriana y peruana). ¿Dónde ver? El Canal del Fútbol y Zapping son los canales que pasam el juego en Ecuador. No recomendamos ver partidos por internet en páginas como Fútbol Libre TV y otras. Source link

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Rafael Belaúnde y los ‘pos caviares’. Una crónica de Fernando Vivas | qué es ‘caviar’ y ‘anti caviar’. | Martín Vizcarra | Libertad popular | POLITICA

“Caviar es cualquiera que se opone al contubernio de Dina y el Congreso, que solo busca prebendas y mercantilismo puro”, me dice Rafael Belaúnde Llosa, líder y precandidato presidencial de Libertad Popular, pronosticando que “lo ideológico no va a pesar tanto en esta campaña”. Para Belaúnde, el eje de polarización ideológica hacia el 2026 no será caviar/anti caviar o fujimorista/anti fujimorista, sino entre un candidato asociado al status quo actual y uno que encarne su rechazo. “Porque el Perú no puede esperar, caviar o no caviar, el contubernio que nos gobierna tiene que acabar” escribió al final de un post del lunes pasado, como un mantra ‘pos caviar’. LEE TAMBIÉN | Betssy Chávez anunció que iba a elaborar un decreto tras mensaje de Castillo, afirma nuevo testigo También conversé con Pedro Cateriano, secretario de doctrina y plan de gobierno de Libertad Popular, que acaba de publicar “Vargas Llosa, su otra gran pasión” (Planeta, 2025), una biografía política e ideológica del premio Nobel. Cateriano no recuerda que Vargas Llosa tenga una reflexión específica sobre lo caviar, pero de su vida política rescata esta idea para aplicar al 2026: “El parteaguas no debe estar en derecha o izquierda, sino en quién tiene una conducta democrática y quién no. Por eso Mario ha rechazado dictaduras de izquierda como Venezuela o Nicaragua, pero también a Pinochet. Y ha apoyado a izquierdas democráticas”, me dijo. El Nobel, por cierto, en un acto simbólico, se adhirió al partido, así que se espera que apoye a Belaunde Llosa. El peruano que en su arco político, tan rico como el literario, empezó en el comunismo, transitó hacia la derecha, fue furibundo antifujimorista y luego apoyó a Keiko en la extrema polarización del 2021; ¿es un testimonio ilustre de lo que podríamos llamar ‘pos caviarismo’? Rafael Belaunde Llosa, empresario y fundador de Libertad Popular. Foto: GEC / Julio Reaño (archivo) / NUCLEO-FOTOGRAFIA > CESAR BUENO Pero seguimos en el dominio del wishful thinking que atrapa a los candidatos tempranos. El caviareo aún se esgrime, con fuerza, contra nombres, apellidos y siglas específicas: Delia Espinoza, fiscal de la Nación; Janet Tello, presidenta del Poder Judicial; el coronel PNP (r) Harvey Colchado, Gustavo Gorriti e IDL, los más mentados; además de todo actor importante asociado a los gobiernos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti. La Defensoría del Pueblo y la Junta Nacional de Justicia, por el contrario, se consideran instituciones ganadas a los caviares. ‘Pos caviares’ serían, entonces, los candidatos que no llamándose caviares a sí mismos, van en busca del electorado caviar sin importar que los llamen caviares en el intento. Belaúnde Llosa se reunió con Harvey Colchado, la estrella policial de los caviares según sus enemigos, y con Gino Costa, político de fama caviar que apoyó al gobierno de Vizcarra. “Queremos que colabore