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29 de octubre de 2024

Un ACV no tiene por qué cambiar tu vida: aprende a reconocer los síntomas y actúa rápido para evitar las secuelas | BIENESTAR

El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las emergencias médicas más comunes y devastadoras, que cobra la vida de cuatro personas por cada mil habitantes al año en el Perú. Según la Dra. Marla Gallo, neuróloga intervencionista y coordinadora de la Unidad de Ictus de la Clínica Ricardo Palma, el 90% de los ACV se pueden prevenir si controlamos factores como la hipertensión arterial, la diabetes y el colesterol alto. Sin embargo, cuando ocurre, cada minuto cuenta, y actuar rápido puede ser la diferencia entre la vida y la discapacidad. El Dr. Martín Gavidia, jefe de la Unidad de ACV de la Clínica Anglo Americana, explica que “un accidente cerebrovascular es una emergencia que interrumpe de manera brusca el flujo sanguíneo en el cerebro. Al estar privado de oxígeno y nutrientes, se generan daños irreversibles con cada segundo que transcurre”. Si bien muchas personas asocian el ACV con los adultos mayores, cada vez son más los jóvenes que sufren esta condición debido a factores de riesgo como la hipertensión y el tabaquismo. De hecho, el 63% de los afectados son menores de 70 años, según la Dra. Gallo. La Dra. también destaca que, en las mujeres, los ACV suelen ser más graves y dejar secuelas más severas. Esto se debe a factores hormonales, como el embarazo, que aumenta el riesgo de coagulación. ¿Cómo prevenir el ACV? Muchos de los factores de riesgo asociados con el ACV son prevenibles o manejables a través de cambios en el estilo de vida. “La hipertensión es uno de los principales desencadenantes de un ACV, pero otros factores como la diabetes y la obesidad también juegan un papel clave. Si se manejan adecuadamente, el riesgo puede reducirse significativamente”, indica el Dr. Gavidia. La Dra. Gallo, miembro del grupo Stroke, explica que la clave está en adoptar un enfoque proactivo: mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio regularmente, evitar el consumo de alcohol y tabaco, y someterse a chequeos médicos periódicos. Sin embargo, hay factores de riesgo no modificables, como la edad, el sexo, la raza y la genética. A medida que envejecemos, el riesgo de sufrir un ACV aumenta, y las mujeres, en particular, pueden tener infartos más graves debido a factores hormonales y una recuperación más lenta en comparación con los hombres. La raza también juega un papel importante: las personas de raza negra tienen un riesgo más alto de sufrir hipertensión y, por ende, de padecer ACV. Asimismo, los antecedentes familiares de este accidente aumentan significativamente la probabilidad de padecer uno. El 90% de los ACV se pueden prevenir si controlamos factores como la hipertensión arterial, la diabetes y el colesterol alto. ¿Cuáles son los síntomas del ACV? Uno de los grandes retos del ACV es que los síntomas suelen ser subestimados o no reconocidos a tiempo. Solo un 20% de la población es capaz de identificar los síntomas de un infarto cerebral, detalla Gallo. Esta falta de conocimiento puede ser fatal, ya que por cada minuto que pasa sin tratamiento, se pierden dos millones de neuronas de manera irreversible. Los tres síntomas clave a los que debemos estar atentos son: Asimetría facial: Un lado de la cara se muestra caído o sin movilidad. Debilidad en brazos o piernas: El paciente experimenta una pérdida repentina de fuerza, generalmente en un lado del cuerpo. Alteración del habla: Dificultad para hablar o entender lo que dicen los demás. En caso de observar alguno de estos síntomas, es crucial acudir a un hospital de inmediato. “La rapidez con la que se actúe es determinante. Si un paciente llega al hospital dentro de las primeras 4.5 horas, tiene más posibilidades de recibir tratamiento de reperfusión, que restablece el flujo sanguíneo y minimiza el daño cerebral”, explica el Dr. Gavidia. El ACV suele ser más grave en mujeres Las mujeres no solo son más propensas a sufrir accidentes cerebrovasculares más graves que los hombres, sino que también enfrentan una recuperación más lenta. Según la Dra. Marla Gallo, esto se debe a una combinación de factores hormonales y fisiológicos. Durante el embarazo, por ejemplo, las mujeres experimentan un estado conocido como protrombótico, que aumenta la coagulación sanguínea y, por ende, el riesgo de un ACV. Además, las terapias de reemplazo hormonal y condiciones como la migraña también incrementan este riesgo. Uno de los aspectos más significativos es que las mujeres tienden a mostrar síntomas de ACV más inespecíficos que los hombres. Esto significa que pueden experimentar alteraciones visuales, inestabilidad o adormecimientos, en lugar de los síntomas clásicos, lo que lleva a una identificación tardía del problema y, por lo tanto, a una mayor severidad del infarto. Además, la experta menciona que, debido a que las mujeres suelen tener una mayor resistencia al dolor, tienden a subestimar o retrasar la búsqueda de atención médica, lo que agrava aún más su situación. En comparación con los hombres, las mujeres también tienen una tasa más alta de complicaciones post-ACV, incluyendo discapacidad prolongada y una recuperación más lenta. Esto se debe, en parte, a los factores hormonales mencionados, pero también a una menor atención médica intensiva durante y después del evento. Un accidente cerebrovascular es una emergencia que interrumpe de manera brusca el flujo sanguíneo en el cerebro. ¿Cómo se trata un ACV? El tratamiento del ACV ha avanzado en los últimos años, pero sigue siendo esencial actuar rápidamente. Existen dos tipos principales de ACV: el isquémico, que es causado por la obstrucción de una arteria, y el hemorrágico, que ocurre cuando se rompe un vaso sanguíneo en el cerebro. El ACV isquémico es el más frecuente, representando el 85% de los casos, mientras que el hemorrágico es el más mortal. Los tratamientos disponibles para el ACV se enfocan en restablecer el flujo sanguíneo al cerebro lo antes posible. Las dos opciones principales son: Trombólisis intravenosa: Este tratamiento consiste en administrar un medicamento anticoagulante por vía intravenosa, diseñado para disolver el coágulo que obstruye la arteria. Este procedimiento debe realizarse dentro de las primeras 4 horas desde el inicio de los síntomas para

