Micaela, de 9 años, llevaba varios días dándole vueltas a un comentario que había hecho una compañera del colegio sobre cómo nacen los bebés. Lo que había escuchado aquel día la dejó con múltiples dudas, pero su vergüenza o temor ante la reacción de sus padres, la llevó a comprobar, por sus propios medios, si todo lo que le dijeron era cierto. Buscó en internet y, lo que encontró no fue una explicación adecuada para su edad, sino imágenes y videos explícitos que no solo no comprendía, sino que también la impactaron.
La realidad es que, como ella, millones de niños y niñas alrededor del mundo acceden a contenido sexual en línea por curiosidad, sin ningún tipo de contexto y, sobre todo, sin una guía. Según un informe del Institute for Family Studies (2025), la mayoría de los niños tienen su primer contacto con la pornografía entre los 10 y 14 años y, muchos lo hacen incluso antes de haber recibido algún tipo de orientación.
En un mundo hiperconectado, donde los niños tienen la facilidad para acceder a cualquier información, incluso antes de estar emocionalmente preparados, hablar de sexualidad con nuestros hijos ya no es una opción, sino una necesidad que, como padres debemos abordar en casa.
¿Por qué la educación sexual debe iniciarse en el hogar y no en el colegio?
Como bien explicó Madeli Santos, psicóloga clínica y neuropsicóloga educativa con mentoría en crianza consciente a Hogar y Familia, en casa se siembran las primeras nociones de amor, de cuerpo, de respeto y de placer. Además, la educación sexual no se trata solo de biología o prevención, sino también de identidad, de emociones, de vínculos y, eso se aprende observando y compartiendo con las figuras más cercanas.
Si bien el colegio puede acompañar, educar y reforzar valores, el hogar es el primer terreno fértil donde se construye la visión que tendrán los niños sobre sí mismos y sus relaciones, ya que es ahí donde se satisfacen sus necesidades afectivas más profundas.
“Cada familia tiene sus propios valores y parámetros de cómo enfocar las vicisitudes de los cuestionamientos de los hijos respecto a la sexualidad, y siempre resulta más cómodo para los hijos y para los padres que sean éstos los que introduzcan el tema, conociendo la personalidad de sus hijos y enmarcándolo en la perspectiva que tiene la propia familia”, señaló Ruth Mitastein, psicóloga de SANNA Clínica El Golf.
Por eso, hablar de sexualidad en casa no solo ayuda a prevenir riesgos-como embarazos o infecciones- sino que cuando las familias se involucran, los niños crecen con mayor autoestima, sin miedos y más capaces de tomar decisiones saludables, sostuvo Wendy Gutiérrez, ginecóloga especialista en niñas y adolescentes de Clínica Internacional.

Desde los 3 años se puede hablar de sexualidad con naturalidad y según el desarrollo del niño. A medida que crecen, las conversaciones se adaptan, pero siempre deben mantenerse abiertas y honestas.
¿Qué pasa si no se habla de sexualidad en casa?
La falta de educación sexual puede generar confusión, vergüenza y una percepción negativa del cuerpo. También los vuelve más vulnerables a sufrir abuso o a normalizar relaciones poco sanas. Por ejemplo, una adolescente qu nunca ha conversado sobre sexualidad con sus padres podría buscar respuestas en internet o entre sus amigos, y terminar creyendo mitos como que no es posible quedar embarazada en la primera relación sexual.
“Puede suceder que, una niña o un niño que no ha aprendido a nombrar su cuerpo correctamente, puede no reconocer un contacto inapropiado ni sentirse con el derecho de decir “no”. Un caso muy común en adolescentes que no han recibido una educación sexual adecuada es que recurran a la pornografía para resolver sus dudas, asumiendo equivocadamente que lo que ven allí representa la sexualidad real”, precisó Santos.
¿Cuándo empezar a hablar de sexualidad con tus hijos?
