Son diez temas que tienen como columna vertebral la cumbia, pero que se expanden por múltiples ramificaciones: la cumbia peruana, la andina, la chicha, la villera, la argentina, la mexicana, la selvática. “Es como un reciclaje de varias sonoridades, por eso también el título del disco”, explica Rolando ‘Rolo’ Gallardo, director y fundador de la banda.
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“Después de más de 20 años trabajando juntos, hemos conseguido un sonido que nos identifica. Fue una producción austera, pero eso no le resta fuerza. Al contrario. Estamos súper contentos porque es como una fotografía real del momento de la banda”, dice. Una imagen sin filtros ni artificios, justo lo que no pudieron lograr con el disco anterior, que nació a destiempo, afectado por la pandemia.

Primeros pasos
Bareto nació en el 2003 como una banda de reggae instrumental fusionado con jazz y música folclórica peruana. No había ambiciones de fama, solo el deseo de explorar sonidos y tocar lo que les nacía del alma.
“En esa época no teníamos ni idea de que Bareto podía llegar a tanta gente”, recuerda ‘Rolo’. Fue recién en el 2008, con el disco “Cumbia” -un tributo al sonido amazónico y a leyendas como Juaneco y su Combo- que el grupo encontró una conexión masiva con el público peruano.
Temas como “Ya se ha muerto mi abuelo”, grabado junto al legendario Wilindoro Cacique, se volvieron himnos. “Tuvimos la suerte de que él aún cantaba. Grabó con nosotros y, a partir de ahí, volvió también a la música”, recuerda.

Lo que vino después fue un viaje hacia la cumbia tropical peruana sin abandonar del todo sus raíces reggae. “A la hora de ejecutar las canciones no ponemos reglas. Dejamos que la música fluya, y eso se siente en el escenario”, explica el fundador de la banda.
Ausencias que marcan
A lo largo de dos décadas, sin embargo, no todo ha sido ritmo y fiesta. La banda también ha vivido cambios dolorosos. El primero fue la salida de Joaquín Mariátegui, en el 2014.
“Tenía otros intereses musicales. Estaba cansado. Bareto es una banda muy demandante, siempre debes estar arriba, sonriendo, encendiendo la fiesta. Y no siempre uno tiene ganas. Además, Joaquín era el director musical, componía muchas canciones. En algún momento dijo: ‘basta’, pero no hubo peleas. Fue una decisión saludable”, confiesa Gallardo. “La relación, felizmente, sigue siendo buena. Hablamos, y no cerramos la puerta a volver a hacer música juntos”.
El caso de Mauricio Mesones fue distinto. Él sí salió en medio de tensiones internas. “Se portó demasiado mal con nosotros y lo sigue haciendo. Sigue hablando mentiras que no vamos a responder. Preferimos no hablar más de él”, afirma.
Mesones, que estuvo más de una década en la banda, en el 2019 dejó un vacío que obligó a Bareto a reaccionar rápido. “Nos dejó colgados con un montón de trabajo. Justo después de eso nos invitan a tocar en la inauguración de los Parapanamericanos en el Estadio Nacional. Y él en todos lados dice que sabía de esa invitación y es una mentira rotunda, falsa, y tengo cómo probarlo. Cómo lo va a saber, si ni yo lo sabía. Lo reemplazamos con Javier Arias, que por suerte justo estaba en Lima. ‘Cariñito’ reventó ese día. Mucha gente conoció a Bareto con Javier en ese escenario. Fue mágico”, relata.

Pero entonces llegó la pandemia. El disco que tenían listo se congeló. Cuando finalmente vio la luz, dos años después, ya no era una foto fiel del grupo. Javier, afectado por la crisis, tuvo que irse a trabajar a Estados Unidos. Otro golpe duro.
En medio de esa tormenta, surgió una nueva voz: Jair Montaño, de Ferreñafe, el más joven de la banda. “Probamos varios cantantes, incluso tuvimos dos voces femeninas un tiempo, porque el disco anterior tenía muchas colaboraciones femeninas. Pero el público empezó a confundirnos con una orquesta, y Bareto no es eso. Con Jair encontramos nuevamente el equilibrio. Ya llevamos cuatro años juntos”.
En expansión
Hoy, Bareto atraviesa una etapa de renovación. Luego de los cambios, las pausas forzadas y los nuevos comienzos, la banda se encuentra en un proceso de reinvención que busca reconectar con su esencia y, al mismo tiempo, abrir nuevas puertas.
En ese contexto, celebran profundamente que bandas peruanas sigan conquistando escenarios internacionales. “Tenemos la suerte de que una banda tan emblemática y legendaria como Los Mirlos esté vigente y representándonos en espacios tan importantes como Coachella. Para nosotros, tocar música peruana es emocionante. Es como jugar en la selección, de alguna forma. Pararte en un escenario tan importante haciendo música peruana es muy chévere. Esa sensación de peruanidad te infla el orgullo”, comenta ‘Rolo’.

Nuevos proyectos
A la par del estreno del disco, se alista para una nueva gira europea en el marco de Fiestas Patrias. Tocarán en el Lakelive Festival en Suiza y en el Milano Latin Festival en Italia.
Pero en este proceso luminoso también hay sombras. Las amenazas de extorsión -una realidad que hoy afecta a muchos artistas peruanos- también los ha alcanzado. “Ayer me llamaron. Sinceramente no denuncié, solo bloqueé. Pero sí, nos ha pasado. Como estamos en campaña de lanzamiento, estamos más expuestos”, remarca Gallardo.
El dato
Bareto presentará “Fierro Catre Botella” el 20 junio en Sargento Pimienta de Barranco. Las entradas están a la venta en Joinnus