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Cada dos segundos, alguien en el mundo sufre un ACV: Conoce las afecciones neurológicas más comunes y cómo identificarlas | BIENESTAR

Según un estudio publicado por The Lancet Neurology (2021), con la contribución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 3000 millones de personas en todo el mundo viven con una afección neurológica. Este año, la OMS publicó que este tipo de enfermedades son la principal causa de mala salud y discapacidad a nivel mundial. Por lo tanto, es fundamental saber cómo identificarlas para poder tratarlas lo antes posible y garantizar el bienestar del paciente. “De acuerdo con el estudio que realizamos en 2020, hasta ese entonces, las enfermedades neurológicas más comunes en los peruanos, y las que tienen un mayor impacto en términos de salud, son la migraña, el infarto cerebral y las demencias, sobre todo el Alzheimer. En ese sentido, es crucial conocer los síntomas y formas de tratamiento de estas afecciones”, señaló el Dr. Carlos Alexander Alva Díaz, neurólogo e investigador titular de la Universidad Científica del Sur (Científica). ¿Cuáles son los síntomas de estas afecciones neurológicas? La OMS define la migraña como una cefalea primaria que suele aparecer en la pubertad y afecta principalmente a personas entre los 35 y 45 años de edad. “Se calcula que la prevalencia mundial de la cefalea (al menos una vez en el último año) en los adultos es de aproximadamente el 50%. Entre la mitad y las tres cuartas partes de los adultos de 18 a 65 años han sufrido una cefalea en el último año, y el 30% o más de este grupo ha padecido migraña”, publicó la organización. “El principal síntoma de la migraña es el dolor de cabeza, descrito como pulsátil o tipo latido, que afecta principalmente una mitad de la cabeza y se intensifica con la exposición a la luz, al ruido u otros desencadenantes, que varían según cada paciente”, explicó el Dr. Alva Díaz. Según la OMS, las cefaleas (caracterizadas por dolores de cabeza recurrentes) son uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. / Seva Levitsky Además, el Dr. Manuel Moquillaza, neurólogo endovascular y coordinador del servicio de Neurología de la Clínica Ricardo Palma, mencionó otros síntomas como náuseas y vómitos. “Los desencadenantes más comunes suelen ser el café, chocolates, quesos amarillos, ajinomoto, frutos secos, edulcorantes y parrillas, así como el estrés, dormir mal, niveles hormonales alterados (ciclo menstrual) y la exposición a ruidos intensos”, destacó el doctor. “Nunca subestimen el dolor de cabeza, especialmente si es intenso y refractario al tratamiento médico. La persona debe acudir a su neurólogo de cabecera para buscar otras opciones diagnósticas como aneurisma cerebral o tumores”, aconsejó Moquillaza. En cuanto al infarto cerebral, el doctor hizo énfasis en que una de cada cuatro personas corre el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), cobrándose cada año más de 6,6 millones de vidas. “Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Este puede ser isquémico, cuando la arteria se ocluye, o hemorrágico, cuando la arteria se rompe y el cerebro se inunda de sangre. A este último se le conoce popularmente como derrame cerebral”. El Dr. Alva Díaz indicó que el principal síntoma del infarto cerebral es la debilidad súbita de una parte del cuerpo, siendo la más