Aunque dormir no debería ser un lujo, en la sociedad actual lamentablemente lo es. Entre el estrés, las pantallas, el trabajo a deshoras y la ansiedad colectiva, cada vez más personas sienten que el insomnio no solo les roba más que horas de sueño, sino también calidad de vida. En este contexto, la melatonina se ha convertido en una suerte de “solución mágica” que promete un descanso reparador con solo una pastilla.
Según explicó la doctora Michelle Drerup, psicóloga y especialista en medicina conductual del sueño de Cleveland Clinic a Bienestar, el consumo de melatonina ha crecido exponencialmente en los últimos años. Padres que buscan ayudar a sus hijos a dormir mejor- especialmente cuando hay alteraciones en la rutina- adultos agotados que no logran desconectar, viajeros que quieren evitar el jet lag o personas con ansiedad que intentan calmar su mente antes de dormir, todos recurren a este suplemento con la esperanza de encontrar alivio.
Por su parte, la endocrinóloga de la Clínica Ricardo Palma, Sonia Pérez, advirtió que el uso creciente de la melatonina, particularmente en niños y adolescentes, también se debe a su fácil acceso. “Está en farmacias, supermercados, plataformas online y hasta en gomitas con sabores, pues en países como Estados Unidos y Canadá se comercializa como un suplemento dietético sin necesidad de receta. Sin duda, esto ha permitido su consumo masivo sin que necesariamente medie una evaluación médica previa”.
Entonces ¿es tan inocua como parece o su uso indebido puede tener consecuencias importantes para la salud, especialmente cuando se consume sin supervisión médica?
¿Qué es la melatonina y cómo actúa?
La melatonina es una hormona que se produce de forma natural en el organismo a partir del triptófano, un aminoácido esencial. Como señaló Carlos Alva-Diaz, neurólogo e investigador titular de la Universidad Científica del Sur, su nombre químico es N-acetyl-5-methoxy-tryptamina y actúa principalmente regulando el ritmo circadiano, es decir, el ciclo de sueño y vigilia del cuerpo. Esta función principal se activa en respuesta a la oscuridad, lo que induce somnolencia y prepara al organismo para dormir.
Además de su rol en el sueño, la melatonina interviene en otras funciones del organismo, ya que participa en la regulación de los centros termorreguladores y cardiovasculares, en la secreción de la hormona del crecimiento durante el descanso nocturno, y en la maduración sexual y reproductiva. También se le atribuyen posibles efectos antioxidantes, antiinflamatorios y oncostáticos, lo que sugiere que podría proteger a las células, fortalecer el sistema inmunológico y reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

La melatonina regula el ciclo sueño-vigilia, pero también interviene en procesos como la presión arterial, la secreción de insulina y la respuesta al estrés, lo que demuestra su impacto en múltiples sistemas del cuerpo.
Fernando Lizárraga, neurólogo de Clínica Internacional, amplió este panorama al indicar que la melatonina también influye en la presión arterial nocturna, en la regulación de otras hormonas como el cortisol -relacionado con el estrés- y en la secreción de insulina, lo que evidencia su conexión con múltiples sistemas neuroendocrinos.
Es importante tener en cuenta que la melatonina endógena- es decir, la que el cuerpo produce naturalmente- se libera en sincronía con el ciclo luz-oscuridad. En cambio, la melatonina sintética, que se comercializa como suplemento, puede alterar este equilibrio si no se administra adecuadamente. Alva afirmó que la versión natural extraída de fuentes animales o vegetales puede contener contaminantes, mientras que la sintética suele ser más segura.
“Diversos estudios, como uno publicado en Journal of Clinical Sleep Medicine (2017), han revelado que hasta un 88% de los suplementos de venta libre no coinciden con las concentraciones indicadas en sus etiquetas, lo que representa un riesgo, especialmente en niños”, sostuvo Lizárraga.
¿Cuándo está realmente indicada?
La melatonina está indicada principalmente en el tratamiento de diversos trastornos del sueño, especialmente cuando existe una alteración en el ritmo circadiano. De acuerdo con la experta en medicina conductual del sueño, su uso es adecuado en casos de insomnio, jet lag y en personas que tienen horarios de sueño irregulares, como quienes trabajan en turnos nocturnos. Además, puede ser útil en niños con trastornos del sueño asociados a condiciones como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), siempre bajo supervisión médica y por períodos limitados de entre dos a tres meses.
