lunes, 17 noviembre, 2025
lunes, 17 noviembre, 2025

Magia pura en el concierto de Shakira: periodista de El Comercio relata cómo fue caminar junto a la Loba | LUCES

Soldados liberan en México a 20 personas secuestradas

El horóscopo semanal del 17 al 23 de noviembre: Luna Nueva, sueños renovados y adiós a las personas tóxicas

El horóscopo de hoy, lunes 17 de noviembre de 2025: predicciones diarias con la Luna en Libra favorable para Virgo

Shakira en Lima: detalles claves de sus shows en el Estadio Nacional | LUCES

Seis menores mueren en un bombardeo del Ejército contra la guerrilla en Colombia

Salud masculina ¿Quieres ser padre? Cómo preparar tu cuerpo, y reducir el riesgo de preeclampsia de tu pareja | SOMOS

El horóscopo de hoy, domingo 16 de noviembre de 2025: predicciones diarias con la Luna en Libra favorable para Sagitario

Robots «inteligentes»: la ambiciosa promesa de la IA física

Coleccionables El Comercio está presente en el Geek Festival 2025 | LUCES


Cerca de 40 mil personas vieron a Shakira en vivo el 15 de noviembre en el Estadio Nacional, luego de nueve meses de espera desde la cancelación de su primera fecha en febrero. De esas miles, 50 tuvieron el privilegio de participar en la dinámica “Camina con la Loba”, experiencia que comenzó en el backstage junto a la artista y culminó acompañándola en su entrada triunfal al escenario, vestidos de plateado y siendo parte oficial del show. Entre esos 50 estaba el autor de este texto.

Pude ser uno de los afortunados que caminó con Shakira y la tuvo a escasos metros antes de que hiciera su gran aparición. Aunque fueron solo unos minutos de caminata, la historia detrás de ese momento tiene su propio recorrido, lleno de nervios, expectativa y otras pequeñas emociones.

El concurso

Organizado por Shakira y la productora Masterlive, como parte del concurso se pidió a los fans crear un video de TikTok o Instagram donde bailen, canten o expresen de otra manera su admiración por la cantante colombiana.

Participé con dos videos. En el primero mostré el tatuaje de diamante que me hice en honor a Shakira, símbolo de su último álbum «Las Mujeres Ya No Lloran». En el segundo utilicé su canción “Día de Enero” para mostrar un proceso de sanación emocional y cómo su música fue parte fundamental de mi reconstrucción.

Cada video fue una declaración de amor y gratitud, pero jamás imaginé que meses después estarían a punto de convertirse en mi pase directo al backstage.

La espera

La parte más difícil de toda esta historia fue la espera. Gané el concurso para la fecha originalmente programada en febrero, y cuando se anunció la cancelación me encontraba en plena cola con los otros ganadores que también iban a caminar con Shakira. Sentí entre frustración y tristeza, un vacío que me dejó la idea de tener que esperar nueve meses más para vivir la experiencia y verla en vivo.

Mientras tanto seguí escuchando canciones de Shakira como “Última” o “Antología” para mantener viva la ilusión. Finalmente, llegó el 15 de noviembre, la fecha reprogramada. La expectativa se sentía en el aire.

Llegada al Nacional

Nos citaron a un acceso exclusivo a las 2 p.m. y junto a los otros 49 ganadores fuimos los primeros en ingresar al recinto. El calor de la tarde se mezcló con el entusiasmo que entraba por los pasillos del Estadio Nacional.

Esperamos en una sala adyacente al escenario. Desde allí podíamos escuchar la prueba de sonido; los primeros acordes de las canciones que tanto habíamos repetido en casa. Un pequeño adelanto de la magia que se aproximaba.

A eso de las 4 p.m., el equipo de seguridad nos dio instrucciones. “Diviértanse. Hemos trabajado con Shakira cada vez que viene a Perú y es un amor de persona. La artista más humilde que puedan imaginar, se dirigirá a saludarlos unos segundos. Sabemos que es difícil, pero mantengan la calma”, nos dijeron con una sonrisa tranquilizadora.

Preparativos

Unos momentos después, la producción nos informó que el orden de la caminata se organizaría según la altura de cada participante. Por un instante odié mis 1,77 m, pero respiré hondo y decidí que nada arruinaría mi alegría. Me ubicaron en la mitad de la “manada peruana” y pensé que si voy a estar lejos, tengo que destacar de algún modo. Lo hice poniéndome una corona de rey.

La producción nos entregó entonces el vestuario que usaríamos: una chaqueta plateada y gafas oscuras.

Ustedes son parte del show de Shakira. Caminen firmes, con cuidado de no caerse. Son un equipo; si uno cae, los demás lo apoyan. Además, son los lobos que facturan: mantengan la mirada seria y el porte de un divo en todo momento”, mencionaron.

El brillo de las chaquetas hizo que este momento se sintiera cada vez más real. El corazón me latía a mil por hora.

A las 8 p.m. todos estábamos formados. La producción se acercó; era señal de que la acción estaba por comenzar. Las expectativas estaban al máximo y el pulso de todos aumentó cuando llegó, de manera sorpresiva, la icónica Susy Díaz, invitada para caminar con nosotros. La manada la recibió con abrazos y fotos.

Minutos después, con un megáfono en mano, la producción anunció la frase clave: “¡La Loba ya viene!“. Intenté mantener la calma. Los bailarines comenzaron a llegar y, detrás de un pequeño pasadizo, finalmente apareció ella: una mujer de aproximadamente 1,50 m, cabello rubio dorado, vestida con un traje plateado que brillaba con la luz de los focos, gafas oscuras y una sonrisa capaz de iluminar todo el Estadio Nacional. Los gritos de alegría de todos los presentes fueron incontrolables. Era Shakira.

Susy fue la primera en abrazarla; Shakira empezó a saludar a todos uno por uno, pero no terminó la tarea. Ante al fervor de sus seguidores, su equipo tuvo que llevarla al punto de partida.

Estar a apenas unos metros de ella, verla en vivo por primera vez y apreciar los detalles de su rostro, sobre todo esa sonrisa que la hacía parecer tan cercana, fue suficiente para sentirme realizado.

La caminata

Con Shakira liderándonos, sonó la música de intro. La producción gritó: “¡Listos, adelante!«

Comenzamos a marchar mientras el estadio en pleno la aclamaba. El suelo vibró bajo nuestros pies, la energía del público era eléctrica. Yo estaba a la mitad, así que, además de mi corona, decidí grabarme mientras caminaba para registrar cada instante.

La felicidad me invadió de pies a cabeza. Bailé, grité, di vueltas, saludé al público de principio a fin. No pude mantenerme serio ni con cara de “lobo divo”. Cada cámara parecía capturar la emoción de todos en tiempo real.

Lo más impactante fue notar que Shakira no quería brillar sola; nos involucró a todos. Abrazó a los afortunados que tenían la suerte de caminar a su lado, haciéndonos sentir parte de su show. Cada gesto suyo irradiaba cercanía, cariño y complicidad.

Tras esos minutos, la caminata llegó a su fin. Shakira ya estaba en el escenario, lista para iniciar el concierto. La producción nos condujo hacia las zonas que correspondían a las entradas que habíamos comprado. Al llegar al Campo A, me sentí con otra energía: ya no era solo un fan más entre la multitud, había llegado hasta allí después de caminar junto a la Loba.

Tras el show solo queda gratitud, pero también el conocimiento de que esto aún no acaba. Al cierre de este artículo quedan un par de conciertos más de Shakira. Toca seguir aullando.





Source link