https://elcomercio.pe/luces/cine/superman-revela-uso-de-la-kryptonita-nunca-antes-visto-en-el-cine-james-gunn-celebs-ultimas-noticia/

Cardenal salvadoreño pide que Bukele informe sobre venezolanos presos en El Salvador

«Objetos Vitales”: cuando el cuerpo interpreta el arte popular | Genoveva Núñez Herrera | Pachi Valle Riestra | LUCES

“Hasta nuestros hijos son amigos”: Karina & Timoteo celebran 30 años con un show circense lleno de nostalgia | ¡Como en la Tele! | Circo | LUCES

¿Basta con caminar 10.000 pasos al día? La cantidad de movimiento que tu cuerpo realmente necesita para estar sano | BIENESTAR

La Luna Llena del Ciervo del 10 de julio despierta tu interior: el ritual para aprovechar su energía

El horóscopo de hoy, jueves 10 de julio de 2025: predicciones diarias para todos los signos del zodiaco

Renuncia la directora general de X tras dos años en el cargo

amor de pareja: una visión psicológica para comprender lo que sentimos | BIENESTAR

Julian Schwarz: una conversación exclusiva con el aclamado chelista que viene al Perú | LUCES


Caminar 10.000 pasos al día se ha convertido en un mantra moderno para todos aquellos que buscan mejorar su salud. Lo vemos en relojes inteligentes, lo seguimos en apps de bienestar, y lo compartimos en redes sociales con capturas de pantalla que marcan el “objetivo cumplido”. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde surge esa cifra? ¿Realmente es una regla de oro para estar sano o simplemente una meta fácil de recordar?

Para sorpresa de muchos, esta recomendación no surgió de un estudio científica, sino de una campaña de marketing japonesa. Según explicó la doctora Solange Dubreuil, directora de la carrera de medicina humana de la Universidad Científica del Sur a Bienestar, esta cifra nació en los años 60 como parte de la promoción de un podómetro llamado manpo-kei, que literalmente significa “medidor de 10.000 pasos”. Si bien estudios posteriores han demostrado que caminar esta cantidad puede aportar beneficios importantes para la salud, en realidad no se trata de una “cifra mágica”.

Newsletter Sanar en Espiral

Samanta Alva

¿Por qué los 10.000 pasos se han vuelto tan popular?

De acuerdo con Christopher Travers, fisiologista del ejercicio de Cleveland Clinic, esta cifra funciona como un talismán motivacional, ya que es un número redondo, simple y medible. En plena era digital y con la omnipresencia de las redes sociales, caminar 10.000 pasos diarios se ha convertido en una meta colectiva y visible, lo que genera un efecto social que refuerza su aceptación generalizada.

“En un mundo que busca certezas y fórmulas claras, decir “camina 10.000 pasos al día” suena como una solución concreta y alcanzable. Es una meta fácil de recordar y medir, que ha ayudado a muchas personas a tomar conciencia de su nivel de inactividad diaria. Sin embargo, es importante ir más allá del número y entender que cualquier incremento en la actividad física puede generar beneficios reales para la salud”, destacó Dubreuil.

¿Es suficiente caminar 10.000 pasos al día?

Aunque no existe una investigación definitiva que establezca los 10.000 pasos como un estándar necesario, según el fisiologista del ejercicio, alcanzarlos o superarlos suele situar a las personas en un nivel “activo”, asociado con beneficios cardiovasculares, control de peso y bienestar general.

Efectivamente, las caminatas a paso moderado tienen múltiples beneficios: reducen la presión arterial, regulan el colesterol LDL (“malo”), estabilizan los niveles de glucosa en sangre y mejoran el estado de ánimo. Sin embargo, caminar no lo es todo.

Más allá de caminar o contar pasos, necesitamos entrenar fuerza, flexibilidad y movilidad para mantener el cuerpo funcional y fuerte a largo plazo.

Más allá de caminar o contar pasos, necesitamos entrenar fuerza, flexibilidad y movilidad para mantener el cuerpo funcional y fuerte a largo plazo.

Los expertos coincidieron en que alcanzar esta cifra diaria no garantiza, por sí sola, una salud integral a largo plazo. Travers advirtió que no existe un estándar único, ya que lo más importante es moverse más cada día sin obsesionarse con un número exacto. Sin embargo, es importante tener en cuenta que caminar menos de 5.000 pasos diarios se considera un estilo de vida sedentario, mientras que un rango entre 7.500 a 9.999 pasos refleja una actividad moderada.

