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En los últimos años, el cuidado de la piel ha dejado de ser exclusivo de los expertos o fanáticos del skincare para convertirse en parte de nuestra cotidianidad. Basta con abrir las redes sociales, mirar las estanterías de una farmacia o notar el auge de las tiendas de belleza y cuidado personal para ver que la piel ha ganado un lugar clave en nuestra rutina de bienestar. Definitivamente, cada vez más personas —desde adolescentes hasta adultos mayores—buscan mejorar la salud y apariencia de su rostro, no solo con maquillaje, sino a través de ingredientes activos respaldados por la ciencia.

En medio de esta gran revolución cosmética, tres ingredientes se han convertido en los protagonistas de millones de rutinas de cuidado de la piel: vitamina C, niacinamida y ácido salicílico. Aunque no son nuevos en el mercado, su popularidad ha crecido notablemente en los últimos años. Como explicó el doctor Alok Vij, dermatólogo de Cleveland Clinic a Bienestar, se trata de activos cuya eficacia está comprobada por la ciencia. Además, son accesibles y ofrecen soluciones efectivas para diversas preocupaciones cutáneas, lo que ha despertado un creciente interés entre el público.

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Samanta Alva

Para el dermatólogo Sebastián Salinas, del Círculo Dermatológico del Perú, este boom también responde a una transformación cultural: “Creo que este auge se debe a una mayor conciencia por parte de las personas sobre el cuidado de la piel, especialmente desde una temprana edad, para prevenir el envejecimiento, el cáncer de piel, y promover una piel más saludable. Esta tendencia se explica porque quienes cuidan su piel y usan este tipo de ingredientes suelen ver beneficios evidentes con el tiempo: menos arrugas, manchas, acné y signos de envejecimiento. Es un cambio notable si lo comparamos con lo que ocurría hace 20 o 30 años, cuando el uso de productos específicos era escaso y se descuidaba, por ejemplo, la protección solar. Aunque estos activos son conocidos desde hace tiempo, hoy existe una mayor difusión de sus beneficios, lo cual es muy positivo”.

Sin duda, este cambio ha marcado un antes y un después, pues hace apenas unos años, el cuidado facial se limitaba al jabón, una crema hidratante y, con suerte, el bloqueador solar. Hoy, en cambio, las personas comparan etiquetas, investigan concentraciones y se atreven a combinar activos potentes en busca de resultados más efectivos.

Pero con esta nueva ola de interés también surgen dudas comunes y necesarias: ¿Cuál de estos ingredientes es más efectivo? ¿Se pueden usar juntos sin irritar la piel? ¿Existe una forma correcta de combinarlos para potenciar sus beneficios sin correr riesgos?

¿Qué son estos ingredientes y para qué sirven?

Vitamina C

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico es un potente antioxidante que protege la piel del daño causado por los radicales libres y la exposición solar, ayudando a prevenir el fotoenvejecimiento. Además, estimula la producción de colágeno, mejorando la elasticidad y firmeza de la piel.

Según Carla Hübner, dermatóloga de la Clínica Ricardo Palma, también puede potenciar tratamientos despigmentantes, ayudando a reducir manchas y a unificar el tono de la piel, además de aportar luminosidad al rostro. Su efecto cicatrizante y regenerador la convierte en un gran aliado para mejorar la calidad general de la piel.

Niacinamida

De acuerdo con el doctor Salinas, la niacinamida es una forma activa de la vitamina B3 que ofrece múltiples beneficios según su concentración y formulación. Tiene una leve acción antioxidante y despigmentante, ayudando así a mejorar la textura de la piel y a reducir arrugas finas.

El ácido salicílico es ideal para piel grasa o con acné; la niacinamida calma, hidrata y mejora la barrera cutánea, y la vitamina C unifica el tono, da luminosidad y combate signos de envejecimiento.

El ácido salicílico es ideal para piel grasa o con acné; la niacinamida calma, hidrata y mejora la barrera cutánea, y la vitamina C unifica el tono, da luminosidad y combate signos de envejecimiento.

Es ideal para pieles con tendencia a la irritación o sensibilidad, ya que posee propiedades antiinflamatorias. También fortalece la barrera cutánea y mejora la hidratación.

Ácido salicílico

Es un ácido del grupo de los betahidroxiácidos (BHA) y actúa como un exfoliante químico liposoluble, lo que le permite penetrar fácilmente en los poros y limpiarlos en profundidad. Tiene una acción queratolítica, es decir, ayuda a eliminar células muertas, y también es comedolítico, lo que lo hace eficaz para tratar el acné, los puntos negros y blancos, y los poros dilatados.

Asimismo, regula la producción de sebo y mejora el proceso de queratinización de la piel, siendo útil en afecciones como la psoriasis o el engrosamiento de la piel corporal.

¿Cuál es mejor según tu tipo de piel y necesidad?