Aunque no hay una edad ideal, se suele iniciar aproximadamente a los 3 o 4 años, o cuando los niños comienzan a preguntar. De acuerdo con Ruth Mitastein, en esta etapa, es importante responder únicamente lo que el niño pregunta, sin añadir detalles ni explicaciones innecesarias.
“Dar respuestas sencillas, concretas y directas —como contar la historia de una semillita que se “siembra” en la mamá, o del pajarito que va de flor en flor— ayuda a que comprendan según su nivel de desarrollo. Si el padre o la madre responde con naturalidad y sin incomodidad, el niño se sentirá seguro y tranquilo. Muchas veces, con una respuesta clara y bien explicada, se satisface su curiosidad en ese momento”.
Por su parte, la especialista en crianza consciente destacó que, en realidad desde el momento del nacimiento inicia la educación sexual, por lo que es fundamental acompañar en cada etapa con el lenguaje y la profundidad adecuada. “En la primera infancia, los niños aprenden a nombrar las partes del cuerpo con naturalidad, pero también debemos hablar con ellos sobre consentimiento y amor propio. Mientras que en la adolescencia es crucial profundizar sobre deseo, placer, identidad, límites y vínculos”.
Para la ginecóloga, la educación sexual no es una charla de una sola vez, sino un proceso que se adapta a la etapa de desarrollo, por lo que se va transformando a lo largo del tiempo. A medida que crecen, las preguntas serán más complejas, pero si hay confianza desde pequeños, esas conversaciones fluirán sin problema.
Por eso, como recalcó Paul Brocca, docente de la carrera de psicología de la Universidad Científica del Sur, es crucial estar atentos a señales —verbales o no verbales— que indican que los niños están listos para hablar sobre sexualidad:
- Hacen preguntas directas, como “¿cómo nacen los bebés?”
- Se tocan o exploran su cuerpo con curiosidad.
- Repiten palabras o frases que escucharon en casa, el colegio o internet.
- Muestran interés por los cambios en su cuerpo o el de otras personas.
- Observan con atención, incluso sin hacer preguntas.
- Comentan situaciones que ven en su entorno o hablan sobre sus amistades.
¿Cómo hablar sobre sexualidad según la edad?
De 3 a 6 años
En esta etapa, los niños y niñas comienzan a explorar su cuerpo y el mundo que los rodea. Es el momento ideal para sentar las bases del autocuidado, el respeto por su propio cuerpo y el de los demás.
Qué decir y cómo:
- Usa siempre los nombres reales de las partes del cuerpo: vulva, pene, ano, etc. Evita los apodos.
- Introduce el concepto de privacidad y consentimiento: “Así como nadie puede tocar tus ojos sin permiso, tampoco tu vulva. Solo tú o un adulto que te cuida con tu consentimiento.”
- Habla con naturalidad mientras los bañas o cambias de ropa: “Esta es tu cabeza, esta es tu barriga, y esta es tu vulva, una parte privada.”
- Aprovecha cuentos y juegos para explicar que “tu cuerpo es solo tuyo y nadie puede tocar tus partes privadas sin tu permiso.”
- Enseña a respetar el cuerpo del otro: “Si tu amigo no quiere un abrazo, lo respetamos. Su cuerpo es suyo.”

Evitar el tema o ridiculizar la curiosidad solo genera vergüenza. En cambio, una conversación clara y sin juicios enseña a nuestros hijos a cuidar su cuerpo, poner límites y tomar decisiones saludables.
De 9 a 12 años (Preadolescencia)
Con la llegada de la pubertad, aparecen los primeros cambios físicos y las dudas más directas. Es una etapa de gran curiosidad, y lo peor que se puede hacer es evitar el tema.
Qué suelen preguntar:
- ¿Por qué me crecen los senos?
- ¿Qué es la menstruación?
- ¿Es normal masturbarse?
- ¿Por qué me siento raro cuando veo a alguien que me gusta?
Cómo responder:
- Habla sin juicios ni vergüenza. Por ejemplo: “La menstruación es una señal de que tu cuerpo está creciendo, no es nada sucio ni malo.” “Masturbarse es una forma de conocerse, lo importante es hacerlo en privado y con respeto.”
