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Envejecer es un proceso inevitable, pero cómo lo hacemos depende en gran medida de nuestros hábitos y de las decisiones de cuidado que tomemos a lo largo de la vida. A partir de los 30 años, el cuerpo experimenta cambios internos que no siempre son visibles: el colágeno comienza a disminuir, el equilibrio hormonal se modifica y factores como el estrés o el alcohol aceleran el deterioro de tejidos y órganos.

“Regenerar significa ayudar a los tejidos a recuperarse antes de que aparezca el daño. No se trata de esperar a que la enfermedad o el deterioro sean evidentes, sino de trabajar en prevención”, explica la doctora Fiorella Inga, médico cirujano especializada en gestión en salud, y CEO de InLuxury, un centro integral que busca combinar medicina regenerativa, nutrición, movimiento y salud mental para mejorar la calidad de vida de las personas.

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“Fumar, consumir alcohol en exceso o llevar una mala alimentación dañan directamente los tejidos y adelantan problemas que podrían aparecer recién décadas después”, explica. Por eso, los tratamientos regenerativos buscan estimular al cuerpo para que produzca sus propias sustancias protectoras, como el colágeno, sin necesidad de cirugías invasivas.

Regenerar antes que reparar

El concepto de “regenerar antes que reparar” plantea un cambio de mentalidad frente a la salud. En lugar de centrarse únicamente en reparar lo que ya está dañado, la medicina regenerativa busca estimular al propio cuerpo para que produzca sustancias que fortalezcan tejidos y órganos.

La doctora Inga lo compara con un sistema de tuberías: con el tiempo se vuelven frágiles y laxas, y aunque la piel es el reflejo más visible, la degeneración también ocurre en músculos, articulaciones y órganos internos.

Los tratamientos regenerativos —como la estimulación de colágeno o el uso de equipos biomédicos no invasivos— permiten que el cuerpo recupere funciones sin necesidad de cirugías. Su alcance no se limita a la estética: hoy traumatólogos, ginecólogos o dermatólogos recurren a estas técnicas en casos de artrosis, salud íntima femenina o cuidado de la piel.

DermaGlow, tratamiento de microdermoabrasión, revitaliza la piel al estimular la producción natural de colágeno.

DermaGlow, tratamiento de microdermoabrasión, revitaliza la piel al estimular la producción natural de colágeno.

¿Por qué empezar desde los 35 años?

Aunque cada organismo es distinto, la doctora señala que entre los 30 y 35 años suelen producirse los primeros cambios hormonales significativos. En mujeres, las gestaciones o alteraciones del ciclo pueden dejar huellas en la salud reproductiva y en la piel. En varones, la búsqueda de mejoras físicas a veces conlleva al uso de inyecciones hormonales, lo que altera el equilibrio natural.

“Más que la edad, importa la etapa en la que se encuentra cada persona. Pero desde los 35 años, muchas mujeres ya han tenido al menos una gestación, y en los hombres empieza a notarse la influencia del estrés y los hábitos sobre el sistema hormonal. Es un buen momento para empezar a prevenir”, precisa la especialista.

Los ejemplos de aplicación son variados. En los hombres, la disfunción eréctil temprana suele estar ligada a malos hábitos y puede tratarse con equipos biomédicos que regeneran tejidos y mejoran la función. En las mujeres, la laxitud vaginal tras partos vaginales encuentra soluciones en tratamientos que estimulan la producción de colágeno.

En el campo traumatológico, técnicas similares ayudan a pacientes con desgaste de rodillas y articulaciones, mientras que en dermatología permiten devolver firmeza y elasticidad a la piel. “La medicina regenerativa no es patrimonio de una sola especialidad: es transversal y multidisciplinaria”, enfatiza Inga.

Hábitos para regenerar el cuerpo

La especialista es clara en que ningún tratamiento funciona de manera aislada si no se acompaña de cambios en el estilo de vida. “Vemos jóvenes con diabetes o problemas cardiovasculares que antes aparecían recién a los 50. Y eso ocurre por los hábitos: fumar, beber con frecuencia, dormir mal o no moverse lo suficiente aceleran el deterioro de los tejidos”, advierte.