Acné e imperfecciones

Como indicó Glenda Escalaya, dermatóloga y docente en la maestría de medicina estética de la Universidad Científica del Sur, el ácido salicílico es un excelente tratamiento para el acné con comedones (espinillas). Su uso, junto con la niacinamida, reduce la inflamación y mejora la apariencia enrojecida.

“En casos de acné leve, una estrategia común es alternar el uso de ácido salicílico con retinoides por las noches, lo que ayuda a mantener los poros limpios y prevenir brotes. Si el acné es más inflamatorio, puede requerirse un tratamiento médico más completo, incluso con medicación oral. Una vez superada la fase activa, cuando quedan manchas o marcas residuales, la combinación de salicílico con niacinamida resulta especialmente útil para mejorar el tono y la textura de la piel. La elección del tratamiento siempre dependerá del tipo de acné y el nivel de inflamación presente”, precisó la experta de la Clínica Ricardo Palma.

Manchas y tono desigual

Entre los 3 ingredientes, para tratar manchas oscuras y unificar el tono de la piel, el mejor activo es la vitamina C, ya que aporta luminosidad y actúa sobre la cadena de producción de pigmento, inhibiendo la enzima tirosinasa. Además, como destacó Sebastián Salinas, la niacinamida también contribuye a reducir la inflamación y a regular la pigmentación, bloqueando específicamente la transferencia de melanosomas.

“Sin embargo, es importante tener en cuenta que el tratamiento de manchas es complejo y a veces requiere de intervenciones más allá de productos tópicos, como el uso de láseres u otros, por lo que es mejor consultar con un dermatólogo”.

Piel sensible

Según el dermatólogo, los tres ingredientes pueden usarse en pieles sensibles; sin embargo, como refirió la doctora Escalaya, la nacinamida posee propiedades antiinflamatorias, mejora la barrera cutánea y es la que mejor se tolera. “El ácido salicílico y la vitamina C pueden utilizarse en bajas concentraciones, especialmente en pieles sensibles, ya que en dosis elevadas o con un pH muy bajo pueden causar irritación”, advirtió.

Piel grasa y poros dilatados

Para este tipo de piel, Alok Vij aseguró que, el ácido salicílico es el ingrediente más recomendable debido a su capacidad para penetrar en los poros y limpiarlos de manera profunda. Ayuda a controlar la producción de sebo y evita la obstrucción, lo que contribuye a minimizar la apariencia de los poros dilatados.

Vitamina C con niacinamida es una dupla segura y efectiva; sin embargo, con el ácido salicílico es mejor alternar su uso.

Vitamina C con niacinamida es una dupla segura y efectiva; sin embargo, con el ácido salicílico es mejor alternar su uso.

La niacinamida también puede ser de gran ayuda, ya que regula la producción de sebo, mejora la apariencia de los poros y calma la piel, agregó Elba Naccha, dermatóloga de Clínica Internacional.

Envejecimiento y textura

Si se busca una piel más firme, luminosa y con mejor textura, los tres ingredientes son claves. Por un lado, como detalló el doctor Vij, la vitamina C es un potente antioxidante que protege del envejecimiento prematuro y estimula la producción de colágeno, mejorando la firmeza y luminosidad. La niacinamida destaca por fortalecer la barrera cutánea y afinar la textura, mientras que el ácido salicílico exfolia en profundidad, desobstruye los poros y deja la piel más suave y uniforme.

¿Se pueden combinar estos activos en una misma rutina?

Usar varios activos en una misma rutina puede ser intimidante, pero cuando se hace de forma correcta, la combinación de vitamina C, niacinamida y ácido salicílico puede potenciar los resultados sin comprometer la salud de la piel.

Vitamina C y niacinamida: Una dupla muy efectiva

Durante años se creyó que se anulaban mutuamente. Sin embargo, cuando están correctamente formuladas pueden potenciar sus beneficios en la piel. La vitamina C protege frente al estrés oxidativo inducido por la radiación solar, lo que da como resultado una piel más luminosa y con un tono más uniforme. Por su parte, la niacinamida reduce la inflamación, ayudando a calmar el enrojecimiento, explicó Glenda Escalaya.

Se puede aplicar primero la vitamina C, seguido de la niacinamida, una vez que la primera se absorba por completo.

Vitamina C y ácido salicílico: Una mezcla que requiere de precaución

Según el dermatólogo de Cleveland Clinic, la combinación de ácido salicílico y vitamina C puede ser eficaz, pero se recomienda aplicarlos en momentos distintos del día para evitar posibles irritaciones. El ácido salicílico exfolia la piel y puede aumentar la penetración de otros ingredientes, por lo que es mejor usarlo por la noche. La vitamina C, en cambio, es ideal para aplicarse por la mañana debido a sus propiedades antioxidantes que protegen la piel durante el día.

Niacinamida y ácido Salicílico: Una sinergia poderosa

La combinación de niacinamida y ácido salicílico es una mezcla clásica de suma utilidad en pieles grasas o con acné. De hecho, como mencionó el doctor Salinas, hay varios productos que combinan estos dos ingredientes, sean en geles, cremas o serums, y se pueden aplicar en la mañana o noche dependiendo del caso.

