En Lima, el simple acto de desplazarse puede convertirse en una odisea cuando el cuerpo no responde con facilidad. Cruzar una pista sin rampas, subir a un bus sin ayuda, encontrar un espacio en un restaurante: lo que para muchos es rutina, para otros es una carrera de obstáculos cotidiana. Desde esa realidad parte el regreso de “No puedo dejar este cuerpo sin contar esta historia”, obra que se presenta en el Teatro de la Universidad del Pacífico, ampliando la reflexión sobre lo que significa vivir desde una movilidad reducida.
Basada en la vida de la psicoanalista y dramaturga Valeria García, la obra se adentra en su propia experiencia con la discapacidad física, pero sin victimismo ni consigna. Lo hace desde una mirada íntima y emocional, en un unipersonal interpretado por Verónica Garrido Lecca. Sentada en una silla de ruedas, la protagonista entabla un diálogo con su cuerpo, con su mente, con el encierro, con la medicina que no llegó a tiempo por la pandemia.

Este unipersonal está protagonizado por la actriz Verónica Garrido Lecca, quien interpreta a Valeria. (Foto: Difusión)
La puesta en escena —fragmentada como la memoria, cargada de imágenes, fotografías y archivos— da forma a un lenguaje teatral que, lejos de seguir una línea temporal, se construye como collage de vivencias que no solo narran lo individual, sino que también denuncian lo estructural.
“Es un diálogo con una voz que te recuerda a la mente que habita un cuerpo, no solo en sentido metafórico, sino físico. Es el intento de comunicarse, de encontrar una herramienta que permita no sentir el encierro”, señala Nadine Vallejo, directora de la obra, quien en esta nueva temporada acentúa la crudeza del entorno: la inaccesibilidad, la indiferencia, la burocracia y la forma en que se niega, o se evita, el dolor de los otros.

El espectador vivirá también un montaje de collage de escenas que no siguen una temporalidad lineal ni cronológica. (Foto: Difusión)
Un teatro para todos
Durante los años en los que la directora Nadine Vallejo presentaba sus obras, desde un lugar específico del teatro reservado para personas en silla de ruedas, una mujer joven solía aplaudir desde esa misma zona antes de retirarse en silencio. Era Valeria García, psicoanalista y dramaturga. Así fue como ambas se conocieron, cuestionándose como la discapacidad puede limitarte a ver una obra desde una perspectiva fija, reducida.
“Por eso sentimos necesario que esta nueva temporada muestre, sin perder su esencia, las dificultades de una persona con discapacidad en la sociedad, de cómo la dramaturga vivió su condición, pero evocando momentos importantes que la marcaron por su discapacidad”, explica la directora Vallejo.

El Unipersonal busca concientizar sobre las reacciones que cada uno hubiésemos podido detener de ser nosotros quienes estuviéramos en la situación. (Foto: Difusión)
Pero más allá de las rampas o los asientos reservados, hay obstáculos menos evidentes que afectan la autonomía y el día a día de quienes viven con discapacidad. “Muchas veces pensamos que podemos entenderlas porque aparentemente solo están limitadas en pocas cosas, pero no es así —enfatiza Vallejo—. Vivir sabiendo que todo lo que hagas tiene barreras es una lucha constante que se invisibiliza, y damos por sentado que todos podemos hacer lo mismo”.
En esta reposición, el montaje profundiza con mayor claridad en esos límites cotidianos, sin perder el tono íntimo que lo define. La historia se reconstruye desde la experiencia directa, con escenas que entrelazan ensoñaciones y momentos de confrontación con la realidad. Desde la silla que observa, la dramaturga decidió hablar una vez más. Y el teatro, responde a ella.