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Cincuenta años después de su caótica evacuación de Saigón en los últimos días de la guerra de Vietnam, miles de los que entonces eran bebés o niños de corta edad han regresado al país con la esperanza de encontrar a sus madres biológicas.

 

Durante los últimos días caóticos de la guerra de Vietnam, los estadounidenses evacuaron a más de 3.000 niños que luego fueron adoptados en Norteamérica, Europa o Australia.

 

La operación fue muy criticada en su momento porque algunos de los evacuados no eran huérfanos y habían sido separados de sus familias por la guerra o en un intento de sus padres de salvarles.

 

Odile Dussart fue una de esas niñas. Terminó siendo adoptada por una pareja francesa y creció en el norte de Francia.

 

Ahora, a los 51 años, esta exabogada que tenía una vez meses cuando fue evacuada, ha vuelto a vivir a la tierra de sus antepasados ​​con la esperanza de descubrir sus orígenes.

 

«Solo quiero saber si mi madre biológica está viva o muerta. Quiero conocer su historia», explica a la AFP desde su casa en Hoi An, en el centro de Vietnam, con vistas a los arrozales.

 

«Tal vez sea imposible encontrarla. Pero no pierde la esperanza», dice Bui Thi Thanh Khiet, su nombre vientamita.

 

Vietnam el miércoles con gran solemnidad el 50 aniversario de la caída de Saigón (ahora Ciudad Ho Chi Minh), que marcó la victoria del Norte comunista sobre el Sur proestadounidense.

 

Algunos eran hijos de soldados estadounidenses, otros estaban en orfanatos y hospitales.

 

La operación comenzó con una catástrofe: el 4 de abril de 1975, un Lockheed C-5 Galaxy, el primer vuelo de evacuación organizado por Estados Unidos, se estrelló pocos minutos después del despegue, con 314 pasajeros a bordo. Murieron 138 personas, incluidos 78 niños.

 

Odile Dussart es una de las 176 supervivientes de ese accidente. «Tenía moretones en la espalda, el cuello y la cabeza. Estaba muy débil y deshidratada. A los once meses, pesaba como un bebé de seis», dice.

 

– «Mi alma es vietnamita» –

 

Sin embargo no se considera una víctima de ese accidente del que no recuerda nada. «Sin imagen, sin sonido, sin olor».

 

«Las personas que murieron en el accidente, los militares que padecen trastorno de estrés postraumático (TEPT), las familias de los militares que perdieron extremidades en el accidente y los padres que esperaban tener un bebé en sus brazos y que solo recibieron cadáveres… Ellos son las víctimas, no yo», asegura.

 

James Ross Tung Dudas, que tenía tres años cuando llegó a Estados Unidos en el segundo vuelo de la operación, explica a la AFP que ha pasado años buscando a su madre biológica, de momento sin éxito.

 

Este mes viajó a la ciudad de Vung Tau, cerca de la Ciudad Ho Chi Minh, para recopilar información sobre una mujer que cree que es su madre, a la espera del resultado de las pruebas de ADN.

 

«Sería bueno saber quién es, de dónde vengo exactamente», dice este hombre de 53 años, nacido con el nombre de Hoang Thanh Tung.

 

«Soy sobre todo estadounidense. Pero mi corazón me dice que todavía soy vietnamita», explica por teléfono desde Nueva Jersey, donde creció.

 

Tanto él como Odile Dussart crecieron como minorías en comunidades predominantemente blancas. «Durante toda mi vida en Francia, los franceses me consideraron asiático, no francés, por mi aspecto», explica Dussart.

 

«Mi principio de vida es el francés. Pero creo que mi alma es vietnamita», asegura, mostrando el certificado de nacionalidad vietnamita que obtuvo en mayo.

 

Dudas trabaja en la industria de la confección y Dussart era abogada en la ciudad de Saint-Raphael, en la costa francesa del Mediterráneo, antes de regresar a Vietnam.

 

«Estoy agradecida de estar viva», dice Dussart. «Y agradezco a los pilotos y militares que arriesgaron sus vidas para salvar la mía».

 





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