frecuente la mitad de la cara, junto con el brazo y la pierna del mismo lado. “El paciente que ha sufrido un infarto cerebral debe ser atendido durante las primeras 4.5 horas de presentar los primeros signos, a fin de reducir el riesgo de mortalidad y de secuelas, dependiendo de la ubicación y tamaño del suceso. Cuanto más rápido sea atendido, mayores serán sus probabilidades de recuperación”, enfatizó el Dr. Pablo Zumaeta, neurólogo de la Clínica Ricardo Palma. Al sufrir un infarto cerebral, es vital actuar inmediatamente. Es preciso mencionar que, conforme a la Fundación para la Cobertura del Aneurisma Cerebral (Fucac), cada 2 segundos alguien en el mundo sufre un accidente cerebrovascular (ACV), también llamado infarto cerebral, ictus o stroke. Finalmente, en el caso de la demencia, el Dr. Alva explicó que el principal síntoma es el olvido recurrente y progresivo de recuerdos presentes y/o pasados, que puede ir acompañado de una disminución en las habilidades para realizar actividades laborales y cotidianas de manera independiente, como comer, lavarse y vestirse. ¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de estas enfermedades? Carlos Alva estableció los siguientes puntos en relación con cada una de las afecciones neurológicas mencionadas: En la migraña, los factores que se han demostrado que favorecen la ocurrencia de crisis incluyen la falta de sueño, saltarse comidas, la deshidratación, el sedentarismo, la alta exposición solar (especialmente en verano y al mediodía) y el distrés (exceso de estrés). En el infarto cerebral, entre los factores de riesgo se encuentran las enfermedades cardiovasculares como la fibrilación auricular y/o la hipertensión, las enfermedades metabólicas como la diabetes, la obesidad y las dislipidemias (elevación anormal de colesterol o lípidos en sangre), además del hábito de fumar y el consumo excesivo de alcohol. En la demencia, existen actualmente hasta 14 factores de riesgo que pueden contribuir a aproximadamente la mitad de los casos. Entre los más importantes se encuentran el bajo nivel educativo durante la infancia, la pérdida de audición y la dislipidemia en la adultez, así como la soledad en la vejez. ¿Cómo puedo prevenir las afecciones neurológicas? El neurólogo de la Científica afirmó que existen seis factores principales que pueden dañar o deteriorar el cerebro: Inactividad física Falta de sueño Mala nutrición Falta de estimulación cerebral Soledad Riesgos cardiometabólicos “Estos factores contribuyen al deterioro cognitivo y pueden aumentar el riesgo de enfermedades cerebrales”, recalcó el experto. Para contrarrestar estos riesgos y prevenir enfermedades cerebrales, se aconseja adoptar seis hábitos saludables: Realizar ejercicio físico de manera regular Mantener un sueño adecuado Seguir una dieta equilibrada Estimular la actividad mental Socializar y mantener conexiones sociales Someterse a controles cardiometabólicos periódicos El ejercicio es sumamente útil para prevenir estas enfermedades. ¿Qué chequeos preventivos son necesarios para garantizar nuestro bienestar cerebral? Alva Díaz respondió que son tres los chequeos necesarios para monitorear

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Infarto cerebral agudo: Los pacientes tienen 4 horas y media para ser atendidos a tiempo y salvar sus vidas | accidentes cerebrovasculares | tratamientos | signos de alerta | BIENESTAR

