El horóscopo de hoy, jueves 31 de julio de 2025: predicciones diarias con la Luna en Escorpio, favorable para Cáncer y Piscis

Meta supera las expectativas en 2T y acciones se disparan

TikTok lanza herramienta de desmentido comunitario en EEUU

EEUU e India lanzan un satélite de observación terrestre

Cirugía de catarata: mitos comunes que pueden retrasar un tratamiento seguro y efectivo | BIENESTAR

¿No estás feliz con tu carrera? Consejos para hablar con tus padres y cambiar de rumbo | HOGAR-FAMILIA

Un terremoto de magnitud 8,8 en Rusia provocó alertas de tsunami en el Pacífico

Qué vitaminas son fundamentales para la salud y qué alimento aporta la mayor variedad | BIENESTAR

Fuertes sismos causan dos muertos y daños en viviendas en el sureste de Guatemala

Puede que Facebook e Instagram censuren esta entrevista. La culpable es Paulina Flores, escritora | La próxima vez que te vea, te mato | LUCES


Mariana acaba de terminar su primer ciclo en la universidad. Eligió derecho porque desde pequeña había escuchado que era una carrera que garantizaba un “futuro seguro”. Sin embargo, esta primera etapa en su vida universitaria está siendo especialmente difícil, ya que cada clase se le hace eterna, no conecta con los cursos, no disfruta las lecturas y, aunque siempre ha sido una estudiante disciplinada y realmente se está esforzando, siente que está siguiendo un camino que no es para ella.

La sola idea de un cambio de carrera le parece abrumadora. El miedo a decepcionar a sus padres —quienes han trabajado arduamente para brindarle esta oportunidad— se mezcla con la culpa, la ansiedad y la sensación de estar fallando. Por eso, aunque tiene la certeza de que se equivocó de profesión, no se siente capaz de hablar con ellos. ¿Realmente lo entenderían? ¿Cómo podría explicarles lo que le pasa sin causarles dolor?

¿Es normal que un estudiante se cuestione si eligió bien su carrera después de uno o dos ciclos?

Según explicó Andrea López, psicóloga y psicoterapeuta especialista en neurodivergencia a Hogar y Familia, es completamente normal que esta duda surja con frecuencia, ya que la decisión vocacional suele tomarse en una etapa de gran vulnerabilidad emocional, como la adolescencia — entre los 15 y 17 años— cuando muchos jóvenes aún no cuentan con la madurez suficiente para evaluar todas las implicancias de una elección profesional.

A menudo se ven presionados por su entorno familiar o guiados por expectativas poco realistas, como el deseo de obtener altos ingresos, sin considerar si realmente tienen afinidad o habilidades para esa carrera.

“La elección profesional está influida por factores internos (como el autoconocimiento, la personalidad y las habilidades) y externos (como la cultura, los medios y la situación económica). Si estos aspectos no se han explorado con profundidad, es natural que surjan dudas cuando el estudiante empieza a enfrentarse con la realidad de los cursos y las exigencias de la carrera. Además, en países como Perú, factores como la presión económica, la falta de referentes familiares con estudios superiores y los métodos de enseñanza en los primeros ciclos también pueden influir en esta incertidumbre”, señaló Jenny Adanaqué, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Científica del Sur.

Por su parte, María Alexandra Becker, especialista en psicología infanto-juvenil, añadió que hoy en día, los jóvenes están expuestos a una gran cantidad de estímulos, modelos de éxito y opciones académicas. A esto se suman los cambios acelerados del mercado laboral, la presión social y las expectativas familiares, que puede generar una sensación de duda o insatisfacción más frecuente que en generaciones anteriores.

En medio de este proceso, las emociones juegan un rol fundamental. Como indicó la psicóloga Aída Arakaki, de Clínica Internacional, sentimientos como la frustración, la tristeza, la ansiedad o incluso la culpa son comunes. “Muchos estudiantes se comparan con sus compañeros, se sienten desorientados o piensan que han perdido el tiempo, lo que puede afectar su bienestar emocional, su rendimiento e incluso este malestar puede traducirse en insomnio, falta de apetito e irritabilidad”.

¿De verdad me equivoqué o solo estoy atravesando una etapa difícil?

Es completamente válido hacerse esta pregunta, sobre todo en momentos de frustración o duda durante la vida universitaria. Como destacó la psicóloga, es fundamental distinguir si el problema está en la carrera en sí o en el contexto donde se cursa: la universidad, los docentes o el método de enseñanza. Muchas veces, lo que genera malestar no es el contenido, sino la forma en que se presenta o el entorno donde se estudia.

Elegir el momento, practicar lo que vas a decir y hablar desde el respeto y la honestidad puede ayudarte a expresar lo que sientes sin generar conflicto.

Elegir el momento, practicar lo que vas a decir y hablar desde el respeto y la honestidad puede ayudarte a expresar lo que sientes sin generar conflicto.