Por su parte, Alok Vij afirmó que esta combinación puede ser eficaz para reducir la rojez y mejorar la apariencia de la piel, siempre y cuando se introduzca de manera gradual. Primero se debe aplicar el ácido salicílico, hay que esperar unos minutos y luego continuar con la niacinamida.

¿Con qué otros ingredientes no debemos combinarlos?

Hay combinaciones que conviene evitar, sobre todo, si se aplican en la misma rutina y sin supervisión dermatológica. Según Glenda Escalaya y Sebastián Salinas, algunas mezclas pueden irritar la piel o desactivar los beneficios de ciertos activos.

Por ejemplo, la vitamina C no se debe mezclar con peróxido de benzoilo, ya que lo oxida y anula su efecto. Tampoco con retinoides ni ácidos de alta concentración, pues aumenta el riesgo de irritación. Además, la dermatóloga sugirió evitar productos alcalinos o con cobre, puesto que pueden desestabilizarla.

Es importante empezar con concentraciones bajas y observar cómo responde la piel a estos activos. Si hay picor, enrojecimiento o descamación, es necesario ajustar la rutina o consultar con un dermatólogo.

Es importante empezar con concentraciones bajas y observar cómo responde la piel a estos activos. Si hay picor, enrojecimiento o descamación, es necesario ajustar la rutina o consultar con un dermatólogo.

Mientras que, la niacinamida aunque es bien tolerada, pierde eficacia si se combina con ácidos fuertes, y puede generar irritación. En cambio, el ácido salicílico es mejor no usarlo junto a retinoides potentes u otros ácidos exfoliantes, como el glicólico en la misma aplicación, especialmente en pieles sensibles o reactivas.

¿Cuándo y cómo usarlos?

Según el doctor Vij es preferible usar la vitamina C por la mañana, ya que ayuda a proteger la piel contra los daños causados por los radicales libres y la exposición al sol. Además, de que potencia la efectividad del bloqueador solar, ofreciendo una protección adicional contra los daños ambientales.

En contraste, el ácido salicílico se recomienda aplicar por la noche, ya que exfolia la piel y puede hacer que la dermis se vuelva más sensible al sol. Al aplicarlo por la noche, se permite que la piel se recupere mientras duerme, reduciendo la exposición al sol. Es fundamental usar un protector solar durante el día si se utiliza ácido salicílico la noche anterior.

La niacinamida, en cambio, es un activo versátil y puede aplicarse tanto en la mañana como en la noche. Se recomienda después de la limpieza y antes de la hidratación para maximizar sus efectos de restauración y protección.

En el caso de que se quiera integrar estos tres ingredientes en la rutina diaria, la dermatóloga Elba Naccha lo resumió de la siguiente manera:

Mañana

  1. Limpiador suave
  2. Vitamina C
  3. Niacinamina
  4. Hidratante
  5. Protector solar mínimo de SPF 50

Noche

  1. Limpiador suave
  2. Ácido salicílico
  3. Niacinamida
  4. Hidratante

¿Cómo elegir buenos productos?

Para elegir el producto adecuado, lo primero es identificar tu tipo de piel. Como señaló la doctora Carla Hübner: “Si es muy seca, conviene optar por productos en crema; si es muy grasa, los sueros suelen funcionar mejor”. También recomendó optar por marcas confiables, ya que generalmente cuentan con respaldo científico y buscan adaptarse mejor a las necesidades de la piel.

Según Glenda Escalaya las concentraciones también son un aspecto clave a considerar. En el caso de la vitamina C, se sugiere empezar con formulaciones entre 5% y 10%, especialmente en pieles sensibles, ya que concentraciones mayores podrían resultar irritantes. Para la niacinamida, una concentración menor al 2% tiene un efecto antiinflamatorio, mientras que entre 5% y 10% actúa como despigmentante. En cuanto al ácido salicílico, lo ideal es buscar productos con concentraciones entre 0.5% y 2%, dependiendo de la tolerancia de la piel.

Por ello, como recalcó Sebastián Salinas, es fundamental estar atentos a señales específicas en piel que podrían indicar que estamos usando una concentración demasiada alta o una combinación inadecuada. Lo principal es vigilar signos de irritación:

  • Descamación.
  • Picor, dolor o ardor en el rostro.
  • Enrojecimiento en la zona aplicada que puede ser a los pocos minutos o luego de varias horas.

“Ver el momento en que aparecen estos signos también es importante. Si aparece tras exponerse al sol, nos indica que claramente hay un componente del producto o rutina que está interactuando con el sol y causando irritación. Lo más recomendable es empezar de forma interdiaria para determinar la tolerancia de la propia piel. Sin embargo, para tener una mejor orientación y resolver cualquier duda, consultar con un dermatólogo siempre es la mejor opción”, concluyó Salinas.



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