Imagina estar en una reunión de trabajo, en una cena con amigos o simplemente caminando por la calle y, de repente empiezas a sentir que el cuerpo no responde como debería, ya que la mitad del rostro se entumece, el habla se vuelve confusa y los movimientos se tornan cada vez más torpes y difíciles. En este contexto, lo más probable es que estemos ante la presencia de un accidente cerebrovascular (ACV), el cual es una de las emergencias neurológicas no solo más predominantes entre la población, sino también más devastadoras, pues en cuestión de minutos la vida de una persona puede cambiar drásticamente, dejando secuelas irreversibles o incluso fatales si no se actúa con rapidez. Según señaló el doctor Andre Machado, neurólogo de Cleveland Clinic a Bienestar, cada año se estima que alrededor de 6.2 millones de personas mueren a causa de algún tipo de accidente cerebrovascular en todo el mundo. De estos casos, el 15% corresponde a ACV hemorrágicos, mientras que el 85% son ACV isquémicos o también conocidos como infartos cerebrales, cuya prevalencia es tan alta que ha incrementado en un 50% en los últimos 20 años. Se calcula que una de cada cuatro personas sufrirá de un infarto cerebral en algún momento de su vida. “El infarto cerebral agudo es considerado como la segunda causa de muerte en el mundo, representando el 7% de todas las defunciones, y la principal causa de discapacidad a nivel global. Sin embargo, lo que muchas personas desconocen es que también es la segunda causa de demencia, después de la enfermedad de Alzheimer, ya que la demencia vascular se produce como resultado de múltiples infartos cerebrales. Ciertamente, este es un problema de salud pública muy grave que requiere atención y concienciación, sobre todo, porque ya no es una enfermedad exclusiva de los adultos mayores, pues el 63% de este tipo de ACV sucede en poblaciones menores a 70 años”, expresó Marla Gallo, neuróloga y coordinadora de la unidad de ictus de la Clínica Ricardo Palma. ¿Qué es un infarto cerebral agudo? A diferencia del accidente cerebrovascular hemorrágico, el cual sucede cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe y causa un severo sangrado, un infarto cerebral agudo es la obstrucción súbita de una arteria que irriga el cerebro, lo cual interrumpe el flujo sanguíneo y provoca la muerte de las células cerebrales en la zona afectada. Básicamente, como explicó Oswaldo Cachay, neurólogo de la Clínica Internacional, este accidente cerebrovascular de produce de un momento a otro, ya que cuando el cerebro se priva de oxígeno y nutrientes, las células cerebrales comienzan a morir en minutos, lo que puede llevar a daños neurológicos permanentes o incluso a la muerte si no se trata de inmediato. El infarto cerebral agudo generalmente se debe a la obstrucción de una arteria en el cerebro, siendo una de sus causas principales la trombosis y la embolia cerebral. “La oclusión de la arteria puede ser causada por un trombo, es decir, un coágulo de sangre dentro de una arteria que irriga el cerebro, así como también puede producirse por un coágulo o fragmento de placa que se forma en otra parte del cuerpo, como el corazón y, que viaja por el torrente sanguíneo hasta llegar al cerebro, donde bloquea una de las arterias”, indicó la neuróloga. Asimismo, es importante tener en cuenta que existen una serie de factores específicos que son los causantes del 90% del riesgo de un infarto cerebral agudo, incluyendo: hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso u obesidad, sedentarismo, mala alimentación, contaminación ambiental, tabaquismo, niveles altos de colesterol LDL, consumo excesivo de alcohol y disfunción renal. No obstante, como refirió Machado, las enfermedades cardíacas, como la fibrilación auricular, el estrés crónico y un historial de enfermedades cerebrovasculares también pueden aumentar significativamente la probabilidad de que una persona sufra un infarto cerebral. ¿Cuáles son los signos que indican que una persona está sufriendo un infarto cerebral agudo? Los signos de un infarto cerebral agudo suelen aparecer de manera súbita, y entre los más comunes se encuentran: Dificultad para hablar o entender el habla. Debilidad o parálisis en un lado del cuerpo, particularmente el brazo, la pierna o la cara. Pérdida repentina de visión en uno o ambos ojos Dolores de cabeza intensos. Confusión repentina. Pérdida del equilibrio o coordinación Dificultad para caminar. “El 80% de la población no suele reconocer los síntomas, por ende, muchas veces las personas no son conscientes de que están padeciendo de un infarto, por lo que no acuden a un centro de salud. Sin embargo, una herramienta muy útil que nos permite recordar la sintomatología de este tipo de ACV es el acrónimo FAST (Face, Arms, Speech, Time). En otras palabras, esto hace referencia a los elementos claves que tenemos que tener en cuenta: F: asimetría facial o caída del rostro, A: debilidad de los brazos, S: alteración en el lenguaje y T: tiempo, ya que se debe actuar rápidamente”, sostuvo la doctora Gallo. Por su parte, el especialista de Cleveland Clinic mencionó que, si bien los síntomas son comunes en personas de ambos sexos, las mujeres pueden experimentar síntomas adicionales o más sutiles, como fatiga generalizada, cambios en el estado mental, náuseas, vómitos y dolor en el pecho o en el rostro, que a menudo no se reconocen inmediatamente como signos de un infarto cerebral. Como resultado, es más posible que las pacientes no reciban un diagnóstico tan rápido como los hombres, lo que puede retrasar el tratamiento, razón por la cual, las mujeres presentan un mayor riesgo de muerte por esta condición. Factores como la hipertensión, la diabetes, el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad incrementan en un 90% el riesgo de sufrir un infarto cerebral agudo. “De igual modo, algunas pueden llegar a experimentar advertencias previas a un infarto cerebral completo, conocidas como ataques isquémicos transitorios (TIA), los cuales ocurren cuando hay una interrupción temporal en el flujo sanguíneo al cerebro. Generalmente, los síntomas de un TIA son muy similares a un infarto cerebral, pero suelen durar

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