- Si no sabes cómo explicar algo, puedes decir: “Esa es una muy buena pregunta, déjame buscar la mejor forma de explicártelo.”
- Invítalo a reflexionar: “¿Tú qué has escuchado sobre eso?” Esto te ayudará a detectar mitos o ideas erróneas.
Adolescencia
La adolescencia es una etapa donde ya se puede hablar abiertamente de temas como el deseo, las relaciones afectivas y sexuales, los métodos anticonceptivos y la identidad de género. Evitar estos temas por “incomodidad” puede empujarles a buscar respuestas poco fiables.
Cómo iniciar la conversación:
- Reconoce que puede ser incómodo, pero necesario: “Sé que este tema puede parecer raro, pero prefiero que lo hablemos aquí a que te confundas afuera.”
- Usa situaciones cotidianas (series, canciones, redes): “¿Tú qué piensas del consentimiento en esa escena que vimos?”
- Haz preguntas abiertas que inviten al diálogo: ¿Qué opinas del uso de anticonceptivos? ¿Has escuchado algo sobre identidad de género entre tus amigos? ¿Qué piensas tú sobre el amor y las relaciones?
Temas clave a incluir:
- Consentimiento y relaciones saludables.
- Métodos anticonceptivos y prevención de ITS.
- Diversidad e identidad de género.
- Importancia de la vacuna contra el VPH.
- Responsabilidad en las decisiones sexuales.
¿Cómo prepararte para conversar con tus hijos?
Si bien hablar con los hijos sobre sexualidad puede generar cierta incomodidad, esta no debe convertirse en una barrera. Como mencionó Madeli Santos “no necesitas ser experta, solo estar disponible”. Puedes incluso reconocer tus nervios diciéndoles: “Esto me pone un poco nerviosa, pero es importante para mí que lo hablemos”. Mostrar esa vulnerabilidad fortalece el vínculo y da permiso para que el diálogo sea genuino, aunque no sea perfecto.
Para sentirte más segura, puedes prepararte leyendo libros, viendo videos educativos o incluso ensayando lo que te gustaría decir.
En caso, nunca se haya hablado del tema en casa, el primer paso es reconocerlo con humildad: “Nos hemos dado cuenta de que no hemos hablado de sexualidad y queremos empezar”. Puedes usar cuentos, anécdotas o experiencias personales como punto de partida. Lo importante es iniciar desde el amor, no desde el miedo.
Si tu hijo o hija se muestra incómodo o no quiere hablar, no lo tomes como un rechazo: “Es normal que al inicio se rehúsen, por eso hay que ser pacientes y no desistir”, añadió la neuropsicóloga educativa.

Cuando se habla con naturalidad, sin juicios ni tabúes, los niños aprenden a conocerse, respetarse y expresar sus emociones. Así construyen una relación sana con su cuerpo y con los demás.
¿Qué no hacer al hablar de sexualidad con tus hijos?
- Evitar el tema o postergarlo indefinidamente: Según el psicólogo, eludir la conversación por temor o vergüenza impide un diálogo sano y abierto.
- Esperar a que el niño pregunte: La doctora Gutiérrez advirtió que asumir que “si no pregunta, no le interesa” es un error; la curiosidad es una oportunidad para educar, no una señal de alarma.
- Castigar o ridiculizar la curiosidad: Reaccionar con enojo o rechazo solo genera miedo y distancia.
- Usar eufemismos o hablar en clave: Los nombres correctos son importantes: se dice pene, vagina, relaciones sexuales, embarazo, etc. Hablar con claridad protege y empodera, enfatizó Ruth Mitastein.
- Callar, minimizar o usar metáforas confusas: Frases como “eso es sucio” o “de eso no se habla” generan vergüenza. En su lugar, Santos sugirió validar la curiosidad con empatía.
- Tener un estilo de crianza muy autoritario o excesivamente permisivo: Ambos extremos dificultan el desarrollo socioemocional y la confianza necesaria para hablar de estos temas.
