Julian Schwarz (EE.UU., 1991) recuerda que a los ocho o nueve años ya tocaba el chelo. Un día en particular había acompañado a su padre, reconocido director de orquesta, a un festival musical. Estuvo presente en la primera parte de la Sexta Sinfonía de Beethoven (la “Pastoral”) y después fue al backstage a jugar con sus primos. Pero entonces llegó la segunda parte de la pieza y Julian, al escucharla, simplemente ya no quería jugar; mejor dicho, ya no podía. Poseído por algo más fuerte que él mismo, volvió al hall, se sentó en el suelo de la primera fila, y prestó atención hasta el final.
“Me dio tanta alegría y me afectó emocionalmente a tal punto que sabía que tenía que continuar siendo un músico”, contó Schwarz a El Comercio sobre esa experiencia clave para que hoy sea uno de los chelistas más destacados del mundo. Él visitará el Perú para un recital en el Teatro Municipal de Lima la noche del martes 5 de agosto. Estarán él, la audiencia, y su chelo del siglo XVIII; el paso del tiempo, la exposición a los elementos, le ha dado a este instrumento un sonido muy particular. En palabras del músico, tiene un “color” diferente. Acompañarán la velada más de 50 músicos de la Orquesta Filarmónica Teresa Quesada, en su debut.

Schwarz es uno de esos músicos que compaginan los recitales con la docencia. En días de semana trabaja de 9 a 5, como un mortal más, y los fines de semana toca frente al público. Vive entre salones de clases, aeropuertos y halls de conciertos; también tiene que cuidar a su hijo recién nacido, por lo que al viajar no se puede quedar mucho en el destino. Le han hablado bien de Lima, así que visitará algunas partes de la ciudad, pero nada más.
“Creo que ser maestro me fuerza a pensar siempre en nuevas formas de dar lo mejor cuando toco. Paso mucho tiempo con el mismo repertorio y cuando estoy trabajando esas piezas con mis estudiantes, puedo pensar en ellas de una manera fresca. Puedo de algún modo enmendar mi opinión sobre ellas. Al tocar me vuelvo un mejor maestro porque le puedo enseñar a mis estudiantes cosas que he descubierto”, explicó. Y si el chelo es su instrumento preferido, es por ser uno de los que mejor puede imitar la voz humana. “Puede sonar como el más alto de los sopranos o el más bajo de los bajos”; esto le permite un mayor rango expresivo.
Schwarz proviene de una dinastía de músicos; su abuelo fue Sol Greitzer, violinista excelso al que jamás conoció. No obstante llegó a escuchar una de sus grabaciones, lo cual resultó una sorpresa. El sonido del nieto y el abuelo se parecían demasiado. ¿Cómo fue esto posible?
“Al día de hoy no lo sé. Lo más fácil sería decir que recibí un gen musical de mi abuelo que se transmitió a través de las generaciones”, dijo Schwarz, quien hace referencia al debate de naturaleza versus crianza. “Por más que me gustaría pensar que todo lo que he aprendido viene de mis maestros y de mis padres; probablemente un 90% es de eso, pero el otro 10% viene de adentro y no puede ser subestimado”, sostuvo.
¿Qué se puede esperar de su show en Lima? Tocará el Concierto N.º 1 en la menor de Camille Saint-Saëns y el Concierto en si menor de Antonín Dvořák. El primero es una pieza ligera que representa todas las capacidades del chelo, es también una de las más interpretadas en todo el mundo. La segunda en cambio, en palabras de Schwarz, sería el equivalente a Machu Picchu por su importancia para el instrumento. La noche promete.
DATOS
Julian Schwarz en Lima
5 de agosto en el Teatro Municipal (Jirón Ica 377, cercado de Lima)
Entradas a la venta en Ticketmaster.
Hay un 9% de descuento en entradas para socios del Club El Comercio.