jueves, 14 noviembre, 2024
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17 de octubre de 2024

¿Te has sido infiel a ti mismo? 8 estrategias para reconectar con tus sueños y recuperar tu esencia | miedo al rechazo | presión social | insatisfación | BIENESTAR

Solemos asociar la fidelidad a las relaciones de pareja, las promesas y compromisos que hacemos hacia los demás. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre la fidelidad hacia nosotros mismos. Todos los días tomamos decisiones que impactan en nuestro bienestar, nuestros objetivos y nuestra satisfacción personal, por lo que en ocasiones terminamos traicionándonos sin siquiera darnos cuenta. Básicamente, esta “infidelidad personal”, la cual es mucho más íntima, profunda y a menudo ignorada, suele ser devastadora, ya que lentamente erosiona nuestra autoestima, nuestras metas e incluso nuestra propia felicidad, alejándonos de quienes realmente somos y de los que verdaderamente queremos lograr. Probablemente, todos hemos experimentado alguna vez ese malestar silencioso que surge cuando decimos “sí” a algo que en el fondo queríamos rechazar, o cuando nos obligamos a encajar en moldes ajenos, sacrificando nuestras pasiones y autenticidad. En un mundo que constantemente nos empuja a adaptarnos a las expectativas de los demás, es fácil perder el contacto con nuestra verdadera esencia. Desde pequeñas decisiones cotidianas, como aceptar compromisos que no deseamos, hasta grandes elecciones de vida, como seguir una carrera que no nos llena, la infidelidad hacia uno mismo se manifiesta de muchas maneras. Aunque puede pasar desapercibida durante mucho tiempo, puede que un día nos demos cuenta de que hemos estado viviendo para complacer a los demás en lugar de a nosotros mismos. ¿Qué es la infidelidad hacia uno mismo? La infidelidad representa una ruptura de confianza y una violación de los acuerdos implícitos que existen entre dos personas, como en una relación de pareja. No obstante, como señaló Zendy Pinedo, estratega de vida, coach ontológica y autora del libro “Consciencia de un Infiel” a Bienestar, este tipo de quiebre también puede ocurrir en la relación que tenemos con nosotros mismos. A menudo, establecemos una serie de metas o deseos personales, como trabajar en cierto lugar, vivir de determinada manera, bajar de peso o estudiar una maestría; sin embargo, nuestras acciones no siempre están alineadas con estos objetivos, lo que resulta en una traición personal, al ignorar todas aquellas promesas que un día nos hicimos. Nos volvemos infieles a nosotros mismos cuando dejamos que las expectativas ajenas dirijan nuestras decisiones. Al priorizar constantemente lo que los demás desean por encima de nuestros propios sueños y aspiraciones, estamos traicionando nuestra verdadera esencia. “La infidelidad hacia uno mismo ocurre cuando no honramos nuestros valores, deseos o necesidades genuinas. Es una traición a nuestro propio ser, nuestra identidad y a lo que consideramos importante, por lo que surge cuando vivimos en desacuerdo con lo que verdaderamente sentimos o pensamos. A diferencia del autoengaño, donde nos convencemos de una realidad distorsionada, en la infidelidad somo conscientes de que estamos traicionándonos, pero seguimos actuando en contra de nosotros mismos, ya sea por conformismo, miedo al rechazo, presión social o por la creencia de que no