“La vida no es tan larga como para desaprovechar oportunidades y tener miedo”, dice Andrea Luna, con la certeza de quien aprendió a caminar sobre sus propias cicatrices. Hoy, más madura, más libre y más dueña de su historia, cumple un sueño que postergó durante años: cantar con voz propia, sin guion ni personajes de por medio. Actriz, cantante, empresaria, pintora y más, Andrea no se limita a una etiqueta. Se permite ser muchas cosas a la vez. Y lejos de perderse en esa multiplicidad, ha encontrado ahí su verdadera fortaleza.
“Durante años actué y cantaba solo cuando me lo pedían. No me atrevía por miedo. Hasta que un día me dije: ‘He venido a esta vida a hacer realidad mis sueños’. Y empecé. Me preparé, y ahora estoy grabando más canciones. Quiero cerrar el año con tres temas nuevos”, refiere.

Andrea Luna tiene 7 canciones grabadas y a fin de año planea lanzar su primer EP. (Hugo Pérez)
/ HUGO PEREZ
Recientemente, Andrea Luna lanzó el videoclip de “Tan cerca, tan lejos”, un tema pop rock que marca un nuevo paso en su faceta como cantante. Aunque el proceso fue —según ella— “medio experimental”, lo vivió sin miedo al riesgo.

“Estoy probando, avanzando. Me gusta mucho este estilo musical, pero también lancé una cumbia pop en verano, que le fue muy bien, y antes había probado con baladas. Estuve buscando mi estilo musical… y creo que por fin lo estoy encontrando”, destaca.
Personaje histórico
Aunque la música la está llevando por nuevos caminos, Andrea Luna no deja de lado la actuación. Al contrario, se encuentra inmersa en uno de los retos más ambiciosos de su carrera: interpretar a la Perricholi en una nueva versión cinematográfica dirigida por Augusto Tamayo.
“Estamos por empezar oficialmente el rodaje, pero ya hemos grabado algunas escenas. Es un proyecto costoso y complejo, y estoy confiando plenamente en Tamayo, porque ya trabajé con él antes y sé que es un director riguroso, además de ser el único en el país que sigue haciendo cine de época”, comenta.
Se trata, además, de una figura histórica que le ha fascinado desde muy joven. “Sé bastante de ella porque desde chica me ha gustado. Ahora, al construirla, estoy investigando a fondo quién fue, qué la movía, por qué la juzgaron tanto en su tiempo. Era una mujer aguerrida, en una época donde las mujeres no tenían voz ni voto. Para mí, es un referente”, asegura.
Y en ese proceso de exploración ha descubierto similitudes con su propia historia: “Me doy cuenta de que yo también soy frontal, que como ella, vengo del mundo del arte, que me gusta cuestionar. Ella hacía teatro, cantaba… es un personaje que está muy vinculado no solo al poder, sino también al espectáculo”.
Andrea es consciente de la responsabilidad que implica ponerse en la piel de alguien que ha sido tan malinterpretada por la historia. “Siempre la mostraron como una mujer interesada, una caricatura. Pero no fue así. Quiero mostrar su complejidad, su humanidad. Es hora de contar su historia de verdad”.
Sabe también que no será fácil enfrentar las comparaciones: Mónica Sánchez y Melania Urbina ya dieron vida a este personaje en televisión.

“Admiro a las dos, han sido referentes para mí desde que era niña. Por supuesto que hay una gran responsabilidad, pero este proyecto es distinto: ellas lo hicieron para televisión, y lo mío es una versión cinematográfica”.
Del miedo al poder
Andrea Luna no solo creció como artista. También tuvo que reconstruirse como mujer. El camino hacia el empoderamiento, dice, comenzó desde muy joven, cuando empezó a cuestionar los mandatos que la rodeaban.
“Fui educada en un colegio de monjas, en un entorno muy conservador. Luego, estudié la secundaria en Estados Unidos y el cambio fue fuerte. Allí aprendí otra forma de mirar el mundo, de acercarme a la gente, de hablar sin miedo. Acá, por querer ser artista, sentía que me juzgaban demasiado”, cuenta.
Su historia también tiene sombras. Reconoce que, en sus inicios, fue vulnerable ante personas que ejercieron poder sobre ella. Que le tocó enfrentar prejuicios, entornos machistas y situaciones injustas. Pero también aprendió a poner límites. A reconocerse. A sanar.
“Aprendí a quererme más, a cuidarme, a tener ideas más sólidas. Entendí que en un momento estuve deslumbrada por cosas que no eran reales, por personas que ejercieron poder desde lugares muy tóxicos. Y aunque esa etapa salió a la luz y se dijo mucho, me molestó que se justificara lo que hizo esa persona solo porque dijo que era alcohólico. Lo que hizo no se justifica con nada. Tampoco hay que hacer un rockstar a un agresor. Eso no es chévere. Estamos en otra época”, afirma.
Andrea evita mencionar nombres, pero cuando se le consulta directamente por las declaraciones de Pietro Sibille —su expareja, quien admitió haber sido adicto al alcohol, haberla maltratado psicológicamente y expresó arrepentimiento—, no esquiva la pregunta:
“Me chocó que tanta gente lo aplaudiera, que dijeran ‘qué grande’, ‘qué bien’. Yo no le creo, porque estuve ahí. Y me duele que endiosen a alguien que no tiene nada que endiosar. Es un gran actor, sí, pero cometió muchos errores. Qué bueno que quiera cambiar, ojalá lo logre. Pero lo que hizo no se borra. No después de tantos años”, sentencia.
Hoy, Andrea se define como una mujer más fuerte. No porque el dolor la haya endurecido, sino porque el tiempo le ha dado herramientas. “Ahora tengo sueños más grandes, más ambiciosos. Me siento más preparada para defenderme en la vida. Y estoy rodeada de gente buena: mi familia, mis amigos, mi equipo. Eso hace toda la diferencia”.
Uno de esos apoyos es su padre, con quien lidera Luna Projects, una agencia de representación artística que gestiona más de 30 talentos. “Muchos de ellos se han vuelto mis mejores amigos. Me llena tener un espacio propio donde puedo trabajar con respeto, libertad y cariño”, dice.
Además, está enamorada. Comparte su vida con Diego Bronstein, músico, actor y empresario. “Tenemos muchísimo en común y eso hace que salgamos adelante juntos. Estoy en una etapa llena de retos y sueños. Me siento como una supermujer, aprendí a hacer de todo y estoy rodeada de amor y talento por todos lados”.
Y no para. Mientras avanza con la música y se prepara para su protagónico como La Perricholi, también tiene en el horizonte otra película, una serie aún bajo reserva y un proyecto teatral en camino.