A esto se suma otra alerta: la falsa sensación de estar activos. Como señaló el cardiólogo Alfonso Balaguer, de Clínica Internacional “la meta de 10.000 pasos puede generar una sensación engañosa de actividad, cuando en realidad pasamos muchas horas sentados”. Según la Asociación Americana del Corazón, estar más de 8 horas al día sentado se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, incluso en personas que realizan algún tipo de actividad física.

Por eso, es fundamental interrumpir el sedentarismo con pausas activas cada dos horas, subir escaleras, estirarse o caminar mientras se habla por teléfono.

Por su parte, la doctora Andrea Málaga, especialista en medicina física y rehabilitación de la Clínica Ricardo Palma, agregó otro matiz importante con respecto a la cantidad y calidad de actividad necesaria, “uno de los mitos más comunes es pensar que basta con caminar para estar saludables. También es necesario trabajar otras zonas del cuerpo, como la columna, los brazos o la postura, e incorporar ejercicios variados”. Esto incluye fuerza, resistencia, flexibilidad y movilidad para fortalecer músculos, huesos y articulaciones.

¿Importa más cómo y con qué intensidad te mueves?

Si bien la cantidad de pasos es un indicador útil, en realidad es solo una métrica. Según Sergio Pérez, coach y jefe del departamento técnico de Smart Fit, lo que realmente marca la diferencia es la intensidad, la variedad y la frecuencia del movimiento. No es lo mismo caminar 10.000 pasos a un ritmo lento que hacerlo con energía, subir escaleras o realizar ejercicios que involucren esfuerzo físico.

En la misma línea, el experto de Cleveland Clinic refirió que “una caminata enérgica genera un estímulo cardiovascular mucho más significativo que la misma cantidad de pasos dados a paso lento”. Además, no todos los pasos cuentan igual: caminar hacia la cocina no es lo mismo que subir una pendiente o entrenar con peso corporal.

Por eso, es fundamental incorporar diversidad en la actividad física. Caminar en terrenos inclinados, practicar fuerza con sentadillas o ejercicios de empuje, y realizar trabajos de movilidad y estiramiento, favorece la salud del corazón, fortalece el sistema musculoesquelético y activa el metabolismo de forma más completa.

No todos los pasos cuentan igual. Caminar con energía, subir escaleras o hacer ejercicios de cuerpo completo tiene un mayor impacto que moverse lento o sin esfuerzo.

No todos los pasos cuentan igual. Caminar con energía, subir escaleras o hacer ejercicios de cuerpo completo tiene un mayor impacto que moverse lento o sin esfuerzo.

“El cuerpo necesita más que pasos. Levantar peso corporal o usar pesas ligeras previene la pérdida muscular, reduce el riesgo de fracturas y mejora la coordinación postural, especialmente en adultos mayores”, agregó Travers. Sumado a esto, rutinas de yoga o estiramientos mejoran el rango de movimiento, previenen lesiones y fortalecen la funcionalidad del cuerpo.

En cuanto a las recomendaciones generales, el doctor Ronald Manay, cardiólogo clínico del Centro Clínico Sanna Chacarilla, sugirió realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada o 75 minutos de alta intensidad, o una combinación de ambas, distribuidos a lo largo de la semana. Además, se aconsejan dos sesiones semanales de fortalecimiento muscular, junto con prácticas regulares de movilidad articular y respiración consciente.

¿Cómo se debe personalizar el movimiento?

No todos los cuerpos necesitan lo mismo ni responden igual al ejercicio. Por eso, es necesario personalizar el movimiento, lo cual implica adaptar la actividad física a las capacidades, condiciones de salud y objetivos de cada persona. Según Travers, la edad y el estado de salud marcan el punto de partida.

En personas con baja condición física o enfermedades crónicas, lo ideal es comenzar con caminatas suaves y cortas, e ir aumentando progresivamente la duración e intensidad, siempre respetando la tolerancia individual.

“Conforme mejoran la resistencia y la fuerza, es recomendable incorporar ejercicios más intensos y variados que trabajen no solo el sistema cardiovascular, sino también la fuerza muscular, el equilibrio y la agilidad. Esta progresión bien planificada potencia los beneficios sin poner en riesgo el organismo”.