somos lo suficientemente valiosos para seguir nuestros propios sueños o aspiraciones”, expresó Madeli Santos, psicóloga clínica y experta en relaciones conscientes y gestión emocional. ¿Qué lleva a una persona a traicionarse a sí misma? En definitiva, el miedo es una de las principales razones por las que una persona puede llegar a traicionarse. Como mencionó la coach ontológica, esta emoción está presente cuando se comete una infidelidad, ya que nos alerta de la posibilidad de perder algo valioso. Por ejemplo, alguien que es infiel a sí mismo podría temer perder la aprobación de su familia, su estabilidad financiera o cualquier otra cosa que valore. “El miedo al rechazo o al juicio de los demás, sin duda, es uno de los principales motores de la infidelidad. Este temor nos lleva a actuar de manera que obtengamos la aprobación social o de las personas que nos rodean, aún cuando esas decisiones van en contra de nuestros deseos auténticos. En las decisiones cotidianas, este miedo puede manifestarse en la elección de palabras, acciones, e incluso en decisiones importantes como la carrera que seguimos, las relaciones que mantenemos o las metas que nos proponemos. Cuando una persona prioriza lo que otros piensan sobre lo que ella realmente quiere, está traicionándose a sí misma para encajar en un molde ajeno, lo que genera frustración y desconexión con su propio ser”, explicó la especialista en relaciones conscientes. Las expectativas sociales y familiares también juegan un papel importante, pues muchas veces podemos sentir una gran presión por cumplir con lo que los demás esperan de nosotros, lo cual puede llevarnos a ignorar nuestros propios deseos. La realidad es que, el miedo a decepcionar a los demás o a ser juzgados puede hacer que traicionemos lo que realmente queremos, creando una brecha entre nuestras acciones y nuestras necesidades internas. “Venimos de una cultura y, muchas veces de familias muy verticales, donde no queremos decepcionar a nuestros padres. Sin lugar a duda, esta es una preocupación común mientras crecemos, especialmente porque nuestros padres, de generaciones anteriores, suelen valorar la estabilidad, ya que, para ellos, el tener un trabajo fijo o un matrimonio duradero representa seguridad. Por esta razón, esa necesidad de validación permanente, de asegurar que nuestros padres o la sociedad aprueben nuestras decisiones, está profundamente arraigada en nosotros, por lo que siempre optamos por ser percibidos como personas exitosas o estables”, expresó Pinedo. Todos poseemos un conjunto de valores que guían nuestras vidas. Sin embargo, cuando actuamos en contra de esos principios, traicionamos nuestra esencia, la cual puede manifestarse de manera sutil, como aceptar comportamientos de otros que normalmente no toleraríamos. De igual manera, como refirió Santos, el perfeccionismo puede ser una forma de infidelidad a uno mismo. Al tratar de ser “perfectos”, dejamos de ser auténticos, lo que nos lleva a ignorar nuestras verdaderas emociones y necesidades, generando una desconexión interna. La autocompasión es clave para sanar la infidelidad hacia uno mismo y construir una relación más saludable, ya que nos permite reconocer los errores sin sentir vergüenza y nos impulsa a avanzar con la convicción de que merecemos ser feliz. ¿Qué señales podrían indican que una persona está siendo infiel a sí misma?