en la parte de seguridad de nuestro plan de gobierno” me dice sin tapujos Belaúnde sobre Colchado. Para mostrar si a lo caviar todavía le queda algo de carne, le pido que me diga qué rescata y qué deplora de ellos. “La inquietud de que el sistema funcione para todos, si eso es algo caviar, lo rescato. Lo que critico es esta idea de ‘burocracia dorada’ en su asociación con el Estado y con los entes internacionales. Esto puede implicar una falta de compenetración con el sector privado, una desconexión de la realidad”. De todo esto se desprende un ingrediente que iguala a caviares y anti caviares y por lo tanto sería ‘pos caviar’: los primeros son satanizados tecnócratas o consultores del Estado por quienes están aultando la planilla estatal en este quinquenio congresal. Los votos de Vizcarra El varias veces inhabilitado y actualmente procesado por graves delitos de corrupción, Martín Vizcarra, estará de todos modos en la contienda. Su partido Perú Primero está activo y en sus redes personales sigue su campaña desideologizada, compartiendo momentos cotidianos ¿Quiénes tendrían más chance de ir por sus votos? Le pregunté, en una entrevista en RPP, a Fiorella Molinelli, líder de Fuerza Moderna, si veía con especial apetito a los seguidores vizcarristas, pues colaboró estrechamente con él como su viceministra de Transporte durante el gobierno de PPK y lideró Essalud yo con Vizcarra de presidente. Aseguró que no ha hecho ningún pacto con él pero, cuando le mencioné la posibilidad de captar a su electorado, dijo: “bienvenidos los votos de Vizcarra”. Por estar inhabilitado, las encuestadoras no publican su intención de voto, pero se presume significativa para el estándar nacional. “Hay una confusión interesada del término en la derecha y en la izquierda radical, que se resienten de que haya inteligencia en la tecnocracia que asocian con los caviares. Sé que algunos me dicen ‘caviarón’”, dice Carlos Anderson, pre candidato de Perú Moderno. Cateriano, que fue primer ministro de Vizcarra, y Belaúnde Llosa, que fue su ministro de Energía y Minas; fueron cautos. “No encuentro coincidencia ideológica, política ni programática con Vizcarra”, dijo el primero. “Solo conversaría con él cuando resuelva su caso judicial” me dijo el otro, presumiendo que ello excederá la campaña. Sin embargo, el solo hecho de no denostarlo y de pretender ignorar el anti caviarismo, los coloca más cerca que a otros de un posible endose vizcarrista. Le pregunté a Belaúnde a qué otras fuerzas y pre candidatos ve cerca a su perfil de centro que quiere remontar el eje caviar/anticaviar. “Fiorella Molinelli, Roberto Chiabra, Carlos Anderson, [Alfonso] López Chau, pero creo que se ha ido más hacia la izquierda; por decirte algunos”, me respondió sin dar vueltas. Llamé a Anderson, pre candidato de Perú Moderno, a preguntarle cómo percibía el anti caviarismo. “Definitivamente, hay una confusión interesada del término en la derecha y en la izquierda radical, que se resienten de que haya inteligencia en la tecnocracia que asocian con los caviares. Sé que algunos me dicen ‘caviarón’”, me respondió risueño. “No me reuniría con Vizcarra, a pesar de que tengo el encargo del ingeniero Wilson Aragón [el líder fundador de Perú Moderno] de conducir el proceso de conversaciones”, me dijo Anderson cuando

