En el teatro, el silencio previo a que se enciendan las luces es un animal contenido: respira, acecha y observa a quienes esperan en la butaca y a quienes se preparan tras el telón. La noche del estreno de “Un rato con él”, en el Nuevo Teatro Julieta, ese silencio cedió ante dos figuras conocidas. Aldo Miyashiro y Beto Ortiz pisaron el escenario como si se reencontraran en un lugar nuevo y, al mismo tiempo, familiar. No era una reconciliación —porque nunca estuvieron distanciados— ni una despedida —porque no pensaban irse—, sino un encuentro escénico donde realidad y ficción se funden en la obra que los reúne tras quince años y que marca el debut actoral de Ortiz.
Durante su etapa en “Enemigos Públicos”, ambos protagonizaron una discusión en vivo por la emisión de un video de Magaly Medina. No fue una pelea prolongada, sino una diferencia del momento. “La gente se acuerda como si nos hubiéramos peleado de verdad —cuenta Beto—, pero fue algo breve y hasta farandulero”. Aldo agrega: “Yo no estaba de acuerdo con pasar tantas notas sobre Magaly y discutimos. La gente lo levantó como si nos hubiésemos agarrado a golpes, pero no pasó nada”. “El video en cuestión era, en realidad, inocuo: Magaly recibiendo una picadora de manos de Gisela. Lo que duró la discusión fue lo que duró el programa”, resume Ortiz.

Ese episodio quedó como una anécdota más en su historial compartido, y con los años siguieron encontrándose fuera de cámaras, compartiendo cenas y conversaciones. Fue en una de esas reuniones, lejos del ruido mediático, cuando surgió la idea de volver a trabajar juntos. Entre risas y propuestas que iban y venían, terminaron frente a una obra que vieron por streaming. La química de los personajes les resultó tan familiar que Aldo lanzó la pregunta: “¿Te animas?”. Beto aceptó sin pensarlo demasiado. “Si lo pensaba mucho hubiera dicho que no”, asiente sonriente. Unos días después, ya tenían los derechos y un nuevo proyecto en marcha.
Para el conductor de “El valor de la verdad”, subirse a las tablas no era un impulso reciente, sino la oportunidad de saldar una deuda personal. “Era un sueño viejo. De chibolo me metí muchas veces a talleres —los que había en mi época, como Yuyachkani y otros que ya no existen—, pero mi papá se oponía férreamente a que hiciera algo relacionado con el arte”, cuenta.

Aldo y Beto en una de las escenas de “Un rato con él”, en el Nuevo Teatro Julieta. (Foto: Patricio Varona)
Al principio, imaginó que con Aldo harían algo más ligero, quizás un stand-up escrito entre ambos para reírse en el teatro. “Pero el tiempo no nos lo permitió y terminé aceptando una obra con texto y personaje. Fue un salto al vacío”, asegura.
Pero ese salto no fue improvisado. Durante dos meses, ensayaron a puerta cerrada, solo ellos dos, repasando letra, ajustando tonos y afinando movimientos. Miyashiro, con oficio de actor y director, marcaba el compás.
“No quería tirarlo así a la piscina. Le expliqué lo técnico, pero lo importante era divertirnos y que el público se fuera tocado”, admite.
En escena, interpretan a dos hermanos de madres distintas que no se ven desde niños y deben repartirse una herencia. Lo que podría ser una negociación fría se convierte en un ring de percepciones distorsionadas, reproches heredados y rencores disfrazados. El primer acto es comedia pura, con reminiscencias de las improvisaciones que compartieron en televisión. El segundo cambia de registro: un diálogo que baja defensas, que hace temblar la voz y obliga a sostener la mirada sin líneas escritas que seguir.

Conforman el elenco de actores de «Un rato con él»: Beto Ortiz, Aldo Miyashiro, Gabriela Billotti, Roxana Yépez y Gilberto Nué. (Foto: Fabio Dulce)
“La comedia la tenemos entrenada —dice Beto—, pero acá también hay que tocar fibras. Eso es más difícil”.
El estreno llegó con tensión en el aire. Ortiz, habituado a las cámaras y a las audiencias televisivas, descubrió que este era un territorio distinto:“Estaba pálido, verde, con ganas de huir. Cinco días antes me quedé sin voz. Cuidarla fue un reto, pero llegué (ríe)”. “Es normal que se te vaya algo, por el estrés, los nervios. Lo importante es recomponerte y seguir”, refiere Miyashiro.
La química que Aldo y Beto tienen fuera de escena se manifiesta en el escenario. Ortiz reconoce que su personaje le calza como guante: renegón, neurótico, explosivo, un poco malcriado. Miyashiro, en cambio, interpreta a un hombre ansioso por mejorar, con un monólogo tan vertiginoso que le dio terror al leerlo.
“Habla tan rápido, todo lo contrario a mí, que pensé que me iba a equivocar; pero no pasó”, comenta satisfecho.
¿Es un nuevo comienzo o una despedida? “Ninguno de las dos”, dicen.Para Ortiz, se trata de un momento que querían vivir; para Miyashiro, de un ejercicio creativo que podría repetirse, aunque volver juntos a la televisión, por ahora, se enfrente a la barrera de la financiación.
“La posibilidad existe, pero el presupuesto no. Juntarnos hace 15 años era más fácil porque éramos más baratos. Ya no”, admite Ortiz.
“Un rato con él” no es solo la historia de dos hermanos ficticios. Es también la de dos amigos que volvieron a subirse juntos a un escenario para demostrar que algunas duplas, aunque el tiempo las separe, siempre encuentran el modo de reencontrarse… y volver a encenderse.

Beto Ortiz y Aldo Miyashiro vuelven a trabajar juntos después de 15 años. (Foto: Antonio Melgarejo)
/ ANTONIO MELGAREJO
Datos de la obra
Producción
Asociación Cultural La Pasión
Escrita por
Julio Chavez y Camila Mansilla
Dirigida por
Aldo Miyashiro y Marco Paulo Meléndez
Elenco
Beto Ortiz, Aldo Miyashiro, Gabriela Billotti, Roxana Yépez y Gilberto Nué
Además…
“Un rato con él” inicia una temporada que va desde el 27 al 31 de agosto en el Nuevo Teatro Julieta. Las entradas están en preventa hasta el 17 de agosto en Joinnus.