Siempre se habla en Psicología de la importancia de nuestros pensamientos, de nuestras acciones, ¿pero acaso valoramos la importancia que tienen las emociones en nuestras vidas?
Las emociones, en terapia, son consideradas uno de los procesos psicológicos más complejos y difíciles de explicar: desde cómo las aprendimos, para qué nos sirven y, sobre todo, la gran pregunta: ¿se pueden modificar?
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William James, en 1884, se preguntó: “¿Qué es una emoción?”, pregunta para la que hoy tenemos cientos de respuestas. Señalaba (Wenger, Jones y Jones, en 1962): “Casi todo el mundo piensa que sabe lo que es una emoción, hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla”.
¿Para qué sirven las emociones?
Las emociones son respuestas intensas y breves ante estímulos agradables o desagradables. Son el paso previo a la acción y parte de los procesos de aprendizaje y comunicación. Sus principales funciones son:
- Adaptación. Las emociones disponen rápidamente a las personas para hacer frente a las experiencias que se presentan. Ejemplo: miedo ante un inminente peligro, alegría para reforzar actos positivos.
- Comunicación. Las expresiones físicas y conductuales de las emociones son indicadores sobre el estado, las intenciones y las necesidades de las personas. Esto permite empatizar y mejorar la comunicación. Por ejemplo, la tristeza se manifiesta en lágrimas y gestos faciales rápidamente reconocibles por otros, y que los mueven hacia la empatía y la compasión.
- Motivación. Las emociones motivan determinadas conductas o acciones. Por ejemplo, la anticipación promueve la organización para lograr un objetivo; la tristeza genera una actitud apática.

La regulación emocional permite tener una vida más equilibrada, tomar mejores decisiones y cuidar nuestros vínculos
Diferencias entre emociones y sentimientos
Aunque están fuertemente vinculados, estas son algunas diferencias básicas:
- Origen y duración: Las emociones son reacciones automáticas y breves, mientras que los sentimientos son interpretaciones conscientes y duraderas.
- Nivel de conciencia: Las emociones nacen involuntariamente, pero los sentimientos precisan de una reflexión y son moldeables en función de las experiencias.
- Influencia en el comportamiento: Las emociones influyen en decisiones instantáneas. Los sentimientos influyen en la actitud a largo plazo y, en ciertos casos, determinan la visión del mundo e incluso de uno mismo.
Mediante la comprensión de estas diferencias, es posible establecer un mayor control sobre nuestras reacciones emocionales y promover el bienestar. La inteligencia emocional radica en conocer a fondo las emociones, interpretar y gestionar los sentimientos que surgen a partir de ellas, y actuar en consecuencia.
¿Las emociones se aprenden o son innatas?
Las emociones tienen un componente innato, pero también se aprenden y desarrollan con la experiencia, y se van modificando a lo largo de la vida. Las emociones básicas como la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y la sorpresa parecen ser innatas y universales, y también se presentan en animales con expresiones faciales y corporales distintivas.
Sin embargo, las emociones complejas —como la culpa, la vergüenza o el orgullo— se desarrollan a partir de las emociones básicas y se aprenden a través de la interacción social y la experiencia cultural.
Una forma muy didáctica de explicarlas fue a través de la película Intensamente.
¿Se pueden modificar nuestras emociones?
Un buen profesional de la salud mental puede entrenarte para que aprendas a regular las emociones. Esto ayuda a mejorar la salud mental y física, reducir el estrés y fortalecer las relaciones. Algunos consejos para ayudar a regularlas:
- Identifica tus emociones. Toma un momento para reflexionar sobre cómo te sientes y trata de nombrar la emoción implícita.
- Reconoce las señales físicas. A menudo las emociones se acompañan de tensión muscular, sudoración, aceleración del pulso, etc. Detectarlas a tiempo ayuda a tomar el control.
- Practica la atención plena. Concentrarte en el momento presente sin dejarte arrastrar por pensamientos pasados o futuros te ayudará a regularlas antes de que te dominen.
- Aplica técnicas de manejo del estrés. Meditación, respiración profunda, yoga o ejercicio físico son herramientas útiles para controlar el estrés.
- Busca apoyo. Hablar con un amigo o terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones de forma saludable.
La regulación emocional permite tener una vida más equilibrada, tomar mejores decisiones y cuidar nuestros vínculos. No se trata de reprimir lo que sentimos, sino de aprender a expresarlo y vivirlo de forma saludable.