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Los tambores de guerra suenan más alto en el este de Alemania: “Aquí aún recordamos que debemos mucho a los rusos” | Internacional

Wünsdorf está a solo 60 kilómetros de Berlín, pero un abismo separa este pueblo de Alemania oriental de lo que piensan las élites políticas e intelectuales del país. Justo cuando el Parlamento toma carrerilla para gastar todo lo que haga falta frente a la amenazante Rusia de Vladímir Putin, aquí, en esta localidad que durante la Guerra Fría acogió la base militar más grande de la Unión Soviética fuera de sus fronteras, el tiempo parece transcurrir más despacio. Aquí, el siglo XX sigue estando muy presente. Y sirve para responder a muchos de los interrogantes del XXI. Unas 20.000 personas visitan cada año la fascinante hilera de búnkeres tejida por los nazis en 1939 en Wünsdorf. Desde esta miniciudad, convertida durante la II Guerra Mundial en un gran centro de comunicaciones, el ejército de Hitler dirigió la ofensiva contra la URSS. Fuera de los túneles, a la luz del sol, todavía quedan los restos de las construcciones de la Wehrmacht que las tropas soviéticas quemaron en 1946, tras su victoria en la guerra, como parte de su compromiso para eliminar cualquier rastro del régimen criminal que convirtió Europa en un gran cementerio. La herencia soviética marca, 30 años después de que se marchara el último soldado del Ejército Rojo, la visión de los lugareños sobre asuntos actuales como la guerra de Ucrania, las ansias imperialistas de Rusia y la urgencia europea por rearmarse. Sus opiniones, mayoritariamente, chocan frontalmente con la de los alemanes occidentales. Sylvia Rademacher es la responsable de la empresa que gestiona los búnkeres en Wünsdorf. A sus 61 años, recuerda a la perfección cómo era la vida antes de 1994, cuando se fueron los últimos soldados soviéticos, un colectivo que durante la antigua República Democrática llegó a superar el medio millón de hombres. “No se marchan como ocupantes, sino como amigos”, les despidió entonces el canciller Helmut Kohl. Esos recuerdos, y esa relación especial con Rusia, marca el prisma con el que Rademacher valora acontecimientos como la invasión a gran escala de Ucrania ordenada por Putin hace ya tres años. “Nos quieren pintar un panorama en el que los rusos son los malos, con cuernos y rabo. Pero las cosas son más complejas. Aquí, la gente, con sus experiencias de primera mano, ve las cosas de forma distinta. Aún recordamos lo que Alemania le debe a Rusia”. Las diferencias políticas entre los llamados nuevos Estados —los cinco territorios orientales que se integraron en la República Federal en 1990— y el resto del país volvió a quedar patente en las elecciones del pasado 23 de febrero. Si la parte occidental del mapa se tiño de negro —el color de la Unión Cristianodemócrata de Friedrich Merz—, en la oriental ganó de forma aplastante el azul de Alternativa por Alemania, un partido ultraderechista que, además de sus proclamas contra los refugiados y el ecologismo, ha enarbolado la oposición a la ayuda a Ucrania. Partidos como La Izquierda y el de Sahra Wagenknecht, críticos con la OTAN, también recibieron un importante apoyo. Desde el inicio de la guerra en 2022, el instituto de opinión Forsa ha constatado las grandísimas discrepancias en Alemania sobre todos los asuntos relacionados con Rusia y Ucrania. “Es sin duda el tema que más divide a las dos partes del país”, asegura Peter Matuschek, gerente de esta empresa. El envío de armas a Kiev recibe un apoyo mayoritario en el oeste y un fuerte rechazo en el este, donde el miedo a una extensión de la guerra en Europa es muy patente. “La semana pasada, preguntamos por la reforma constitucional para aumentar el gasto militar. El 75% de los alemanes occidentales dijeron a estar a favor. En el este, ese porcentaje se quedó en el 51%. Y los planes de reinstaurar el servicio militar reciben el 62% de apoyo en el oeste, frente al exiguo 52% en la parte oriental”, continúa Matuschek. Las explicaciones de estas diferencias a un lado y otro del antiguo telón de acero son muy complejas. La periodista y escritora Sabine Rennefanz, nacida hace 50 años en la antigua RDA, ha tratado de explicarlas en libros como Niños de hierro. La rabia silenciosa de la generación de la reunificación. “Cientos de miles de soldados soviéticos se fueron de Alemania sin pegar un tiro. El compromiso de Gorbachov de no intervenir permitió que tuviéramos una reunificación pacífica. Creo que eso ha moldeado la imagen que durante mucho tiempo hemos tenido de Rusia, sin tener en cuenta la evolución del país desde entonces”, asegura en una cafetería de Berlín. Rennefanz despliega un discurso muy matizado, lleno de claroscuros, en el que recuerda que los chicos de su edad veían a los rusos de su alrededor al mismo tiempo “como amigos y como gobernantes”, y anécdotas como la de su abuelo, que pese a haber sido encarcelado en Siberia en tiempos de Stalin guardaba una imagen positiva de los soviéticos. Los nuevos tiempos obligan a Alemania a enfrentarse a debates de gran calado. Como abordar la necesaria modernización del ejército en un mundo en el que Estados Unidos ha dejado de ser el amigo fiel. La posibilidad de reintroducir el servicio militar. O el shock que supone enviar a Ucrania armas que puedan acabar matando a rusos, algo que a muchos alemanes recuerda su pasado más oscuro. “El miedo a Rusia es mayor en el este, donde aún hay resonancias de la propaganda de la antigua RDA a favor de la paz y en contra de la OTAN y Occidente”, certifica el historiador Jan Claas Behrends. De vuelta a Wünsdorf, la alcaldesa, Wiebke Sahin-Connolly, admite que la historia compartida, el hecho de que muchos de sus conciudadanos hayan compartido vodka con los rusos, convierte casi en algo personal los debates políticos sobre la guerra y las armas. Rademacher defiende los valores y la cultura de su región frente a lo que denomina la “arrogancia” de la Alemania occidental, que, asegura, nunca los han tratado de tú a tú. Recuerda la época en la que decenas

