Minutos antes de que sonaran los primeros acordes de “Sucio Policía”, Wicho García dudó. Había visto a varios agentes de la Guardia Republicana rondando el concierto en el Rímac. “¡Déjate de tonterías, ya no hay tombos, cántala no más!”, le gritó un compañero. Y antes de llegar al estribillo, sintió un porrazo en la espalda, escuchó disparos y vio cómo subían a chicos ensangrentados a los camiones de la policía rumbo al calabozo. Así eran los conciertos subterráneos en Lima durante los años más duros de la década del ochenta: punk, represión y balas.
La maqueta Primera Dosis nació durante aquellos años en el cuarto de Wicho García, quien, junto a Pelo Madueño y Alfredo “Cachorro” Vial (1964-2020), grabó el material con un micrófono que le regaló el periodista César Hildebrandt. Fue la primera vez que una banda de esa escena se autoprodujo y lanzó su propio casete. Se distribuyeron 200 copias hechas artesanalmente, que pronto se multiplicaron en miles de reproducciones piratas, convirtiendo el álbum en el más copiado —y pirateado— de la historia del rock peruano.

El guitarrista y fundador de Narcosis, Alfredo «Cachorro» Vial falleció el 24 de octubre de 2020. (Foto: archivo de la banda)
Con canciones ya listas, tocaban donde se pudiera, a veces solo dos temas, a veces ninguno. Pero el boca a boca corría rápido. Las bandas amigas como Leuzemia cedían minutos de sus shows para que ellos tocaran sus letras crudas, contestatarias, que retrataban a un Perú sin futuro.
“Después del Rock en Río Rímac, se creó nuestro mito —recuerda Wicho García, cuatro décadas después—. Nos empezaron a llamar de todos lados. Para eso sirvieron tantos balazos. Al final, nunca llegamos a tocar Primera Dosis completa en vivo”, confiesa. A su lado, Pelo Madueño bromea: “Es bueno que hubiera un abstemio como Wicho en la banda. Su memoria sigue intacta”.

Wicho García y Pelo Madueño, quienes se reencuentran para presentar los 40 años de la maqueta «Primera Dosis» de Narcosis. (Fotos: Joel Alonzo)
/ JOEL ALONZO
—Se recuerda a Narcosis por ese gran enfrentamiento con la policía
Wicho: El mito de que Narcosis enfrentó a la policía es mentira, salimos corriendo. Yo me estaba peleando con un policía, un organizador me lo sacó de encima. Cachorro estaba paralizado del miedo. Y Pelo ya no estaba.
Pelo: Ese día me convertí en una cabeza con dos piernas y me fui a penas vi a los policías. Corrí sin parar y cuando me detuve había cruzado dos distritos y me encontraba en Jesús María.
—Algunos músicos hubieran preferido ir a la cárcel con sus instrumentos antes que dejarlos
Pelo: En ese tiempo no teníamos nada. Íbamos a los conciertos solo a tocar. Yo incluso me prestaba los palos para tocar batería. No tenía nada que salvar, solo el alma.
Wicho: Tampoco tenía nada, solo corrimos, pero Cachorro sí tenía una guitarra prestada. La cargó como si llevara su vida en las manos. Todo pasó por un mal dato sobre los policías. Aunque correr de ellos era la gimnasia de la época.
—“Sucio policía” es su tema más emblemático ¿Todavía los policías los recuerdan por esa canción?
Pelo: Hace poco estaba comiendo en un huarique en Surquillo y entró un oficial serio. Se me acercó de repente y me dijo que le gustaba mi música, especialmente ese tema donde hablaba de un policía.
Wicho: A mí se me acercan, pero por otros motivos, ellos ya hicieron las paces.
—Ahora presentan los 40 años de la maqueta a la que pertenece el tema ¿Cómo nace ese proyecto?
Wicho: Cachorro me llamó para tocar en un concierto y me dijo que era “medio punk”. Yo pensaba que el punk ya había pasado, pero al leer las letras me dieron ganas de meterme. Sentí que podía hacer algo con mi vida por ese lado.
Pelo: No fue una decisión consciente. Éramos tres personas de orígenes distintos, tanto culturales como musicales, pero compartíamos una incomodidad con el entorno moral y político. Así nació Narcosis. No pensábamos lo que hacíamos, lo vomitábamos. Ni siquiera teníamos bajista porque la música era un medio, no un fin. Solo queríamos crear un mundo donde nos sintiéramos mejor.

