Descubren que el cerebro de las mujeres adolescentes habría madurado más rapido en la pandemia: estrés y todos los factores implicados | neurodesarrollo| ansiedad | aislamiento social | HOGAR-FAMILIA
La pandemia del COVID-19 no solo trajo consigo una crisis sanitaria sin precedentes, sino que sus repercusiones se extendieron a diversos ámbitos de la vida humana. Sin duda, uno de los grupos más afectados fueron los adolescentes, quienes vivieron momentos cruciales de su desarrollo en un contexto de aislamiento social. Un estudio reciente publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), reveló que las medidas de confinamiento tuvieron efectos significativos sobre la estructura cerebral de los adolescentes, especialmente en las mujeres, lo que demuestra una mayor vulnerabilidad frente a los cambios provocados por el estrés prolongado y la falta de interacciones sociales típicas de esa etapa. La adolescencia es una etapa marcada por importantes cambios emocionales, sociales y neurológicos. Como explicó Donald Cabrera, médico psiquiatra de la Clínica Internacional a Hogar y Familia, el neurodesarrollo es un proceso continuo que comienza en la gestación y se extiende hasta la adultez. Durante la infancia, el cerebro crece rápidamente en tamaño y establece conexiones neuronales, mientras que, en la adolescencia, se da un proceso de remodelación estructural significativo, caracterizado por la poda sináptica, donde se eliminan conexiones ineficaces y la mielinización, la cual acelera la comunicación entre las neuronas. Básicamente, estos cambios están influenciados en gran medida por el entorno y las experiencias, pues factores, como el apoyo familiar, la educación, las relaciones interpersonales y el entorno socioeconómico tienen un impacto directo en el desarrollo cerebral en la regulación emocional. En este contexto, la pandemia generó un entorno particularmente estresante para los adolescentes, limitando así su capacidad para socializar y explorar su identidad en interacción con sus pares. La investigación titulada “COVID-19 lockdown effects on adolescent brain structure suggest accelerated maturation that is more pronounced in females than in males”, fue liderada por Neva Corrigan, Ariel Rokem y Patricia Kuhl de Instituto de Ciencias del Aprendizaje y del Cerebro (I-LABS) de la Universidad de Washington (EEUU). A través de un análisis longitudinal en el que se utilizaron imágenes de resonancia magnética (MRI) para medir el grosor cortical, aplicaron un modelo normativo para comparar los datos pre (2018) y post pandemia (2021) de 160 adolescentes de entre 9 y 17 años. El equipo identificó un adelgazamiento cortical acelerado, un fenómeno asociado con la maduración prematura, en diversas regiones del cerebro relacionadas con la regulación emocional, la percepción social y el control de impulsos. Este adelgazamiento fue notablemente mayor en las adolescentes femeninas, con una aceleración promedio de 4.2 años en su desarrollo cerebral, en comparación con los 1.4 años observados en los adolescentes masculinos. El grosor cortical suele disminuir de manera gradual durante la adolescencia debido a la poda sináptica, un proceso natural en el cual el cerebro elimina conexiones neuronales innecesarias para optimizar su funcionamiento. Sin embargo, los adolescentes evaluados post-confinamiento mostraron una reducción más acelerada del grosor cortical que lo esperado en condiciones normales. ¿Cómo puede el estrés prolongado acelerar la maduración cerebral en los adolescentes? De acuerdo al experto, la maduración cerebral en los adolescentes se encuentra estrechamente vinculada con el proceso de mielinización, que inicia al nacer y se extiende hasta aproximadamente los 30 años. Este proceso es fundamental para el funcionamiento eficiente del sistema nervioso, ya que la mielina, una sustancia aislante que recubre las fibras nerviosas, permite una comunicación más rápida y efectiva entre las neuronas. “Sin embargo, la mielinización requiere de una cantidad significativa de energía. Por esta razón, en situaciones de estrés prolongado, el cuerpo redistribuye los recursos energéticos hacia funciones de supervivencia inmediata, lo que puede afectar negativamente la mielinización. Esto puede provocar atrofia en áreas cerebrales clave para la regulación emocional y cognitiva, además de estimular un desarrollo anómalo en otras regiones, como las relacionadas con la hipersensibilidad. Estos cambios no solo comprometen el desarrollo cognitivo, sino que también repercute en la salud mental, dificultando la capacidad del adolescente para enfrentar los retos de la vida y afectando su bienestar emocional a largo plazo”. El estudio mencionó que, la aceleración en la maduración cerebral en situaciones de estrés crónico se asocia con una mayor vulnerabilidad neurobiológica. La hipótesis más común que explica este fenómeno es la llamada “hipótesis del estrés acelerado”, que propone que cuando los adolescentes se ven expuestos a entornos de alta adversidad o estrés prolongado, como el confinamiento, el cerebro madura más rápidamente como una adaptación evolutiva para sobrevivir en ambientes hostiles. Además, el estrés prolongado debido a la incertidumbre, el aislamiento social, la falta de interacción con los compañeros, la alteración de rutinas y la ansiedad provocada por la pandemia podría haber activado mecanismos relacionados con el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal (HPA), lo que incrementó la liberación de cortisol, una hormona relacionada con la respuesta al estrés. En concreto, este aumento podría haber acelerado la poda sináptica y, por tanto, el adelgazamiento cortical. ¿Existen diferencias entre cómo reaccionan los cerebros de hombres y mujeres al estrés crónico? La investigación realizada por el Instituto de Ciencias del Aprendizaje y del Cerebro (I-LABS) de la Universidad de Washington (EEUU), encontró que el confinamiento aceleró el proceso natural de adelgazamiento de la corteza cerebral, especialmente en adolescentes femeninas. En promedio, el desarrollo cerebral de las adolescentes avanzó 4.2 años durante este período, mientras que en los varones este avance fue de solo 1.4 años. El estrés prolongado puede desviar recursos cerebrales necesarios para los procesos de maduración hacia funciones de supervivencia, lo que altera el desarrollo esperado. El confinamiento, al reducir las interacciones sociales y aumentar el aislamiento, generó un entorno de estrés crónico que afectó principalmente a los jóvenes. Las mujeres mostraron un adelgazamiento cortical más pronunciado, ya que afectó a 30 regiones cerebrales, incluidas algunas áreas clave para la cognición social, como el giro fusiforme, la ínsula y la corteza temporal superior, todas involucradas en la regulación de emociones, la interpretación de expresiones faciales y la empatía. En cambio, en los hombres solo se produjo en dos regiones, ambas en el lóbulo occipital, como la corteza occipital, relacionada con el procesamiento visual. Ciertamente, estas diferencias podrían tener