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Mira el partido de Boca Juniors vs. Defensa y Justicia en vivo hoy online por Liga Argentina vía ESPN, ESPN Premium, Disney Plus, Fútbol Libre TV: a qué hora juegan, canal que pasa y dónde ver vía app móvil | VIDEO | DEPORTE-TOTAL

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Nuevo aeropuerto Jorge Chávez: Vía para acceder al terminal aéreo está en manos de una empresa inhabilitada | Avenida Morales Duárez | Provías Nacional | MTC | Fuertetupa | LIMA

La obra de S/13,8 millones para reparar la avenida Morales Duárez, vía de gran relevancia en la actualidad porque por ahí se accederá al nuevo aeropuerto Jorge Chávez del Callao, fue otorgada a un consorcio integrado por la empresa española Fuertetupa S.L., la cual ha tenido malas prácticas, justamente hacia Provías Nacional (PVN), entidad que la eligió pese a los problemas que tuvo con esta en dos proyectos viales anteriores. El 25 de octubre del 2024, PVN –entidad ejecutora del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC)– adjudicó de forma directa, sin concurso público, el servicio de conservación de 4,2 kilómetros de la Av. Morales Duárez (que se conectará con los dos puentes temporales que facilitan el acceso al aeropuerto) al Consorcio Conservador Faucett, que integran Fuertetupa y Ares Servicios Global S.A.C. (con sede en Huaraz, Áncash). La convocatoria fue publicada en el Sistema Electrónico de Contrataciones del Estado (Seace) solo dos días antes. La avenida Morales Duárez se conectará con los puentes que llevarán al nuevo aeropuerto Jorge Chávez. (Foto: Julio Reaño) Sanción millonaria Antes de elegir al Consorcio Conservador Faucett, PVN denunció a otros dos consorcios en los que Fuertetupa participó. Fue por no cumplir las garantías financieras y entregar información falsa. En febrero del 2024, Fuertetupa, Infinity Construction S.A.C. y Argos Company ING S.A.C. participaron mediante el Consorcio Vial Imperial en el concurso público de PVN para dar mantenimiento al corredor vial Pampas-Churcampa-Allccomachay, en Huancavelica. El 9 de abril pasado, PVN le otorgó la buena pro por S/332′979.519. Pero el 20 de mayo le comunicó al consorcio la pérdida automática de la obra con base en un informe de su área de logística. El documento señala que el consorcio no presentó la documentación para perfeccionar el contrato, como la garantía financiera. “En lugar de presentar la carta-fianza o la póliza de seguro […], los integrantes del consorcio solicitaron la retención del 10% del monto total del contrato únicamente en base al artículo 149 de la Ley de Contrataciones del Estado”, indicó en el informe el jefe de Logística de PVN, Francisco Sánchez. Tribunal de Contrataciones sancionó e inhabilitó a Fuertetupa S.L el 13 de noviembre del 2024 A pedido de PVN, el Tribunal de Contrataciones del Estado (TCE) del Organismo de Supervisión de Contrataciones del Estado (OSCE) inició un proceso sancionador contra el consorcio. El 13 de noviembre del 2024, el TCE resolvió sancionar a las empresas del consorcio con una multa de S/16′648.976 a cada una y con una inhabilitación de cinco meses para seguir contratando con el Estado. La sanción e inhabilitación del TCE a Fuertetupa se dio el mismo día que PVN contrató al consorcio de la obra en la avenida Morales Duárez, del que forma parte. Por correo