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Tratamiento de fertilidad Las parejas abandonan por la carga mental y emocional | estrés | miedo al rechazo | ansiedad | HOGAR-FAMILIA

La infertilidad es, sin duda, uno de los principales problemas de salud, pues de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 17.5% de los adultos, es decir, uno de cada seis personas, presenta este trastorno del aparato reproductor. Sin embargo, esta condición va mucho más allá de la incapacidad biológica para poder concebir, ya que implica una compleja red de emociones, expectativas y decisiones difíciles para quienes la padecen. Para muchas parejas y personas que anhelan alcanzar el sueño de la maternidad o paternidad, el proceso para lograrlo puede suponer un verdadero desafío. Las tasas de éxito no siempre están garantizadas, pueden surgir complicaciones físicas y, sobre todo, se produce un enorme desgaste emocional, el cual suele ser el principal obstáculo para continuar con el tratamiento. En definitiva, los tratamientos de fertilidad, ya sean de baja o alta complejidad, están envueltos en una montaña rusa emocional, ya que cada ciclo puede ser una prueba de paciencia y resiliencia, donde la espera de resultados se entrelaza con una mezcla de ansiedad, esperanza y, en ocasiones, desilusión. Sin duda, el deseo de formar una familia, además de ser un anhelo natural, puede convertirse en una fuente de estrés, incertidumbre y frustración. En algunos casos, la infertilidad incluso se percibe como una pérdida profunda, que no solo afecta a la persona que se somete al tratamiento, sino también a la pareja y el entorno cercano. ¿Por qué los tratamientos de fertilidad generan una carga mental y emocional en las personas? Según explicó Marco Antonio Muñoz Chávez, psicoterapeuta especializado en psicología de familia y pareja a Hogar y Familia, existen tanto factores emocionales como psicológicos que generan una gran carga mental durante los tratamientos de fertilidad. Uno de los principales es la ansiedad, que surge de la incertidumbre inherente a cada ciclo del tratamiento. Básicamente, cada etapa trae consigo nuevas expectativas, pero también mucha ansiedad debido a la falta de control sobre los resultados. Además, el estrés constante provocado por los procedimientos médico, las citas frecuentes y los tratamientos en sí, aumenta la tensión en quienes lo experimentan. Durante cada ciclo de tratamiento, una pareja puede pasar por un “montaña rusa” emocional, con momentos de esperanza seguidos por la ansiedad de esperar los resultados. Esta incertidumbre constante puede ser agotadora y afectar su bienestar general. Otro aspecto clave es la frustración, que aparece cuando no se logra el objetivo, especialmente tras ciclos fallidos, lo cual puede llevar a un duelo por la pérdida de un embarazo o la imposibilidad de concebir, generando sentimientos de culpa. Estas emociones a menudo pueden conducir al aislamiento social, ya que muchas veces, los amigos o familiares no logran entender la complejidad y el dolor de esta experiencia. En cuanto a los factores psicológicos, tras varios intentos fallidos, las personas pueden sentir que han perdido el control sobre su cuerpo y su vida, lo que impacta su autoestima y les genera culpa. Asimismo, la relación de pareja puede verse afectada por las tensiones y conflictos que surgen en medio de este proceso. Como destacó el experto, la presión social también puede ser un factor muy influyente, especialmente cuando las personas ven que otros a su alrededor tienen hijos, lo que intensifica la dificultad para quienes están en la búsqueda de la paternidad o maternidad. “El impacto en la salud mental es innegable, pues todo gira en torno al éxito del tratamiento, lo cual puede derivar en altos niveles de ansiedad y estrés. La depresión y los cambios de humor asociados a estos procedimientos también son muy comunes, al igual que los trastornos del sueño y los trastornos alimenticios, provocados por la preocupación constante de si el embarazo resultará positivo o si habrá complicaciones o pérdidas, lo que a su vez puede desencadenar emociones, como el miedo, la rabia, la tristeza, entre otras”. ¿Qué tipo de expectativos suelen tener las personas al inicio de un tratamiento de fertilidad? Inicialmente, como refirió Patricia Cortijo, neuropsicóloga de la Clínica Internacional, muchas personas esperan que el tratamiento sea rápido y exitoso; sin embargo, si se produce lo contrario, esto puede aumentar el estrés emocional y la sensación de fracaso. Por su parte, Paola Chávez Ochoa, miembro del Comité de Psicología Perinatal del Colegio de Psicólogos del Perú indicó que, las expectativas ante estos procedimientos de fertilidad son altas, ya que se toma como eje principal, la consolidación de una familia, por lo que al no alcanzar este punto máximo de autorrealización, puede conllevar a una insatisfacción dentro de los ideales de pareja, desencadenando una serie de problemas de salud mental. “Una pareja puede comenzar el tratamiento con la esperanza de quedar embarazada en el primer intento, por lo que, si esto no sucede, pueden desanimarse y empezar a dudar de la efectividad del tratamiento o de su propia capacidad para tener hijos. Además, las expectativas no realistas pueden agregar una presión adicional sobre la relación de pareja, ya que ambos pueden culparse mutuamente o a sí mismos por los resultados negativos”, expresó el doctor José Soza, docente de psicología en Continental University of Florida. ¿Cuáles son los principales factores de estrés emocional durante un proceso de fertilidad asistida? Durante un proceso de fertilidad asistida pueden presentarse diversos factores estresantes que van más allá de la incertidumbre sobre el resultado, como la duración de los tratamientos, que suelen ser bastante largos y costosos, lo que añade una carga financiera significativa en la pareja. Los resultados fallidos pueden generar una profunda sensación de duelo y pérdida, afectando la autoestima y aumentando los sentimientos de desesperanza y ansiedad. El estrés acumulado puede conducir a síntomas de depresión y afectar negativamente las relaciones de pareja, ya que ambos pueden sentirse culpables o frustrados. De igual manera, como señaló el psicólogo, la carga física de estos tratamientos es importante a considerar pues, los efectos secundarios de los medicamentos hormonales pueden causar malestar y, por ende, afectar en la calidad de vida de las personas. Además, la presión de tener éxito y el miedo

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¿Qué pasó con Juan Acevedo y la Casa de la Literatura? La historia del inexplicable maltrato al creador de “El Cuy” | LUCES

