No se puede hablar de la historia de las artes escénicas sin mencionar a la ópera, y no se puede hablar de los orígenes de la ópera sin mencionar a Claudio Monteverdi (Italia, 1567 – 1643). No inventó el género, pero su trabajo fue crucial en desarrollarlo, en hacer la transición musical entre el renacimiento y el barroco; gracias a él la ópera es lo que hoy conocemos. Ahora una puesta en escena que transita entre el concierto y el teatro examina su vida y legado.
Dirigida y escrita por Mateo Chiarella, “Monteverdi, el ritual de la ninfa” presenta a Alfonso Santistevan y Celeste Viale como Claudio y Claudia Monteverdi, respectivamente, marido y mujer al centro de un momento clave de la historia de las artes. A lo largo de la obra ambos representan escenas de su vida conyugal, donde predican del amor; el resto del tiempo suenan fragmentos de ópera con la dirección musical de César Vega e interpretados por Diego García (violonchelo), Adelaida Mañuico (violín), Silvia Valdivia (piano), Ericka Camacho (soprano) y Ssuler Quintana (tenor); un sonido que se queda en el ambiente por la acústica del teatro Ricardo Blume.
“A mí me gusta la ópera. Dentro del trabajo que estuve haciendo en el Gran Teatro Nacional, un trabajo de acercamiento a los públicos, una de las preguntas claves es cómo nace la ópera. Al entrar a eso empecé a escuchar la música de Monteverdi y me fascinó”, contó Chiarella a El Comercio luego del ensayo general. “Cuando se hicieron los primeros intentos de ópera eran estructurales, se escribía algo y que sea cantado, pero no hilaban la afectividad del personaje al canto. Y eso es un aporte de Monteverdi”, resaltó. Son tres las óperas de Monteverdi que sobrevivieron al tiempo: “Orfeo”, “El retorno de Ulises a la patria” y “La coronación de Popea”.
“Monteverdi es de esos seres humanos totales, hijo de su tiempo. Él toma de los madrigalistas italianos la capacidad de describir con notas musicales aquello que el texto está narrando”, dijo por su parte el director musical César Vega. Para él, que sus músicos hayan tenido que interpretar fragmentos de tres óperas del maestro italiano fue un reto. “Puedes ser muy técnico y afinado, pero si no cantas estas piezas con el afecto que el compositor ha querido mostrar, es como no hacer nada. Estas piezas deben impactar emocionalmente, para lo cual el cantante debe estar dispuesto a ir más allá”, resaltó.
Si bien el italiano conoció el éxito en vida, no estuvo libre de problemas. Abunda en su biografía está la gente que le pagaba tarde o que de plano no lo hacía. “Esa ha sido la de siempre con los artistas. Esto viene de la sensación de que el arte es de bufones, y son de alguna manera menospreciados. Y más allá de la agresión eso se representa muchas veces en no considerar que eso es un oficio honorable”, sentenció Chiarella. “Cuando no entiendes eso empiezas como a olvidarte de sus cosas fundamentales, la protección de su de su de su economía, de pensar que tiene una familia”.
Para esta obra Chiarella eligió a dos actores veteranos, quienes pueden representar el peso emocional de los personajes. “Yo necesitaba gente que hable bien. Hay un estilo de actuación que se necesita; si trabajo con gente mucho más joven, que tiene la tendencia a correr el texto, entonces no va a ser tan didáctico. Necesitaba actores de experiencia ahí. [La complicidad entre ellos] es evidente, provienen también de toda la escuela de Blume, del TUC; hay una un entendimiento generacional y también formativo”.
DATOS
“Monteverdi, el ritual de la ninfa”
Lugar: Teatro Ricardo Blume (Jr. Huiracocha 2160, Jesús María)
Temporada del 13 de junio al 3 de agosto de 2025.
Funciones: viernes y sábado a las 8 p.m., domingo a las 7 p.m.
Entradas: Teleticket.