Cada vez que atiendo en consulta psicológica, asisten muchas personas que me preguntan tímidamente:“¿Psicólogo, cree que puedo yo cambiar mi forma de actuar, de pensar, de sentir?”
Algunos pacientes más radicales expresan su fastidio tal cual son y mencionan que ya se dieron cuenta de que su matrimonio va hacia el fracaso, así como sus relaciones, incluso laborales, y que han hecho de todo, pero sus conductas siguen. Preguntan:“¿Puedo cambiar?”Desean dejar de ser celosos, controladores, agresivos y secos, incluso con sus hijos.
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Y mi respuesta es sí: es posible cambiar psicológicamente, aunque este cambio puede no ser fácil, rápido ni garantizado. La personalidad es moldeable y puede evolucionar a lo largo de la vida, especialmente a través de experiencias significativas o con esfuerzo consciente.
Si hay algo que tiene la vida es que está plagada de cambios. El cambio es una constante en la existencia de cada persona, y sin embargo, le tenemos mucho miedo. El cambio implica deshabituarse y salir de la zona de confort, y es por eso que muchas veces adaptarnos a la nueva situación se nos hace complicado.
Cambiar la forma de ser en la vida puede ser beneficioso para el crecimiento personal, el bienestar emocional y la adaptación a nuevas situaciones. El cambio nos permite desarrollar nuevas habilidades, superar desafíos y alcanzar metas que antes parecían inalcanzables. Además, puede mejorar la calidad de nuestras relaciones y ayudarnos a vivir una vida más plena y satisfactoria.

El éxito del cambio radica en la capacidad y conocimientos que pueda tener el psicólogo durante la terapia y en la predisposición del paciente para generar su propio cambio.
De ahí la importancia de asistir al psicólogo para que nos ayude en nuestro cambio, y eso se realiza a través de la Terapia Cognitivo Conductual. De esa forma, el profesional de la salud mental te ayudará a:
- Identificar tus patrones y creencias limitantes: el terapeuta te ayudará a reconocer por qué tienes ese patrón de pensamiento, en qué etapa de tu vida lo adquiriste y el comportamiento que te está limitando.
- Desarrollo de autoconocimiento: cuando estás en terapia, generas una mejor comprensión de ti mismo, tus emociones, tus motivaciones y hasta tu plan de vida.
- Aprendizaje de nuevas habilidades: el terapeuta te enseñará técnicas y estrategias para enfrentar el estrés, la ansiedad y otras emociones negativas.
- Cambio de creencias y actitudes: el terapeuta te ayudará a cuestionar y cambiar las creencias y actitudes que te están perjudicando.
- Desarrollo de habilidades sociales: previa evaluación y estableciendo un plan de trabajo consensuado con el paciente, se ayudará a mejorar sus habilidades sociales como la asertividad, el autoconcepto, el desarrollo de resolución de problemas y la mejora de la relación con los demás.
Para eso, los psicólogos tenemos que realizar prácticas empáticas durante la sesión psicológica:
- Escuchar activamente: a menudo oímos lo que queremos oír, en lugar de lo que se dice. Pero si realmente intentas ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona, necesitas desarrollar la llamada “escucha activa”. Préstale toda tu atención, comprende lo que dice y evita interrumpir.
- Validar las emociones: reconocer los sentimientos del paciente con frases como: “Veo que esto es realmente difícil para ti” para mostrar comprensión y apoyo.
- Mantenerse presente y paciente: tomarse el tiempo para escuchar y responder con atención, incluso cuando esté ocupado. Una presencia tranquila y tranquilizadora puede marcar una gran diferencia.
- Ser curioso: formular preguntas abiertas y dar a los pacientes el tiempo necesario para responder. Evitar generalizar, ya que a veces los pacientes pueden ofrecer información inesperada.
- Ofrecer tranquilidad y apoyo: permitir que los pacientes y sus familias sepan que no están solos, diciendo: “Estamos aquí para ayudarlos en esto”.
- Ser flexible: cada persona es diferente, así que se debe adaptar el enfoque a sus necesidades. Evitar la jerga psicológica y tratar de usar un lenguaje apropiado para la edad y la cultura de los pacientes.
- Ser amable: no puedes cambiar el comportamiento de los demás, pero sí puedes cambiar tu forma de reaccionar ante las personas o las situaciones. Elige liderar con amabilidad.
El éxito del cambio radica en la capacidad y conocimientos que pueda tener el psicólogo durante la terapia y en la predisposición del paciente para generar su propio cambio. Esta alianza generará nuevos patrones y conductas, y así la persona mejorará en la realización de su vida.