Por ejemplo, si una persona muestra interés genuino por los temas de su carrera, pero se siente constantemente incómoda con las clases teóricas o la metodología, podría no necesitar un cambio de carrera, sino de enfoque o institución.

“Hacerse preguntas como: ¿Me interesa lo que estoy aprendiendo, pero me frustra cómo me lo enseñan? o ¿Disfruté prácticas o actividades fuera del aula, aunque las clases me aburren? Si la respuesta es afirmativa, tal vez la carrera sí es la adecuada, pero el entorno no lo es. En esos casos, se puede considerar cambiar de universidad, buscar tutorías, cursos alternativos o incluso tomarse una pausa estratégica para reevaluar desde otra perspectiva”, recomendó Becker.

Sin embargo, también hay señales claras que se pueden observar en el día a día que pueden indicar que la elección de carrera no fue la correcta:

  • Una falta persistente de motivación, incluso en materias clave.
  • Sensación de desconexión con lo que se estudia o con la futura profesión.
  • Malestar emocional constante, como ansiedad, insomnio o síntomas físicos sin causa aparente.
  • Pensamientos recurrentes de abandonar o cambiar radicalmente de rumbo.

De acuerdo a la psicóloga infanto-juvenil, estas señales van más allá de una etapa de adaptación. A diferencia de una crisis pasajera, estas no suelen mejorar con el tiempo ni con apoyo académico o emocional.

¿Cómo prepararse emocionalmente antes de hablar con tus padres?

Hablar con los padres sobre un posible cambio de carrera puede generar temor, incertidumbre o culpa, especialmente cuando ellos han sido una figura de apoyo constante o han hecho grandes esfuerzos para respaldar nuestras decisiones. Para María Alexandra Becker, lo primero es reconocer que ese miedo es legítimo. No se trata de debilidad, sino de entender que estamos enfrentando una conversación que implica emociones profundas, por lo que expresar dudas no es un signo de fracaso, sino una señal de madurez y responsabilidad frente al propio camino.

Para prepararse emocionalmente, el ensayo mental puede ser una herramienta muy útil. Imaginar cómo podría desarrollarse la conversación, anotar los puntos clave y practicar con alguien de confianza ayuda a ganar seguridad y claridad.

“También es importante tener en cuenta ciertos aspectos como: ¿Qué se ha intentado para mejorar la situación? ¿Qué se ha descubierto sobre uno mismo durante este proceso? ¿Qué alternativas o planes se están considerando? Preparar un esquema o incluso una carta puede ayudar a organizar las ideas y hablar con calma”, sostuvo la psicóloga.

Además, es fundamental elegir el momento más adecuado. Según Andrea López, “se debe priorizar un ambiente tranquilo y libre de tensiones, donde todos puedan hablar con calma y atención. Preparar bien lo que se quiere decir, ser transparente al exponer las razones del cambio y tener una propuesta clara sobre lo que se quiere hacer después demuestra responsabilidad y convicción”.

De igual manera, es clave estar listo para responder preguntas que puedan surgir, incluso aquellas que pueden ser difíciles de anticipar.

¿Cómo conversar con tus papás sin generar conflicto?

Una buena forma de empezar la conversación con los padres, es hablar desde el respeto y la consideración. Por ejemplo, “Papá, mamá, quiero hablar con ustedes de algo importante para mí. Es una decisión que he estado pensando mucho y necesito que me escuchen con calma, porque me va a ayudar a tomar una buena decisión. Sé que han hecho muchos esfuerzos por apoyarme y por eso quiero ser honesto con ustedes”, expresó la psicóloga de Clínica Internacional. Este tipo de introducción muestra apertura, gratitud y disposición al diálogo.

Aunque tus padres no te apoyen de inmediato, cuidar tu bienestar emocional es prioridad. Rodéate de quienes te escuchan con empatía y busca ayuda profesional si lo necesitas.

Aunque tus padres no te apoyen de inmediato, cuidar tu bienestar emocional es prioridad. Rodéate de quienes te escuchan con empatía y busca ayuda profesional si lo necesitas.

Lo más importante en este tipo de situación, como aseguró Becker, es hablar con honestidad y serenidad, evitando un tono acusatorio. Es clave no usar frases como “ustedes me obligaron” o “esto es culpa de ustedes”, ya que solo aumentan la tensión. En cambio, se debe expresar cómo uno se siente y por qué ha llegado a determinada conclusión.

También es muy útil presentar un plan alternativo, ya que demuestra que no se trata de una reacción impulsiva, sino de una decisión pensada. El plan puede incluir opciones como una nueva carrera, cursos de orientación vocacional, un trabajo temporal o incluso un semestre sabático con metas claras. Mostrar responsabilidad y dirección ayuda a reducir el miedo y la incertidumbre de los padres.