En un giro intempestivo y sin mayores justificaciones, la Casa de la Literatura Peruana (Caslit) dio a conocer la anulación del Premio Casa de la Literatura que entregaba anualmente desde hace 14 años, y que en esta edición incluso ya tenía anunciado a su ganador, el historietista Juan Acevedo. De hecho, la ceremonia de entrega del galardón a Acevedo estaba programada para el próximo jueves 24 de octubre, pero esta “queda suspendida”, según un escueto comunicado de Caslit. LEE TAMBIÉN: Antonio Skármeta, autor de “Ardiente paciencia”, falleció a los 83 años Más allá de lo expresado en dicho pronunciamiento, Acevedo asegura que la anulación de su premio es más contundente. “Ese comunicado es una engañifa para criaturas, de un lenguaje ambiguo. A mí lo que me dijo el director de Caslit [Juan Yangali] es que el premio no va más”, explica el artista en conversación con El Comercio. Curiosamente, minutos después de haber publicado el comunicado, Caslit lo borró de sus redes sociales. Comunicado de la Casa de la Literatura Peruana, luego borrado de sus redes sociales. RECUENTO DE HECHOS La historia se remonta a abril último, cuando Karen Calderón era aún la directora de Caslit. Por esas fechas, ella misma fue quien visitó a Juan Acevedo para anunciarle que la institución había decidido entregarle el Premio Casa de la Literatura 2024. La elección del ganador se dio, como todos los años, tras un proceso elaborado por un comité de trabajadores de la propia Caslit. Se trata de una condecoración creada en el 2010 y cuya primera entrega fue para Mario Vargas Llosa, el mismo año en que el autor de “Conversación en La Catedral” recibió el Nobel de Literatura. En los años siguientes, el premio ha ido a parar a manos de importantes figuras como Carlos Germán Belli, Edgardo Rivera Martínez, Carmen Ollé, Leoncio Bueno, Rossella Di Paolo, entre otros. Sus respectivas elecciones siempre siguieron el mismo proceso. En mayo del 2024, Caslit cambió de dirección. En reemplazo de Karen Calderón asumió el cargo Juan Yangali Quintanilla. Durante el traspaso, se informó que Acevedo ya había sido informado de su premio, pero aún no se hacía pública la noticia. Esto recién se dio a conocer en agosto, mediante un comunicado publicado por la propia Casa de la Literatura, difundido en sus redes sociales y ampliamente rebotado en medios de comunicación. El anuncio fue unánimemente celebrado debido a la trayectoria del autor. “En el transcurso de estos meses el propio director, Juan Yangali, me escribió para felicitarme y decirme que estaba muy contento con el premio que me iban a dar. De hecho, el equipo de la Casa de la Literatura vino más de una vez a mi casa para entrevistarme y pedirme fotos para un video y un suplemento que iban a publicar”, explica Acevedo. MARCHA ATRÁS La mala noticia llegó hace solo unos días, cuando Yangali se comunicó con Acevedo y le pidió visitarlo en su casa. “Él vino junto a un grupo de trabajadores de la Casa de la Literatura a explicarme que el premio ya no tenía validez porque carece de una base legal, pues no había una resolución ministerial que autorice la existencia del premio –cuenta Acevedo Fernández–. Me dijo que sentía mucha pena, que me admiraba mucho, pero que no me lo iban a poder dar. Los demás trabajadores presentes en la reunión me dijeron que estaban en desacuerdo con la decisión”. En dicho encuentro, Yangali informó que la orden para anular la condecoración había venido de María Esther Cuadros, viceministra de Gestión Pedagógica del Ministerio de Educación (la Casa de la Literatura es una institución que depende de dicha cartera). Antes de despedirse, Yangali se comprometió a conversar con Cuadros para ver la posibilidad de emitir una resolución que subsane el asunto. Juan Yangali Quintanilla es director de la Casa de la Literatura desde mayo del 2024. (Foto: Casa de la Literatura) “Días después de esa reunión, le escribí a Yangali preguntándole si iban a ratificar o rectificar la decisión, pero no me respondió nada”, explica Acevedo. “Recién anoche [martes 15] pude conversar por teléfono con él y repitió que no podían dar el premio porque no tenía sustento. Me dijo que pidió una audiencia con el ministro de Educación, Morgan Quero, pero que este le pidió resolver el tema directamente con la viceministra Cuadros, y ella dijo que no, que se someterían a la cuestión jurídica”. “Lo único que yo le dije a Yangali es que por encima de esa resolución debería estar la voluntad y la legitimidad del premio. Lo que sí está claro es su voluntad de no darme la condecoración. Y con ello también pasan por encima de los ganadores anteriores, pues no se reconoce la legitimidad de sus premios”, agrega Acevedo. “Me dio a entender que me quería compensar… Pero mi trayectoria la reconoce la gente, no ellos”. SILENCIO Y AGRAVIO El Comercio se comunicó en la tarde del martes con Juan Yangali, director de la Casa de la Literatura, quien solo se limitó a señalar que prefería esperar el comunicado oficial de la institución para hacer más declaraciones. Según dijo, aún estaba a la espera de que el Ministerio de Educación le diera una respuesta. Posteriormente, este Diario quiso contactarlo, sin mayor éxito. Por su parte, la exdirectora de la Casa de la Literatura, Karen Calderón, mostró su sorpresa y disgusto con la decisión de anular el premio a Juan Acevedo. Como ella misma explica, dicho galardón fue creado durante su primera gestión en el 2010, luego continuó durante varios años de la gestión de Milagros Saldarriaga, y continuó ininterrumpidamente hasta el año pasado, cuando Calderón volvió al cargo. “En la resolución ministerial de creación de la Casa de la Literatura como una institución del Ministerio de Educación están bien establecidas sus funciones –señala Calderón–. Dicha resolución nos faculta a rendir homenajes, promover obras, difundir a escritores y escritoras; y dentro de esas actividades, el Premio Casa de la Literatura es un homenaje o reconocimiento más.

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