Un nombre con peso histórico
Gioacchino Vincenzo Raffaele Luigi Pecci, León XIII, fue el 256 papa, con un pontificado de 25 años que se desarrolló entre los años 1878 y 1903.
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Fue una figura significativa en la historia de la Iglesia, impulsó un cambio de pensamiento dentro del clero y, a diferencia de sus predecesores, optó por una vida sin lujos. Le tocó afrontar una época crucial en el desarrollo de la historia contemporánea, en plena segunda revolución industrial, una revolución que no se circunscribió a las fronteras europeas, sino que se replicó en países como Estados Unidos y Japón.

Papa Leon XIII.
La historiadora de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), Ana Claudia Reinoso, explica a El Comercio que resultado de esto fueron las migraciones del campo a la ciudad, el nacimiento de barrios periféricos habitados por obreros, así como la proliferación del trabajo femenino e infantil, aumento de la mendicidad y, por consiguiente, el surgimiento del movimiento obrero. Los cambios socioeconómicos modificaron la estructura de las ciudades.
Además, en lo político, el mundo se encontraba sacudido por el desarrollo de movimientos nacionalistas y revoluciones liberales a lo largo del siglo XIX, la consolidación de ideas socialistas y anarquistas hacia la segunda mitad del siglo, el desarrollo de conflictos bélicos entre las potencias desarrolladas que culminaría en el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914
Frente al creciente problema obrero, en 1891 el papa León XIII dio a conocer la encíclica ‘Rerum novarum’ (Acerca de las nuevas cosas), impulsora de la llamada “Doctrina Social de la Iglesia”, un texto en contra de la opresión y la esclavitud de los pobres, la preconización de salarios justos y el derecho a organizar sindicatos. económico.
“La Iglesia católica no podía mantenerse al margen de este contexto de cambios y conflictividad. Diversos sectores de la Iglesia conminaban al Papado a pronunciarse al respecto”, señala la académica.
“Haciendo eco de las profundas demandas sociales, la Iglesia observará la situación de desprotección en la que se encontraban los obreros, emitiendo su voz en asuntos referentes a las relaciones laborales”, añade.
Revolución guiada por algoritmos

En una reciente reunión, León XIV dijo a los cardenales que lo eligieron que estaba completamente comprometido con las reformas del Concilio Vaticano II, las reuniones celebradas en la década de 1960 que modernizaron la institución. Además, identificó la inteligencia artificial (IA) como uno de los principales problemas que enfrenta la humanidad y afirmó que plantea desafíos para defender la dignidad humana, la justicia y el trabajo.
El pontífice se refirió a la IA al explicar la elección de su nombre. En sus comentarios, León dijo que se identificaba con su predecesor, quien abordó la gran cuestión social del día planteada por la revolución industrial en la encíclica.
“En nuestros días, la Iglesia ofrece a todos el tesoro de su enseñanza social en respuesta a otra revolución industrial y a los desarrollos en el campo de la inteligencia artificial que plantean nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo”, señaló.
Pope Leo XIV explains his choice of name:
«… I chose to take the name Leo XIV. There are different reasons for this, but mainly because Pope Leo XIII in his historic Encyclical Rerum Novarum addressed the social question in the context of the first great industrial revolution.… pic.twitter.com/bI4F1EBIS8
— Vatican News (@VaticanNews) May 10, 2025
Pero ¿es posible trazar un paralelismo entre ambas épocas desde una óptica social y tecnológica?
“Desde la perspectiva histórica, comparar ambos contextos es muy válido. Las transformaciones que estaba viviendo en mundo de fines del siglo XIX movió las conciencias de diferentes sectores de la sociedad, y los católicos no podían estar al margen. Ahora, los cambios que vamos a afrontar a partir del uso de la inteligencia artificial se están empezando a hacer visibles”, opina Reinoso.
A juicio de la historiadora, el papa León XIV percibe que, al igual que León XIII en tiempos de la Segunda Revolución Industrial, él deberá afrontar una nueva serie de retos asociados al avance de la IA. Aunque aún difíciles de dimensionar plenamente, estos retos ya comienzan a perfilarse y no se limitan al ámbito tecnológico o económico, sino que se extienden también al terreno social y ético.
“Es importante decir que, ya desde el pontificado del papa Francisco, la Iglesia prevé los enormes retos que deberá enfrentar a puertas de una nueva revolución tecnológica-económica y social, sustentada en a la IA, con consecuencias que aún no podemos visualizar en su real magnitud. De esta manera, el Papa León XIV se sabe continuador de este camino inaugurado por León XIII a fin de salvaguardar la dignidad humana en tiempos de profundos cambios” apunta la especialista.
¿Qué rol podría tener el papa frente a la inteligencia artificial?

