Todo empieza con un temblor casi imperceptible. Un crujido en la madera. Una sombra que se estira. En la infancia, basta una lámpara encendida a medias para que el mundo se convierta en territorio hostil. Ahí, en la penumbra del cuarto, se gestan los primeros miedos: criaturas sin forma, monstruos debajo de la cama, ojos flotantes que parpadean desde las paredes. Con el tiempo, los adultos y la lógica se encargan de explicarlo todo. Pero lo cierto es que los monstruos no se van. Solo aprenden a disfrazarse mejor.
La premisa de “La ópera de los monstruos« es clara: durante una pijamada, Manu y sus amigos se adentran en un universo onírico donde los sentidos se intensifican y las emociones toman cuerpo en monstruos extraños y fascinantes. Esta ópera poco convencional —que cruza títeres gigantes, danza, instalaciones visuales y música en vivo— propone un viaje escénico en el que el humor, el canto y la sorpresa invitan a mirar de frente lo que no entendemos. A reconocer en lo extraño una forma distinta de crecer.
“Lo que queremos es acercar la ópera a todas las edades, sin solemnidad ni prejuicios. No es una obra solo infantil: está pensada para niños, adolescentes y adultos —explica Natalia Chami, cocreadora junto a Azul Borenstein y Yuriria Fanjul—. Los monstruos no vienen a asustar, sino a mostrarse, a decirnos algo. A veces, lo que no entendemos simplemente necesita ser visto con otra luz”.

La composición musical está a cargo de Rodrigo Cadet y la dirección musical de Gonzalo Sánchez Villanueva.
Aquellos nuevos monstruos
A medida que crecemos, los monstruos se mudan de lugar. Salen del clóset o de debajo de la cama para instalarse en zonas más borrosas: el miedo al fracaso, al rechazo, a no encajar. La ópera de los monstruos también trata sobre eso.
“Iniciamos este proyecto queriendo enseñar a los niños a reconciliarse con sus miedos, pero en el camino ellos nos enseñaron a reconciliarnos con los nuestros —menciona Yuriria Fanjul—. Los niños no tienen las barreras que sí cargamos como adultos. Juegan sin miedo, cantan sin vergüenza, se permiten sentir asco o risa sin juicio. Nosotros les tememos a muchas cosas que ellos todavía enfrentan con naturalidad”.

El elenco está conformado por el soprano Alejandra Llenque, el barítono Andrés Asencio, la pianista Ana Osnayo y los actores César Chirinos, Marco Flozu y Lucila Shmidt.
Y es que hay algo profundamente liberador en ver a un monstruo que canta en idioma monstruo, que se tropieza con una baba y provoca carcajadas. La puesta encuentra ahí una de sus claves: el humor y la abstracción no solo entretienen, también desarman lo temido, lo vuelven próximo. El lenguaje escénico se cruza y se desborda, sin perder claridad ni perder de vista al espectador: invitarlo a jugar, a sentir, a imaginar.
Ese respeto por la complejidad infantil enfrenta hoy un desafío mayor: captar la atención de una generación moldeada por el scroll y la inmediatez. “No podemos competir con los reels ni con el celular —reconoce Azul Borenstein—, pero sí podemos seguir ofreciendo otras formas de estar presentes. Propuestas sensoriales, visuales, que activen el cuerpo y las emociones. No se trata de prohibir las pantallas, sino de abrir otras puertas”.

«La Ópera de los Monstruos» una colaboración entre la Compañía Flotante (teatro para niños, Perú–Argentina) y STAGE of the ARTS (compañía de ópera y teatro, México).
“La ópera de los monstruos” apuesta por eso: recuperar el asombro desde lo tangible, lo teatral, lo imperfecto. No propone una historia cerrada ni una moraleja masticada. Propone una experiencia que termina como empezó —con un crujido, una sombra, una risa— porque el miedo nunca se va, solo aprendemos a nombrarla.
Sobre
«La ópera de los monstruos»
Temporada: Del 28 de junio al 13 de julio de 2025
Funciones: sábados y domingos, 4:00 p. m.
Lugar: Teatro del Centro Cultural de la Universidad del Pacífico.
Entradas disponibles en Joinnus.
La Compañía Flotante: @flotanteinstalacion y STAGE of the ARTS: @stageartsmx