Inga enfatiza que moverse, dormir bien y alimentarse de forma funcional son pilares para sostener la regeneración. No se trata de dietas estrictas, sino de aprender a nutrirse, complementar con suplementos cuando es necesario y mantener una rutina de movimiento que evite la acumulación de grasa y preserve la salud metabólica.

El estrés es otro de los factores que más impacta en la calidad de vida. “El cortisol elevado mantiene al cuerpo en alerta constante. Eso acelera el envejecimiento y puede adelantar enfermedades para las que ya estábamos predispuestos genéticamente”, explica la cirujana.

La propuesta regenerativa integral incluye técnicas de manejo del estrés como meditación, yoga y respiración consciente. “Son herramientas que ayudan a equilibrar el sistema nervioso y a evitar que vivamos en un estado de alerta permanente”, añade.

El yoga y la respiración consciente ayudan a gestionar el estrés, complementando la regeneración física con equilibrio mental.

El yoga y la respiración consciente ayudan a gestionar el estrés, complementando la regeneración física con equilibrio mental.

La experiencia integral en InLuxury

Para conocer de cerca cómo se articula este enfoque regenerativo, visitamos InLuxury, centro ubicado en Jesús María que trabaja bajo el modelo integral descrito por la doctora.

La experiencia comienza con una consulta nutricional, donde se evalúan hábitos alimenticios y se diseñan planes funcionales para mejorar la energía y prevenir enfermedades metabólicas.

Después, pasamos a la consulta dermatológica, que deriva a una limpieza facial profunda. A continuación, probamos DermaGlow, un tratamiento de microdermoabrasión que revitaliza la piel al estimular su regeneración.

La jornada culmina con una sesión de Eslimm, una máquina que mediante pulsaciones eléctricas ayuda a construir músculo y quemar grasa localizada. “Lo importante no es solo usar la tecnología, sino integrarla a un plan que incluya nutrición, movimiento y manejo del estrés”, nos explica la doctora mientras observamos el equipo en acción.

Más allá de la tecnología, lo que destaca es la articulación de distintas disciplinas en un mismo espacio. “No sirve de mucho un tratamiento estético si el paciente duerme mal, no cambia su alimentación o vive con altos niveles de estrés”, señala Inga.

Por eso, InLuxury incorpora yoga, meditación guiada y técnicas de respiración como parte de sus programas. “Respirar de forma consciente puede parecer simple, pero ayuda a equilibrar los sistemas nerviosos y a gestionar mejor las emociones.”

Mentalidad de prevención

En los últimos años ha crecido el interés de personas cada vez más jóvenes por tratamientos preventivos. Si antes los centros estéticos atendían sobre todo a mujeres mayores de 45, hoy es común encontrar pacientes de 25 años interesados en cuidar su piel o en mantener hábitos saludables desde temprano.

Las redes sociales han contribuido a este cambio de mentalidad, difundiendo prácticas de skincare y cultura de prevención. Sin embargo, la doctora aclara que no todo puede resolverse con cremas o rutinas caseras: “El cuidado básico es importante, pero patologías como acné, melasma o rosácea requieren un abordaje médico”.

Para Inga, la clave está en redefinir qué entendemos por lujo. “Invertimos en objetos costosos, pero olvidamos que nuestra salud es lo más valioso. El verdadero lujo es cuidarnos a nosotros mismos y llegar a la vejez lúcidos, móviles y con calidad de vida.”

La medicina regenerativa no promete evitar el envejecimiento, pero sí posponer y suavizar sus efectos, priorizando la prevención, y eso, más que un tratamiento, es una filosofía de vida.

El paradigma de regenerar antes que reparar propone mirar la salud desde una perspectiva integral y preventiva. No se trata solo de estética, sino de cuidar cuerpo y mente de manera anticipada, incorporando hábitos saludables, técnicas de manejo del estrés y tratamientos regenerativos que prolonguen la calidad de vida.

“Queremos que las personas entiendan que cuidar de su bienestar es la inversión más valiosa que pueden hacer”, resume la doctora Fiorella Inga.



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