Hay colaboraciones entre director y actor que nacen para perdurar. Esto es lo que podría pasar con Luc Besson, director de películas como “El quinto elemento” y “León: el profesional”, quien ha encontrado en el actor norteamericano Caleb Landry Jones un colaborador ideal. Esta dupla ha creado “Drácula” (2025), nueva cinta del ícono cinematográfico. El cineasta no estuvo particularmente enamorado de la novela original de Bram Stoker ni de las anteriores cintas del personaje; sí quería en cambio volver a trabajar con Jones y esta historia iba como anillo al dedo.
“Hice una película con él llamada ‘Dogman’ (2024), y amo a este actor tanto que estábamos buscando algo que hacer otra vez. Y entonces ‘Drácula’ parecía una buena [opción] porque, ya sabes, el personaje tiene 25 años [al inicio de la historia], y luego 200 y 400 años. El actor es tan rico que necesitas un personaje para su nivel”, contó el cineasta a El Comercio en entrevista por Zoom. “Y cuando leí el libro nuevamente estuve 10 veces más interesado por el romanticismo, el hecho de que este hombre sea capaz de esperar 400 años para volver a ver a su amor. ‘Vaya, eso es asombroso [pensé], quiero contar esta historia’ y allí es a donde fui, a la historia de amor”, agregó.
“Drácula” sigue la historia del príncipe Vladimir (Jones), noble del siglo XV de Europa oriental que pierde a su amada Elisabeta (Zoë Bleu) y termina convertido en un vampiro inmortal. No es hasta el siglo XIX cuando el conde deja sentir sus colmillos en la ciudad de Paris, Francia, a donde va a buscarlo el Sacerdote (Christoph Waltz), tal vez la única persona que pueda detenerlo.

El título original de la película es “Drácula: una historia de amor”, y en eso se enfoca. Aquí el vampiro es protagonista, a diferencia de otras adaptaciones donde tiene un rol secundario, entre las sombras. Por su enfoque romántico y otros detalles recuerda por momentos a la película de Francis Ford Coppola; le preguntamos a Besson si se inspiró en dicha cinta de alguna manera, pero él lo negó.
“Era interesante tener otra versión, otra visión, y mi visión es mucho más romántica. Y tan pronto como nació el cine, se volvió un clásico del horror, porque eso es lo único que tomaron del libro. Que Drácula pueda caminar por las paredes, transformarse en niebla verde, en murciélago; ya se hizo. Era interesante la otra parte del libro, sobre este hombre que consideramos un monstruo y pasar la película preguntándonos, ¿realmente lo es?”, dijo el cineasta.
En otro momento de la entrevista, Besson se refirió al trabajo de Christoph Waltz como el Sacerdote, un cazador de vampiros auspiciado por el Vaticano. La performance del dos veces ganador del Óscar es la de un hombre que solo quiere hacer su trabajo, pero que al mismo tiempo muestra compasión por aquellos a quienes debe eliminar.
“Él es muy técnico. Está dirigiendo una ópera en Viena, así que no solo es actor. Es también alguien muy creativo. Así que cuando se aproximó al papel, muchas de nuestras reuniones y charlas fueron sobre el diálogo. Él es muy preciso en cuanto al diálogo. Es muy generoso, como Caleb”, contó Besson, quien además dijo haberse sentido emocionado por ver la confrontación entre el cura y Drácula. “Uno de los mejores momentos de mi carrera como director ha sido verlos a ellos dos en escena”, sostuvo.
Mientras tanto, Drácula mantendrá su relevancia. El cineasta rumano Radu Jude ha lanzado este año también su propia versión, pero con un giro de inteligencia artificial. La sangre no se acaba.