electrónico, Percy Mariño Trujillo, representante de Fuertetupa, reconoció a El Comercio que la compañía está inhabilitada y que no puede contratar hasta mayo, aunque afirmó que para la obra de Morales Duárez estaba habilitada: “El contrato se firmó el 13 de noviembre del 2024 y la empresa se encontraba habilitada para contratar con el Estado. La fecha de inicio de inhabilitación es 4 de diciembre del 2024 [desde esa fecha asegura que se aplica la inhabilitación], la ley te indica que, al firmar contrato, tienes que estar habilitado y eso fue lo que pasó”. El otro problema Ese no fue el único problema que Fuertetupa tuvo con PVN. En mayo del 2024, ganó la ejecución de un servicio en el corredor vial Cerro de Pasco-Huánuco-Tingo María por S/63 millones. Fue con otras dos empresas a través del Consorcio Conservador Tingo María. Poco antes de firmar el contrato, PVN descubrió que la documentación entregada por Fuertetupa, respecto a su experiencia previa, era falsa. En un informe del 12 de junio, el jefe de Logística de PVN señaló que la Diputación de Valencia (España) había comunicado que “no había realizado ningún contrato de obra con Fuertetupa”. “[En] el documento del Diputado de Valencia [España], este ha negado haber realizado algún contrato de obra con la empresa Fuertetupa S.L, con lo cual niega su emisión”, refirió el jefe de logística de PVN. Informe de Logística de PVN señala que Diputado de Valencia negó contrata con Fuertetupa S.L En una resolución, el entonces director ejecutivo de PVN José Romero Gleny declaró nulo el proceso de selección y buena pro otorgada al consorcio. A estos cuestionamientos se suma la trayectoria de Carlos Espinoza Malvaceda, representante del Consorcio Conservador Faucett. Entre el 2007 y el 2011 registra ocho requisitorias de juzgados por el delito de hurto agravado. Espinoza confirmó a este Diario que tuvo problemas con la justicia: “Sí, [tuve] una condena sin cárcel, claro, por hurto agravado. Se aclaró todo”. El 27 de enero, además, el TCE sancionó con una inhabilitación de 36 meses a Rodiar Ingeniería y Construcción S.A.C., una empresa de Espinoza, por presentar información falsa en una licitación del Ministerio de Agricultura. Sanción a empresa de Carlos Espinoza, representante de consorcio Consultado sobre los antecedentes de Fuertetupa, Espinoza afirmó: “Sabíamos perfectamente que está inhabilitada, pero fue después de la contratación, cosa que el reglamento de contratación nos permite”. Sobre la obra y atraso en su entrega, dijo que el contrato “es un servicio de recuperación de vía. Ahora el diseño […] es parte ya del mismo MTC, que debería tener un plan, digamos, mayor. Debe estar terminado […] en unos 15 días por todo el atraso que nos ha generado”. Según el contrato, la obra es por un plazo de 90 días, por lo que debió concluir en febrero. Los trabajos en la avenida Morales Duárez deberían terminar en 15 días, según su representante. (Foto: Antonio Melgarejo). Espinoza afirmó que Ares Servicios Globales ejecuta y financia la obra en la avenida Morales Duárez, mientras que Fuertetupa aporta su experiencia. El especialista en contrataciones públicas José Trelles señaló que, al ser una contratación directa, pudo haber más filtros en la selección del ofertante, en referencia a las firmas del Consorcio Conservador Faucett. José Trelles, especialista en Contratación Pública