Wicho García y Pelo Madueño, durante un ensayo durante su trayectoria dentro de la banda Narcosis. (Foto: Difusión)
—¿Fue difícil encontrar cohesión entre ustedes?
Wicho: Fue como The Police: tres individuos que el destino los une. Cachorro traía letras sin principio ni fin y frases sueltas; Pelo, que tocaba muy bien, aportaba la estructura rítmica; y yo, que venía con una grabadora comprada tras chambear en Cañete y las ganas de producir algo.
Pelo: Justamente por eso la maqueta tiene personalidad, y vigencia, porque no pasa por lo técnico, sino por un fondo con alma y una necesidad expresiva.
—¿Qué tanto influyó esa maqueta en sus trabajos posteriores?
Wicho: A mi me llega cuando la gente me dice: ¿Cómo pasaste de Narcosis a Mar de Copas? Y no entiende que mis bases son la música clásica y The Beatles. Es lo que hay en mi cabeza y a la hora que yo grabo esa maqueta, yo intenté poner eso también ahí, por eso contacté a Miki González que me dijo: “Tu maqueta suena mal, pero está muy bien”.
Pelo: El clásico no hay plata, pero no hay talento. A mi me enseñó a que yo soy el dueño que mi trabajo, de lo mío y que nadie me puede quitar eso.
—Y ustedes ¿Qué tanto han cambiado desde esos años del rock subterráneo?
Wicho: La angustia cambió. El punk llegó tarde al Perú, pero llegó con más ganas porque no había futuro, mi generación no veía uno. Tenía 25 años y no sabía que hacer con mi vida. Entre Sendero enfrentándose con el Estado y la crisis económica, hacer punk era hacer catarsis.
Pelo: Yo todavía no sé qué es madurar. Pero felizmente ya no siento ese peso de pasar los 20 y estar por llegar a los 30 sin saber cómo librarme de lo que exigía la sociedad.
—Con el tiempo Narcosis se separó al igual que el movimiento subterráneo se dispersó ¿Qué pasó?
Wicho: En los conciertos había de todo. Oficinistas renegados, padres escapando de sus responsabilidades, panqueques [punks jóvenes] y otras fuerzas de la naturaleza. El tema con ellos es que nunca hubo una cohesión, sino separación total. El rock subterráneo terminó imitando al sistema de clases que criticaba. Al final te preguntaban: “¿Eres pitupunk o misiopunk?”.
Pelo: Te decían cómo debía verse un punk: cuero, cadenas… Pero con los años eso ya no importa. Lo que queda es la música. Por algo seguimos tocando esto 40 años después.

“Primera dosis” fue el germen musical creado durante el Rock Subterraneo y que luego heredaron un sin fin de bandas peruanas. (Foto: Difusión)
—Ese público hoy exige el regreso de aquellas bandas contestatarias como Narcosis
Pelo: Sabemos en qué momento de nuestras vidas está Narcosis. No tenemos que mostrarlo siempre. Fue una etapa brutal e increíble. Si viviera de nuevo, volvería a pasar por ahí.
Wicho: Si hiciéramos una nueva maqueta se llamaría “Siempre podemos estar peor”. Me preocupa que, teniendo un contexto igual de jodido, no haya una nueva banda como Narcosis. Todo el mundo sigue tocando happypunk.
—El reclamo persistiría con un rotundo: “¿Y por qué no lo hacen ustedes otra vez?»
Wicho: Porque ya está hecho. La respuesta sería otra canción, con solo tres palabras: “ponganse los huevos”.
Pelo: Ya tuvimos nuestro momento. Está en esa maqueta que plasma nuestro sentir. En cuestiones de ese tema, podríamos decir que estamos jubilados, simbólicamente.
—Otros apelarían a que Primera Dosis solo pudo surgir gracias al contexto tan difícil como el que vivió Narcosis
Wicho: Esa idea del sufrimiento como motor en un momento específico de un país no funciona en el Perú, porque acá siempre estamos mal. Entonces siempre deberíamos ser creativos.
Pelo: La responsabilidad social del artista es permanente y atemporal. Pensar que estamos bien porque en tu menú aún te dan ceviche o papa a la huancaína es derrotista.
—¿Creen que el público eligió la comodidad sobre el reclamo?
Wicho: Mira como estamos, se piensa que se puede cambiar las cosas solo dejando un like o comentario. Pensar que cambiamos algo solo por apoyarlos en redes nos ha llevado a este gran festival de muerte en todo el mundo. Nadie hace nada.
Pelo: Somos la última generación analógica. La actual vive en el opio digital, donde importa más la forma que el fondo. Esperan que el mundo cambie por otros quienes sí tomen acción, pero no saben que ellos tendrán que limpiar los platos rotos que otro sí provoca.
—¿Y los artistas han contribuido a romper esos platos?
Wicho: Claro. Las redes son útiles para quienes quieren sacarte la plata o burlarse de la ley. Y muchos artistas terminan siendo usados para esos fines, excusándose en no saber de donde viene o a donde va la plata.
Pelo: La historia no solo se lee, también se vive. Y en ello hay una desconexión entre lo que se dice y se hace. Basta con ver la realidad fuera de una pantalla pasa saberlo.
—¿Qué otras palabras podrían incluirse en Primera Dosis?
Wicho: Agarren su celular y apaguen esa mierda. Lean libros. Hagan música. No tiene que ser la mejor, la música no se trata de eso, solo tiene que decir algo.
Pelo: Yo no doy mensajes. Como decía Pata Negra: Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda.