En personas con riesgo cardíaco, hipertensión o diabetes, el fisiologista del ejercicio sugirió comenzar con caminatas moderadas de 30 minutos diarios, cinco veces por semana. Quienes buscan perder peso pueden avanzar hacia una hora diaria de caminata, siempre que no se presenten molestias físicas ni síntomas de sobrecarga.

También es clave escuchar al cuerpo. Travers advirtió que síntomas como dolor en el pecho, falta de aire, palpitaciones, mareos o sudoración excesiva son señales de alerta. En estos casos, se debe detener la actividad y acudir al médico.

Celebrar logros pequeños y elegir actividades que disfrutes es la mejor forma de mantenerte motivado y activo.

Celebrar logros pequeños y elegir actividades que disfrutes es la mejor forma de mantenerte motivado y activo.

¿Cómo saber si te estás ejercitando con la intensidad adecuada?

Una herramienta útil es la “prueba del habla”: si puedes mantener una conversación ligera mientras te ejercitas, estás en un rango moderado ideal. Si apenas puedes hablar con frases cortas, probablemente estés en una zona de alta intensidad. La respiración también da pistas: si es uniforme y controlada, estás en buen nivel, en cambio si es muy agitada, lo más probable es que te estés exigiendo de más.

Por su parte, el cardiólogo Ronald Manay destacó que también se puede realizar una autoevaluación controlando el pulso: resta tu edad a 220 para obtener tu frecuencia cardíaca máxima. Si alcanzas entre el 60% y el 80% durante el ejercicio, estás en un rango moderado; más del 80% ya es alta intensidad.

¿Cómo incorporar más movimiento a tu rutina diaria y mantenerte motivado?

No necesitas pasar horas en el gimnasio ni tener una rutina perfecta para mejorar tu salud. Lo importante es moverte con regularidad y encontrar formas de hacerlo parte de tu día a día. Según la doctora Dubreuil, el movimiento no solo mejora la salud cardiovascular, reduce la grasa visceral y fortalece el sistema inmune, sino que también tiene un profundo impacto en la salud mental: regula el sistema nervioso, mejora el sueño, reduce la ansiedad, eleva la autoestima y favorece la oxigenación cerebral.

Además, incrementar la frecuencia cardíaca mediante caminatas o ejercicios aeróbicos estimula la liberación de endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo, ayuda a regular las emociones y a disfrutar más del día a día. “Muchas veces se piensa en el ejercicio solo como una herramienta física, pero en realidad es una medicina poderosa para cuerpo y mente”, sostuvo la experta de la Universidad Científica del Sur.

Por eso, incorporar más movimiento puede ser tan simple como:

  • Subir escaleras en lugar de usar el ascensor.
  • caminar mientras hablas por teléfono.
  • Hacer estiramientos cada hora.
  • Empezar el día con unos minutos de yoga.

No hace falta una hora continua, ya que sumar minutos de actividad a lo largo del día también genera grandes beneficios. Sergio Pérez recomendó integrar pausas activas, usar transporte activo siempre que sea posible o dedicar 10 a 15 minutos diarios a ejercicios funcionales en casa.

Para quienes recién comienzan o han perdido la constancia, la motivación no nace de la exigencia, sino del disfrute. “Celebrar cada pequeño logro y avanzar paso a paso es esencial”, destacó Dubreuil. En esta misma línea, la doctora Andrea Málaga sugirió empezar con metas alcanzables, como caminar 10.000 pasos, y luego incorporar variedad. Si el peso se estanca o el progreso se frena, no hay que frustrarse, simplemente es una señal para ajustar o intensificar la rutina.

Travers, por su parte, aconsejó armar un plan gradual adaptado al estilo de vida y preferencias personales, considerando factores como la frecuencia, la intensidad, el tipo de ejercicio y el tiempo disponible. Establecer metas pequeñas y medibles —como aumentar los pasos semanales o sumar una sesión de fuerza— genera una sensación de logro que impulsa a seguir. Registrar el progreso, compartir objetivos o moverse con música también ayuda a que el ejercicio deje de sentirse como una obligación y se transforme en una fuente de bienestar y satisfacción.

“El cuerpo no cuenta pasos, sino estímulos. La clave está en que el movimiento sea variado, significativo y adaptado a tu estilo de vida. Más que moverse más, se trata de moverse mejor. Incorporar ejercicios conscientes, respiración profunda, fortalecimiento físico y movilidad no solo mejora la condición física, sino que construye un cuerpo resiliente, eficiente y adaptable”, concluyó Solange Dubreuil.



Source link