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‘Anora’ y la supuesta apología de la prostitución | S Moda: Revista de moda, belleza, tendencias y famosos

En Working girls, la película de 1986 dirigida por Lizzie Borden —referente del cine feminista y lésbico de los setenta y ochenta—, Molly cruza Manhattan en bicicleta para trabajar en un piso-burdel de la zona alta de la ciudad. Es una fotógrafa graduada en la universidad que se gana la vida con el sexo. La película gira alrededor de su rutina y la de sus compañeras. Es un trabajo monótono y, sobra decirlo, duro. Al final de la película, Molly regresa a casa con 800 dólares en el bolsillo y sonriendo, otra vez en bicicleta. Borden cuenta que en aquellos años era frecuente que estudiantes como ella se enrolasen de forma esporádica en algún trabajo sexual. Su cine huía de forma explícita del male gaze, pero también era evidente que ese mundo le fascinaba: entre sus últimos proyectos estaba un guion sobre la vida de una stripper de Los Ángeles escrito junto a Antonia Crane, autora y veterana trabajadora sexual que en los noventa destacó como activista por los derechos laborales dentro de la industria del sexo. Meses antes de salir por la puerta grande de la historia de los Oscars, cuando Anora logró la Palma de Oro en el último Festival de Cannes gracias al jurado presidido por Greta Gerwig, su director, guionista y montador, Sean Baker, centró sus agradecimientos en las trabajadoras sexuales que llevan años inspirando su cine. Anora, recordemos, es el nombre completo de una de ellas, conocida en su ambiente con el diminutivo de Ani. Desde el mismísimo título, Baker nos recuerda que la antiheroína de su película está relegada a un diminutivo (Ani) que no hace ni de lejos justicia a la valiente mujer (Anora) que lleva dentro. Esto no significa que la película idealice la prostitución. Simplemente no la condena, ni la considera un estigma, solo una forma de supervivencia. Baker dignifica a las mujeres que trabajan en la industria del sexo pero eso tampoco significa que haga apología de la prostitución. Es verdad que no le interesa el otro lado, el del cliente, porque es ahí donde está el reverso más oscuro, feo y desagradable del asunto y a Baker no le atrae el que paga. En una sociedad en la que todo tiene un precio, el estigma del sexo por dinero solo revela una moral puritana a la que este cineasta planta cara sin dogmatismos. Las diferencias entre Pretty Woman —la comedia romántica de los noventa con Richard Gere de Pigmalión y Julia Roberts de encantadora prostituta—, y Anora son abismales: la lección que recibe Anora es que los príncipes azules no existen y, si existen, mejor no hacerles caso. Baker deja clarísimo en el final de la película el daño que sufre su personaje, su dolor y su incapacidad para lidiar con el sexo sin la máscara ni los códigos del oficio. Como en la recién estrenada Cuando cae el otoño, del director francés François Ozon, también sobre prostitutas, pero ya abuelas, no existe ni literalidad ni sobreexplicación, dos cánceres de este tiempo que menoscaban la inteligencia del lector o del espectador. El cine de Sean Baker humaniza el lumpen con una sensibilidad poco común. Es inevitable pensar que el propio pasado del cineasta, que sufrió una severa adicción a la heroína, tenga mucho que ver con su capacidad para no ponerse jamás por encima de lo que narra. Baker rechaza la sordidez gratuita y no se regodea en el dolor, seguramente porque lo conoce bien. Que los niños de The Florida Project se diviertan y jueguen no es idealizar las vacaciones en un motel de mala muerte. El cine de Baker es profundamente triste y a la vez esperanzador porque retrata realidades muy marginales sin caer en los estereotipos, dándoles a sus personajes una identidad propia tan poderosa que resultan atractivos, ya sea Halley, la madre de The Florida Project, Moonee, su traviesa hija, o la propia Anora, que de alguna manera es esa misma niña salvaje ya crecida. En ambas historias, Baker nos recuerda que estas chicas marginales son flores entre las vías y merecen una historia. Su sufrimiento nunca es explícito o evidente, aunque sepamos que las fotografías que le hace Moonne a su madre en el baño no son un juego sino el deprimente portfolio que le servirá para prostituirse. Las referencias al arcoíris o a sus sueños de princesas Disney solo ponen en evidencia la condición de white trash de una madre y una niña atrapadas en las cunetas del capitalismo estadounidense. En Anora y en The Florida Project los fuegos artificiales que ven a los lejos los personajes nos recuerdan que el paraíso de Disney, como el de Oz, solo es un remoto espejismo. En otra secuencia de Anora, vemos a Ani (Mikey Madison) sacar el tupper de comida en el vestuario del local en el que trabaja mientras se queja de los horarios y las condiciones laborales. La idea de trabajo, de trabajo duro y precario, está presente desde el principio de la película. La madre de Moonee se vende para pagar el motel y darle algo parecido a unas vacaciones a su hija. El personaje de Willem Dafoe en The Florida Project, como el del ruso Yuri Borisov en Anora, son testigos atentos, capaces de ver a las personas más allá de su fachada de tatuajes y purpurina. Baker jamás muestra la cara más deprimente de sus personajes, no los humilla ni cae en tópicos vejatorios. A sus ojos, ni Anora ni la pequeña Moonee y su madre son perdedoras. Hasta en las peores circunstancias van con la cabeza alta. 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Inter Miami vs. Atlanta United en vivo, MLS: a qué hora juegan, canal que pasan y dónde ver

Inter Miami vs. Atlanta United EN VIVO HOY con Lionel Messi: mira la transmisión del partido en el Mercedes-Benz Stadium por la quinta jornada de la MLS. ¿A qué hora juegan? El juego se disputa hoy, domingo 16 de marzo de 2025, a las 6:00 de la noche (hora peruana), que son las 8:00 PM de Argentina y Chile, las 5:00 PM de México y las 12:00 AM de España. ¿Dónde ver? Apple TV mediante MLS Pass, transmite para todo el mundo. Solo en Estados Unidos también lo podrás mirar por Sirius XM FC. No recomendamos ver partidos por internet en páginas como Fútbol Libre TV y otras. Source link

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