“Puede prescribirse para trastornos del ritmo circadiano como el trastorno de la fase de sueño-vigilia retrasada y el trastorno del ritmo sueño-vigilia no de 24 horas, aunque siempre su uso debe enmarcarse dentro de un plan de tratamiento integral que incluya la higiene del sueño”, enfatizó la doctora Astrid Witch, médico neurólogo de la Clínica Anglo Americana
Por su parte, la doctora Pérez aseguró que la melatonina también puede ser beneficiosa en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, gracias a sus potenciales efectos neuroprotectores y antiinflamatorios. De igual manera, se ha observado utilidad en trastornos del estado de ánimo como la depresión mayor, el trastorno afectivo estacional y el trastorno bipolar, así como en pacientes con autismo.
“Aunque es bien tolerada y segura en la mayoría de los casos, su uso debe iniciarse con dosis bajas (desde 0.5 mg) y realizarse a corto plazo, especialmente en pacientes sin diagnóstico neurológico o psiquiátrico, para evitar interferencias en la producción natural de esta hormona. Por ello, es importante acompañar su uso con terapia cognitivo-conductual para lograr una mejora sostenible en la calidad del sueño”, agregó.

El uso prolongado o en dosis altas puede alterar el ritmo circadiano, generar efectos adversos y afectar la salud hormonal, especialmente en niños, adolescentes y personas con condiciones específicas.
¿Cuáles son los riesgos del uso inadecuado o prolongado?
El uso inadecuado o prolongado de la melatonina puede conllevar diversos riesgos, especialmente cuando se emplea en dosis elevadas o sin supervisión médica. Como recalcó el neurólogo de la Universidad Científica del Sur, puede provocar efectos secundarios como somnolencia diurna, dolores de cabeza, sueños vívidos, pesadillas, mareos, náuseas, irritabilidad, enuresis y, en casos más severos, incluso confusión, incontinencia urinaria y convulsiones. Además, podría desencadenar alteraciones del estado de ánimo, depresión y trastornos gastrointestinales.
“El uso prolongado y en dosis elevadas puede llevar a una sobresaturación de los receptores de melatonina, afectar la calidad del sueño y alterar la regulación hormonal, especialmente en adolescentes”, añadió el doctor Lizárraga.
En esta misma línea, Carlos Alva-Diaz destacó que la melatonina no actúa de forma aislada, sino que interactúa con diversas hormonas para regular múltiples procesos fisiológicos, como el ciclo sueño-vigilia, el sistema inmunológico, el sistema reproductivo, el ritmo circadiano y el metabolismo. Por ejemplo:
- Con la insulina: Aumenta su sensibilidad y contribuye a reducir los niveles de glucosa en sangre.
- Con el cortisol: Modula sus efectos, contrarrestando su acción inmunosupresora y fortaleciendo la respuesta inmune.
- Con las hormonas sexuales: Participa en la regulación de la reproducción y el desarrollo sexual.
¿Quiénes deben tener especial precaución?
El uso de melatonina puede ser riesgoso en ciertos grupos:
- Personas con enfermedades autoinmunes: Su uso podría agravar los síntomas.
- Pacientes con epilepsia: Puede disminuir el umbral de convulsiones.
- Personas con migrañas: Puede activar las crisis de cefalea.
- Mujeres embarazadas: No se recomienda su uso por falta de evidencia sobre su seguridad.
- Niños: Debe ajustarse la dosis según el peso corporal y evitarse en menores de 2 años.
Además, la melatonina puede interactuar con diversos medicamentos, modificando su eficacia o intensificando sus efectos:
- Anticoagulantes: Puede aumentar el riesgo de sangrado.
- Antihipertensivos: Altera el control de la presión arterial.
- Anticonvulsivantes: Puede disminuir su efectividad.
- Antidepresivos, benzodiacepinas y antihistamínicos: Potencia sus efectos sedantes.
- Antidiabéticos: Podría influir en los niveles de glucosa en sangre.
“La melatonina no causa dependencia física ni genera farmacodependencia en el sentido clásico. Sin embargo, su uso prolongado o inadecuado puede alterar el ritmo circadiano natural del cuerpo y desregular la producción endógena de esta hormona, lo que podría dificultar conciliar el sueño sin el suplemento. Esto puede derivar en una dependencia psicológica, especialmente si la persona siente que no puede dormir sin tomarla. Por ello, se recomienda utilizarla solo cuando sea realmente necesario y siempre bajo supervisión médica”, expresó la doctora Michelle Drerup.

