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De día, era profesor universitario de análisis matemático en la UBA; de noche, Alex Vilas se transformaba en músico, con una voz y un look que inevitablemente evocan al Charly de los años de Serú Girán. Y aunque él mismo no se ve tan parecido al ídolo argentino, el público lo para por la calle, le pide fotos, lo sigue en TikTok y le encarga shows. Su parecido no solo es físico, hay en su manera de tocar y de sentir la música una afinidad emocional con ese genio al que llama simplemente “Charly”.

Su historia con García arranca en la adolescencia, cuando conoció su hermano, Enrique García Moreno. Por entonces, el nombre de Sui Generis no significaba nada para Vilas. Hasta que escuchó el disco “Vida” y no pudo despegarse más. Después vendrían los shows en dictadura, las noches en que lo siguió con su Fiat 128 desde San Isidro hasta Avellaneda para ver dos conciertos en una misma noche, y los cruces de camerino, donde Charly, algo pasado de vueltas, tocaba los Beatles antes de salir a escena.

u papá le compró su primera guitarra a los 10 años y comenzó a tomar clases con un profesor. (Foto: Difusión)

u papá le compró su primera guitarra a los 10 años y comenzó a tomar clases con un profesor. (Foto: Difusión)

Charly García es uno de los mejores músicos de todos los tiempos, incluso mejor que bandas como Oasis, que son apenas una burda copia de Glass Onion de The Beatles”, sentencia Vilas.

Alex vivió esa mitología desde adentro. Estuvo cerca, escuchó los ensayos, vio aparecer a La Máquina de Hacer Pájaros y hasta abrió sus shows como telonero. Lo que no hizo fue documentarlo. “Nunca llevé cámara. Era un boludo”, dice sin filtro. Pero la memoria le basta: recuerda cada acorde y cada vez que Charly se apropiaba del backstage. “Era mejor no hablar con él cuando estaba en un mal momento”, recuerda aquella advertencia que recibió de David Lebón.

La piel que habita

En Los Garzia, banda que fundó en 2019, Vilas no se disfraza de Charly. Se presenta como él mismo: alto, flaco, con el cabello despeinado y unas gafas que bien podrían ser una extensión de su rostro. No se esfuerza por parecerse. El parecido, como su música, le sale solo. “Yo no me maquillo ni me disfrazo. Apenas me acomodo el pelo. Pero tocamos sus temas, claro. A la gente le gusta ese Charly ochentero, dinámico”, dice.

Su repertorio incluye desde “Canción para mi muerte” hasta “Demoliendo hoteles”, pasando por “Cinema Verité”, “Peperina” y “Los dinosaurios”. Pero no se queda ahí. También suenan Pink Floyd, los Beatles, Eric Clapton y hasta temas propios, como Para verme feliz, que tiene aroma de hit escondido. “El fanatismo por Charly no me vuelve ciego —aclara—. Es un genio, sí, pero yo también tengo lo mío. No se puede interpretar sin tener una vida propia”.

A fines de los 80 Vilas fue ayudante de Análisis I en la Facultad de Ingeniería de la UBA. Durante más de 20 años se dedicó a dar clases de análisis matemático, álgebra, química y física. (Foto: Difusión)

A fines de los 80 Vilas fue ayudante de Análisis I en la Facultad de Ingeniería de la UBA. Durante más de 20 años se dedicó a dar clases de análisis matemático, álgebra, química y física. (Foto: Difusión)

Para Vilas, Serú Girán fue la cima. “El mundo no sabe lo que fue verlos en vivo. Eso debería ser el acto más egoísta del tiempo, que no perdona ni a Charly”, menciona. En cada concierto, Vilas busca revivir ese espíritu. Pero no con nostalgia, sino con respeto por el sonido y por la mística que hizo de Charly un artista único: un tecladista que en los 70 ya tocaba con seis instrumentos al mismo tiempo, un compositor sin filtro, un performer que decía lo que nadie se animaba a decir en plena dictadura.

¿Qué aprendí de él? A no tener miedo, a ser rebelde con causa”, resume Alex. Y lo dice con la calma de quien cruzó décadas entre números, guitarras y escenarios de todo tipo. Sin buscarlo, su historia personal terminó fusionándose con la de Charly. Ahora, a sus sesenta y tantos —datos que prefiere no especificar—, sigue tocando rock con alma de adolescente. Quizás no sea Charly, pero cuando está sobre el escenario, no hace falta. La piel que habita ya está impregnada de todo eso.

Sobre el concierto

El show será el viernes 8 de agosto en La Estación de Barranco. Las entradas están disponibles en la plataforma Vaope.com o al número 942721273.



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