El papa León XIV reacciona durante una audiencia a representantes de los medios de comunicación, en el aula Pablo VI del Vaticano, el 12 de mayo de 2025. (Foto de Alberto PIZZOLI / AFP)
/ ALBERTO PIZZOLI
La Iglesia de hoy no cuenta con la influencia política de antaño, pero aún conserva una gran autoridad moral. Será, por tanto, una voz importante a la que escuchar cuando se discutan las repercusiones de la inteligencia artificial en la sociedad.
Para Ricardo Falla, profesor del Departamento de Filosofía y Teología de la UARM, el papa León XIV considera que las condiciones tecnológicas y sociales de nuestra época son muy particulares como las del siglo XIX. Las repercusiones integrales de la IA serán tanto o más relevantes que las que se dieron hace más de un siglo y medio. Así, al adoptar el nombre de León XIV, el nuevo pontífice asume un legado de continuidad con la obra del primer papa que reflexionó y sentó doctrina sobre estos temas.
Sin embargo, hay un aspecto, que cobrará relevancia en los años venideros: la singularidad tecnológica, concepto que describe la cúspide de la evolución biológica y tecnológica.
“[Esta singularidad] se prevé como un futuro cercano, en diez o quince años, donde los avances tecnológicos, especialmente en inteligencia artificial (IA), nanotecnología y genética, culminen en una transformación fundamental de la existencia humana. Este proceso se basa en la ‘ley de los rendimientos acelerados’, que postula un crecimiento exponencial de la tecnología, llevando a una fase de expansión casi vertical”, comenta a este Diario el docente.
“La singularidad implicaría la convergencia y fusión de las entidades biológicas y no biológicas, donde la inteligencia humana se uniría con la IA para expandirse a una velocidad infinita, difuminando las líneas entre humanos y máquinas, inteligencia biológica y no biológica, y realidad física y virtual. Este estado podría resultar en el alcance de la superinteligencia y se relaciona con ideas como la trascendencia de los límites biológicos e incluso la posibilidad de una ‘inmortalidad informática’”, apunta.
Tampoco podemos decir que la Iglesia ha sido lejana a la nueva realidad tecnológica en el mundo. A inicios de 2025, el Vaticano publicó ‘Antiqua et nova’ (Antigua y nueva), texto que busca abordar la IA desde una perspectiva de “antigua y nueva sabiduría”, reconociendo los desafíos y oportunidades que presenta.

Humanoides trabajando en la fábrica de Zeekr. Foto:YouTube: Ubtech Robotics
El documento subraya que la inteligencia artificial, limitada al plano lógico-matemático, no puede equipararse a la inteligencia humana, que es compleja y relacional. Advierte sobre sus límites éticos, como la falta de empatía, el riesgo de desinformación, el uso militar y la concentración de poder, recordando que la IA no es neutral y debe estar al servicio de la dignidad humana y el bien común.
En cuanto a el papa Francisco, mostró una clara preocupación ética ante el avance de la IA.
“Ya en 2023, ante científicos, instó a mantener la integridad y priorizar la ciencia por el bien común, expresando inquietud por el ‘pensamiento híbrido’ entre inteligencia biológica y artificial, que lleva a la incertidumbre transhumana”, dijo el docente de filosofía.
Además, Francisco rechazó la responsabilidad técnica puramente funcional, subrayando la responsabilidad moral y el cuidado del otro para mantener la dignidad humana.
“En su exhortación apostólica ‘Laudate Deum’ (octubre 2023), vinculó el uso masivo e irresponsable de la IA con el ‘paradigma tecnocrático’, que ve al ser humano sin límites gracias a la tecnología y que se retroalimenta ‘monstruosamente’, modificando la cultura en nombre del poder político y económico. Finalmente, el papa advirtió que este paradigma puede llevar a dejar de lado la dignidad humana y la fraternidad por la eficacia, y llamó a los cristianos a evitar la instrumentalización de la vida y las personas”, expresó Falla.
Del vapor al algoritmo (final)
Así como León XIII alzó la voz ante las injusticias de su tiempo, León XIV parece prepararse para afrontar una transformación igualmente profunda, marcada por la expansión de tecnologías que reconfiguran no solo el trabajo, sino también la noción misma de humanidad. La elección de su nombre, lejos de ser un gesto simbólico, revela una intención clara: asumir el legado de una Iglesia que no se mantiene al margen, sino que interviene cuando la dignidad humana está en juego.
Hoy, el desafío no viene de las fábricas ni de los ferrocarriles, sino de sistemas algorítmicos que pueden decidir sobre empleos, identidades o incluso vidas. Frente a este nuevo orden, el papa León XIV se perfila como una figura que busca ofrecer una guía ética desde una tradición centenaria.