Muchos de nosotros, durante la semana y en medio de nuestras actividades laborales, profesionales, de ocio o educativas, buscamos momentos o minutos de placer, a veces con elementos que no son favorables para nuestra salud.
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Así, vemos en las calles hombres o mujeres (cada vez menos en Perú) que prenden un cigarro para encontrar en la nicotina esa sensación de placer que dura algunos minutos, ayudándolos a sentirse mejor o aliviar la ansiedad secundaria al estrés que, por alguna razón, se activó.
También encuentran ese consuelo en alimentos como carbohidratos refinados o procesados —llámese pan, galletas, postres, arroz o el azúcar—, que actúan como principales activadores de esta seudo felicidad o placer que finalmente activa nuestro sistema nervioso por minutos, logrando que nos sintamos bien.
Pero, además, al mismo tiempo se estimula nuestro páncreas para que segregue insulina, esta hormona que ayuda a que la glucosa ingrese a las células del cuerpo humano, arrancando la producción energética para usarla inmediatamente o almacenarla en el tejido adiposo para más adelante.
Una vez más, el cuerpo humano, sabio, cumple con las leyes de la medicina.
Por otro lado, los fines de semana, cuando se dan reuniones sociales o familiares, el consumo de bebidas alcohólicas está presente en adultos. De esta manera, muchos también vuelven a activar este circuito del placer, que —si se activa solo con algún vaso o copa— pasa casi desapercibido.

Pero si hay un consumo mayor, después de la estimulación viene la deshidratación, así como efectos posteriores como el dolor de cabeza, la inflamación del hígado y el páncreas.
Las drogas de uso recreativo y tóxicas también entran de alguna manera a este circuito, siendo en menor o mayor grado perjudiciales para la salud.
Entonces, ¿la manera de estimular el circuito del placer puede generar un impacto favorable en la salud? Sí, se puede, y una de ellas es a través de la práctica de actividad física, donde, solos o con grupo de personas, activamos nuestro metabolismo, calor interno y circulación, logrando que nosotros mismos generemos más neurotransmisores de la felicidad para sentirnos bien.
Es por ello que a muchas personas les cuesta empezar un plan de nutrición saludable, en donde las restricciones alimentarias están indicadas. Pero es cuestión de practicar fuerza de voluntad para que, después de dos semanas, entremos ya en una meseta de acondicionamiento mental, liberados de ansiedad traducida en apetito por carbohidratos, grasas o muchos alimentos y bebidas perjudiciales.
TODO un reto, pero se puede aplicar de una manera simple en nuestro día a día, siendo conscientes de lo perjudicial que pueden ser los excesos y dándole importancia a la actividad física de cualquier tipo: caminar, correr, bailar, usar bicicleta, surfear, ir al gym, nadar, etc.
Sé que para muchos que leen el presente artículo no es nada sencillo, ya que dar el primer paso cuesta.
Así que queda pensar en la recompensa que tendremos después de varias semanas o meses de implementar un sistema de ejercicio y alimentación saludable: nada más y nada menos que disminuir el colesterol, dormir mejor, eliminar el estreñimiento, bajar de peso, ganar masa muscular y eliminar dolores lumbares o cervicales.