Si durante la conversación ellos reaccionan con enojo, decepción o presión para seguir con la carrera original, es importante considerar las siguientes estrategias para manejar la situación:

  • Mantener la calma y no responder desde la emoción.
  • Validar sus preocupaciones: “Entiendo que estés preocupado, a mí también me importa mucho mi futuro”.
  • Proponer retomar la conversación en otro momento, cuando ambos estén más tranquilos.
  • Buscar un mediador neutral (tutor, terapeuta o familiar de confianza) si la comunicación es muy difícil

¿Y si no me apoyan? Cómo cuidar tu bienestar emocional

Cuando los padres no brindan el apoyo que uno espera, es natural sentirse frustrado, inseguro o incluso culpable. Sin embargo, es importante recordar que tu valor no depende de la aprobación externa. “Aunque la reacción de los padres pueda ser negativa, es fundamental mantener a flote la autoestima y no olvidar que cometer errores o confundirse es parte de la vida e incluso necesario para poder crecer y madurar”, recalcó la psicoterapeuta.

En situaciones tensas, es clave establecer límites saludables y reconocer tus propias necesidades para evitar sentirte abrumado. Si el entorno familiar no ofrece el respaldo esperado, puedes buscar apoyo en otros vínculos significativos como amigos, otros familiares o un/a terapeuta. También es muy valioso practicar la autocompasión y recordarte que estás haciendo lo mejor que puedes.

“Las emociones y reacciones de los familiares son responsabilidad de ellos, siempre y cuando tú hayas comunicado tus decisiones con honestidad y respeto”, añadió Andrea López.

María Alexandra Becker reforzó esta idea al afirmar que “la validación más importante es la interna”. Por eso, es fundamental cuidar el cuerpo y la mente con descanso, actividad física y momentos de reflexión, por ejemplo, escribiendo un diario. Estas prácticas pueden ayudarte a sostener tu proceso y mantener la claridad.

Es recomendable buscar ayuda profesional cuando:

  • El malestar interfiere con el bienestar diario.
  • El conflicto familiar es muy fuerte o paralizante.
  • Existen dudas profundas sobre la vocación.

En estos casos un psicólogo puede brindar un espacio seguro para explorar emociones, acompañar la toma de decisiones con herramientas técnicas, así como también facilitar el diálogo familiar, traduciendo necesidades sin juzgar.

Reconocer que un camino no era el tuyo y atreverte a redirigir tu rumbo es un acto de valentía. Esta decisión puede ayudarte a construir una vocación más auténtica y significativa.

Reconocer que un camino no era el tuyo y atreverte a redirigir tu rumbo es un acto de valentía. Esta decisión puede ayudarte a construir una vocación más auténtica y significativa.

“Cuidar tu bienestar emocional implica seguir tu camino con amabilidad hacia ti mismo, claridad sobre tus objetivos y la convicción de que tienes derecho a decidir sobre tu propia vida. Recuerda que solo son válidas las opiniones o críticas constructivas que vienen desde el afecto y la preocupación genuina”, resaltó la especialista en niños y adolescentes.

Decidí cambiar de carrera: ¿y ahora qué?

Aunque cambiar de carrera puede ser difícil e incluso generar una sensación de fracaso, como mencionó la psicóloga de la Universidad Científica del Sur, esta experiencia puede convertirse en una oportunidad poderosa de crecimiento personal y profesional.

“Un primer paso clave es iniciar un proceso de autoconocimiento: identificar tus capacidades, habilidades, rasgos de personalidad y metas de vida. Esto te permitirá tomar decisiones más alineadas con quién eres y lo que realmente deseas”.

María Alexandra Becker también destacó que, este proceso no implica empezar de cero, sino con más experiencia y claridad. Para reconstruir tu confianza y atravesar el duelo que puede provocar esta decisión, es fundamental validar lo vivido como parte de tu crecimiento. Puedes comenzar con pequeñas acciones que te reconecten con tu propósito: hacer voluntariados, cursos libres o pasantías y, sobre todo, rodearte de personas que te apoyen sin juzgar.

“Si bien una crisis vocacional puede ser difícil al principio, bien manejada puede convertirse en un punto de inflexión positivo: fortalece tu identidad, promueve el autoconocimiento y el desarrollo de la inteligencia emocional. Además, te permite construir una vocación más genuina, basada en lo que realmente te mueve y da sentido a tu vida. Cuando conectas con tu verdadera pasión, la motivación para seguir creciendo y formándote surge de manera natural. Cambiar de carrera no es un fracaso: es una decisión valiente de elegirte a ti mismo”.

Y, si eres mamá o papá y estas leyendo esto, acompañar no siempre es tener las respuestas, sino saber escuchar sin interrumpir, sin juzgar ni minimizar lo que el otro está viviendo. En lugar de preguntar “¿qué vas a hacer ahora?”, tal vez puedas empezar por “¿qué has descubierto sobre ti?”. Evitar frases que invalidan como “todos se quejan al inicio” o “estás exagerando” puede marcar la diferencia entre cerrar una puerta o abrir un diálogo. Recuerda que apoyar una pausa o un cambio puede ser, muchas veces, el mayor acto de amor parental.



Source link