Usar melatonina sin tratar las causas emocionales del insomnio puede retrasar diagnósticos importantes. Lo ideal es siempre combinar su uso con evaluación médica y, si es necesario, apoyo psicológico.
¿Su uso podría enmascarar trastornos emocionales?
Según el neurólogo de Clínica Internacional, muchas veces el insomnio no es una condición aislada, sino el síntoma de un problema mayor, como la ansiedad o la depresión. En estos casos, recurrir a la melatonina puede calmar momentáneamente el síntoma, pero puede retrasar el diagnóstico adecuado y generar una falsa sensación de mejora.
La psicóloga coincidió al advertir que, si bien la melatonina facilita el sueño, no aborda las causas profundas del malestar emocional, lo que puede prolongar la ausencia de un tratamiento eficaz.
Por ello, es clave prestar atención a ciertas señales que indican que el insomnio podría tener un origen emocional o psiquiátrico: cambios bruscos de humor, ansiedad persistente, pensamientos negativos recurrentes, pérdida de interés en actividades, alteraciones en el apetito o en el rendimiento escolar o laboral, dificultades para concentrarse, sentimientos de culpa, tristeza prolongada, aislamiento social, fatiga constante o alteraciones del sueño más allá del insomnio.
“Cuando estos síntomas acompañan los problemas para dormir, se recomienda acudir a un profesional de la salud mental para una evaluación integral que permita identificar y tratar la causa real del malestar”, remarcó la doctora Drerup.
¿Cómo lograr un uso seguro y responsable de la melatonina?
Para usar la melatonina de forma segura y responsable, los expertos recomendaron seguir lo siguiente:
- No automedicarse: Evita tomar melatonina sin orientación profesional.
- Consultar siempre a un profesional de salud: Antes de iniciar su uso, es fundamental recibir una evaluación médica que determine si realmente se necesita.
- Usar productos autorizados: Asegúrate de que el suplemento esté aprobado por entidades regulatorias oficiales para garantizar su calidad y seguridad.
- Personalizar la dosis y duración: La cantidad y el tiempo de uso deben ajustarse a las necesidades individuales, según la indicación médica.
- Empezar con la dosis más baja efectiva: Esto reduce el riesgo de efectos secundarios y permite evaluar su eficacia.
- Evitar el uso prolongado sin supervisión médica: La melatonina no debe utilizarse indefinidamente sin control profesional.
- No combinar con otros medicamentos sin orientación: Consulta con un especialista antes de mezclar melatonina con otros tratamientos.
- Mantener buenos hábitos de sueño: Establecer una rutina de sueño regular y una buena higiene del sueño es clave para que la melatonina sea más efectiva y, en muchos casos, incluso innecesaria.
¿Qué alternativas ayudan a mejorar el sueño antes de recurrir a la melatonina?
Antes de considerar el uso de suplementos como la melatonina, Carlos Alva- Diaz mencionó que es fundamental adoptar hábitos que favorezcan un sueño saludable y reparador. Un buen descanso nocturno —de al menos 7 a 8 horas continuas en adultos— debe permitir recuperar la energía y vitalidad para afrontar cada día. Algunas estrategias efectivas son:
- Establecer rutinas regulares de sueño: Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
- Dormir sin interrupciones: Priorizar un entorno tranquilo y cómodo para favorecer el descanso continuo.
- Evitar comidas y bebidas copiosas por la noche: No cenar pesado ni consumir líquidos en exceso al menos 2 o 3 horas antes de acostarse.
- Evitar las siestas tardías: En especial después de las 3 de la tarde, ya que pueden dificultar el sueño nocturno.
- Relajarse antes de dormir: Leer, tomar un baño tibio o practicar técnicas de respiración o meditación.
- Limitar el uso de pantallas: Evitar celulares, tablets y televisión al menos una hora antes de dormir.
- Controlar el estrés: Incorporar prácticas de relajación o mindfulness en la rutina diaria.
- Realizar ejercicio regular: Hacer actividad física de forma constante, pero evitar hacerlo cerca de la hora de dormir.
- Evitar estimulantes: No consumir café, alcohol o nicotina en las horas previas al descanso.
- Optimizar el ambiente de descanso: Dormir en una habitación fresca, con poca luz o luz amarilla tenue antes de dormir, y completamente a oscuras al momento de conciliar el sueño.