Ansiedad estrés salud mental de los peruanos vivir en medio de crisis e inseguridad | miedo | BIENESTAR
En las últimas décadas, la salud mental ha dejado de ser un tema relegado exclusivamente a los consultorios para ocupar un lugar cada vez más relevante en el debate público. Actualmente, vivimos en una sociedad que se enfrenta a desafíos constantes que ponen a prueba nuestro bienestar emocional. En el caso del Perú, factores, como la inestabilidad económica, la incertidumbre política, la creciente violencia urbana, así como las secuelas sociales y psicológicas causadas por la pandemia del COVID-19, están dejando una huella profunda en la población, desencadenando así una crisis de salud mental que está llevando a miles de peruanos a vivir en un estado permanente de ansiedad y estrés. En definitiva, las noticias sobre la delincuencia en las calles, los conflictos sociales y la corrupción política en la cual está inmersa nuestro país, hacen que cada paso que damos fuera de nuestros hogares se convierta en un ejercicio de gestión emocional constante, con la incertidumbre y el miedo dominando nuestras vidas y atrapándonos en una atmósfera de tensión. En este contexto, el estrés y la ansiedad son respuestas naturales del organismo ante las amenazas percibidas en el entorno. Sin embargo, cuando estas emociones se prolongan por mucho tiempo y se vuelven crónicas, las consecuencias para la salud pueden ser devastadoras. Según reportes del Ministerio de Salud (MINSA), la ansiedad ocupa el primer lugar entre los trastornos mentales atendidos en el país, con un total de 433, 816 casos diagnosticados en el año 2022. Mientras que, en el 2023, se registraron 42,302 casos por estrés agudo y postraumático en los diferentes establecimientos de salud a nivel nacional. ¿Cuál es el impacto de las crisis en la salud mental de una población? Cualquier crisis, ya sea política, económica o social, crea un ambiente de inseguridad y falta de control que afecta directamente en la salud mental de la población. Según explicó el doctor Alberto Alegre Bravo, psicólogo y coordinador académico de la carrera de psicología de Continental University of Florida a Bienestar, los niveles de estrés y ansiedad se incrementan debido a factores, como la incertidumbre, la pérdida de empleo y recursos, la violencia o la represión. Sin duda, estas situaciones no solo afectan la cohesión social, sino que también agravan problemas preexistentes y dificultan el acceso a servicios de salud mental. La crisis económica y social que atraviesa Perú ha dejado una huella profunda en la salud mental de sus ciudadanos. En las calles, cada día es más común ver a personas lidiando con episodios de ansiedad, estrés y desasosiego, mientras intentan sobrevivir a un entorno que parece volverse más hostil. “Una crisis puede erosionar tanto en la percepción de seguridad personal como colectiva, generando miedo y desconfianza hacia el entorno. Esta sensación de vulnerabilidad que incrementa el estrés y la ansiedad, puede llevar a un comportamiento de aislamiento, que repercute en las relaciones sociales y el bienestar emocional. Además, esto hace que las personas se sienten más expuestas a peligros físicos, económicos y sociales, lo cual provoca un estado de hipervigilancia crónica que puede empeorar algunos problemas de salud mental, como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de estrés postraumático”, expresó la psicóloga y docente, Tatiana Mogollón. Asimismo, el impacto de una crisis a nivel mental puede manifestarse también en una serie de síntomas físicos. Por ejemplo, el estrés emocional puede generar dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, fatiga crónica y trastornos del sueño, al igual que puede debilitar el sistema inmunológico, aumentando así la susceptibilidad a ciertas enfermedades. ¿Cuáles son las emociones y reacciones psicológicas más comunes ante una crisis? Durante una crisis, las emociones predominantes en una población como la peruana, suelen ser el miedo, producto del temor a la violencia, la inestabilidad o la pérdida de control, seguido de la tristeza, que refleja el duelo por las pérdidas y cambios en la vida cotidiana. Mientras que, la ira se manifiesta como frustración hacia las autoridades o situaciones percibidas como injustas. “A medida que estas emociones evolucionan, es común que las personas se sientan abrumadas y desesperadas, lo que a menudo genera una sensación de impotencia ante la falta de soluciones claras. La confusión también aparece, dificultando el procesamiento de la información y la toma de decisiones. Ciertamente, esta combinación de emociones puede desencadenar un ciclo de pérdida de control, que a su vez alimenta la depresión y la ansiedad, afectando gravemente el bienestar emocional y mental”, sostuvo la psicóloga. Asimismo, el estrés colectivo o el trauma compartido puede genera respuestas contrapuestas: por un lado, puede impulsar un sentido de solidaridad y empatía, fomentando el apoyo mutuo y la colaboración en la comunidad. Por otro, puede intensificar conductas violentas, desconfianza, miedo, irritabilidad y conflictos interpersonales. La falta de confianza en las instituciones del país y los cambios abruptos en el gobierno han generado un clima de incertidumbre que afecta profundamente la estabilidad emocional de la población. ¿Cuáles son los factores externos que influyen en la salud mental en tiempos de crisis? Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en tiempos de crisis, pues como refirió la doctora Mogollón, estos pueden amplificar o disminuir los sentimientos de angustia, ansiedad e incertidumbre dependiendo la forma en cómo se enfoque la noticia. Una cobertura sensacionalistas o alarmistas tiende a generar un estado de hipervigilancia y refuerza los miedos de la población. “La cobertura repetitiva de eventos negativos, imágenes impactantes y pronósticos alarmantes puede aumentar la percepción de riesgo y desestabilizar emocionalmente a las personas. Además, la falta de información contextual y soluciones puede dejar a los individuos sintiéndose desinformados y desamparados”, aseguró el experto de Continental University of Florida. Por supuesto, la desconfianza a las diversas instituciones también intensifica la ansiedad y el estrés. Cuando las personas sienten que han sido abandonadas por el gobierno o las autoridades, incrementa la sensación de vulnerabilidad y desesperanza, lo que impide que busquen la ayuda que necesitan, exacerbando así ciertos problemas de salud mental y dificultando la recuperación colectiva. ¿Cómo afecta una crisis a los diversos grupos poblacionales? De acuerdo