¿Ambos padres debemos participar?
Lo ideal es que ambos participen en la educación sexual de sus hijos desde su estilo, para mostrar que la sexualidad no es un tema de “mamás” o “papás”, sino una parte natural de la vida que nos atraviesa a todos.
Además, como aseguró la psicóloga clínica, así se refuerza la idea de que en cualquier momento pueden acudir a cualquiera de los dos.
¿Cómo hablar de pornografía, sexting y grooming con nuestros hijos?
Actualmente, los niños están expuestos a contenidos sexuales, riesgos en redes sociales y posibles situaciones de abuso desde edades cada vez más tempranas. Por eso, debemos saber que, no hablar del tema no los protege, al contrario, los deja solos frente a una realidad muy compleja.
Según Madeli Santos, lo más importante es abordar estas conversaciones con apertura y sin dramatismos: “¿Has visto algo que te haya confundido en internet?” o “¿Sabes qué es el grooming?” pueden ser buenas formas de iniciar el diálogo. La clave es informar sin asustar, desde la confianza y la cercanía.
Además, del diálogo, es útil acompañar con herramientas que ayuden a filtrar contenidos o establecer límites de uso. Como señaló el experto de la Universidad Científica del Sur, “se deben combinar herramientas tecnológicas con educación emocional”. Aplicaciones como Google Family Link, Qustodio o Net Nanny pueden ser aliadas, siempre que se usen sin caer en el control excesivo.
Asimismo, Santos recomendó ver contenidos con ellos y fomentar la reflexión con preguntas como: “¿Esto te parece real o sano?” o “¿Por qué crees que lo muestran así?”, de esta manera, los niños y adolescentes desarrollan una mirada más crítica frente a la información que reciben.
¿Cuál es el rol del colegio en la educación sexual?
El colegio debería brindar información clara, científica, diversa e inclusiva. Sin embargo, los temas como valores, afectos, vínculos, consentimiento y espiritualidad del cuerpo se nutren mejor en el hogar. “El colegio puede educar, la familia, acompañar y sostener”, expresó la especialista en crianza consciente.
Si surgen contradicciones entre lo que se dice en casa y en el colegio, lo primero que debemos hacer como padres es escuchar a nuestros hijos: “¿Qué te dijeron? ¿Qué pensaste sobre eso?” Luego, podemos ofrecer nuestra perspectiva sin desacreditar al otro: “Esa es una forma de verlo. En casa creemos que…”.
“Lo más importante es enseñarles que pueden existir distintas miradas y que el respeto y el pensamiento crítico son herramientas clave”, agregó Santos.
Claves para criar hijos con una visión sana y respetuosa de la sexualidad
- Empieza desde el nacimiento: El respeto, el cuidado y la consideración se enseñan desde los primeros días, incluso al bañar o cambiar al bebé.
- Habla con naturalidad: La sexualidad debe tratarse como parte del desarrollo humano, no como un tema prohibido o tabú.
- Sé clara y honesta: Usa un lenguaje sencillo, correcto y sin rodeos. La verdad y la claridad generan confianza.
- Mantén siempre la puerta abierta: La comunicación debe ser constante, cercana y libre de juicios.
- Educa con el ejemplo: El respeto, la empatía y la igualdad se transmiten tanto con palabras como con actitudes diarias.
- Incluye emociones y valores: Hablar de sexualidad también es hablar de afecto, consentimiento, límites, identidad, placer y autocuidado.
- Acompaña en cada etapa: Lleva a las niñas al ginecólogo al inicio de la pubertad y a los varones a consejería en salud sexual.
- Normaliza el cuerpo y el deseo: Enséñales que el placer no es pecado, que los límites son necesarios y que el consentimiento es fundamental.
- Hazles sentir seguridad: Que sepan que pueden acudir a ti para hablar de cualquier cosa, sin miedo ni vergüenza.
- Acepta la incomodidad: A veces será difícil, pero tu disposición a hablar y escuchar marca la diferencia.