Cuando Anahí de Cárdenas vio “Reinas de corazones 90s” por primera vez, no estaba sobre el escenario, sino entre el público, embarazada y conmovida. Desde su asiento, miraba a sus amigas cantar y bailar las canciones que marcaron su vida y pensó, en silencio: “Ojalá algún día me llamen para hacer lo mismo”. Tres meses después, el deseo se hizo realidad. Raúl Zuazo, director del espectáculo, le invitó a formar parte de la segunda temporada.
“Es la música con la que crecí, la que aún escucho con mis amigas cada vez que salimos o vamos a una fiesta”, cuenta. Para la actriz, estas melodías no pertenecen a una época, sino a una memoria emocional que atraviesa generaciones. “Son clásicos. Y cantarlas es como una forma de catarsis. La música es una manera muy linda de poder expresar lo que uno siente cuando las palabras faltan, te permite soltar, divertirte, pasar un buen momento, sanar”.
Pero no todo fue sencillo. Integrarse a un elenco ya consolidado, con artistas como María Grazia Polanco, Mayra Goñi, Cielo Torres, Ximena Palomino y Gina Yangali, representó un verdadero desafío para Anahí de Cárdenas.
“Ellas venían de una temporada anterior. Ha sido duro porque, primero tuve que ensayar sola para ponerme al día: aprenderme las canciones, las coreografías, los traslados. Luego los ensayos fueron grupales. Ha sido fuerte, pero también muy gratificante”, asegura.
Anahí inicia este nuevo reto apenas tres meses y medio después de convertirse en mamá. Su recuperación no fue fácil, la cesárea se complicó con un broncoespasmo que la dejó varios días limitada.
“Tenía mucho dolor”, recuerda. Luego llegó la depresión posparto, una etapa breve pero intensa que enfrentó con ayuda médica y de su esposo. “Pude superarla rápido porque, al no poder dar de lactar por mi doble mastectomía, podía medicarme”, explica. Volver a ensayar, retomar el trabajo y reencontrarse con la música se convirtieron en su mejor terapia.
En medio de todo, Anahí también aprendió a convivir con las redes sociales, los haters y sus juicios. “Se aprende con el tiempo —dice—. Hay que respirar, hacer pausas y no reaccionar. Las redes pueden ser crueles, pero también te enseñan a tener la piel más fuerte”.
Su madre solía decirle que vivía “como si no hubiera un mañana”. Y aunque esa energía aún la acompaña, hoy Anahí busca equilibrio. “Me encanta trabajar, amo lo que hago, pero también aprendí a detenerme, a ponerle horario al descanso. No se puede vivir corriendo todo el tiempo”, afirma.
Esa pausa que aprendió a darse también la llevó a mirar hacia adentro y reconocer su verdadera fuerza. “La vulnerabilidad es la fortaleza más grande que tenemos. Desde que enfrenté el cáncer de mama entendí que no hay poder más grande que mostrarse tal cual uno es, sin caretas”.

Anahí de Cárdenas está convencida que vive el mejor momento de su vida, tres meses y medio de haberse convertido en mamá. (Foto: archivo personal de la actriz)
La maternidad, dice, también la transformó por completo. “Es un aprendizaje continuo, pero hermoso. Un abracito de esa personita lo cura todo”. Junto a su esposo, con quien comparte la crianza y las responsabilidades, ha encontrado una nueva forma de equilibrio. “Somos dos. No es solo la madre: ambos tenemos la misma responsabilidad”.
Con 26 años de trayectoria, Anahí mira atrás con gratitud y cierta sorpresa. “Nunca planeé ser actriz. Estudié diseño gráfico, empecé como modelo a los 16, pero la vida me fue llevando por el arte, casi sin darme cuenta. Y ahí encontré mi lugar. Aunque me hubiese encantado ser psiquiatra”, asiente.
Hoy, mientras ensaya para “Reinas de corazones 90s”, siente que todo lo vivido —la enfermedad, la maternidad, los retos— la ha traído hasta aquí. “Me siento feliz, plena, fuerte. Este momento de mi vida es maravilloso. Tal vez, sí, el mejor”.
Además…
“Reinas de corazones 90s” va desde el 17 de octubre en La Cúpula de las Artes. Las entradas están disponibles en Teleticket.





