Más de 1.500 millones de personas en el mundo experimentan algún grado de pérdida auditiva, y se estima que 430 millones la tienen en un nivel moderado o mayor. Esta condición, muchas veces silenciosa y subestimada, puede afectar profundamente la calidad de vida.
“La hipoacusia es la enfermedad ocupacional que más se registra en el país”, señala la doctora Kharla Heredia, directora del centro médico ocupacional EstarBien. Según explica, los sectores con mayor incidencia son manufactura, metalmecánica, industria alimentaria, textil, construcción y minería.
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El enemigo invisible que daña la audición
No todo daño auditivo tiene las mismas causas. La doctora Heredia distingue claramente entre hipoacusia laboral y no laboral. Esta última puede deberse a factores congénitos, infecciones, enfermedades crónicas o el uso de medicamentos ototóxicos. Pero cuando el origen es el entorno de trabajo, el factor más relevante es la exposición crónica a niveles de ruido por encima de los 85 decibeles.
“El nivel de exposición, la frecuencia y el tiempo prolongado sin pausas auditivas ni protección adecuada hacen que el oído se deteriore”, explica. Muchas veces, esta exposición está ligada al uso de maquinaria ruidosa, ambientes con mala acústica o la ausencia de materiales que absorban vibraciones.
Además, la falta de medidas preventivas agrava el problema. La doctora subraya la importancia de las “pausas auditivas”, tanto dentro como fuera del trabajo. “Salimos del trabajo, nos ponemos los audífonos o vamos a una fiesta, y seguimos exponiendo el oído. Esa sobrecarga aumenta el riesgo de perder la audición”, advierte.

Toda persona que trabaje en un entorno con exposición a ruido debe someterse a una evaluación auditiva desde el inicio de su relación laboral.
¿Cómo saber si algo no anda bien en mis oídos?
La hipoacusia inducida por ruido no aparece de un día para otro. Se instala poco a poco y muchas veces se normaliza. La Dra. Heredia señala algunos indicios clave:
- Dificultad para entender conversaciones, especialmente en ambientes con ruido.
- Necesidad de subir el volumen de la televisión o la radio.
- Sensación de oído tapado.
- Zumbidos persistentes (tinnitus).
- Aislamiento social por incomodidad con el ruido externo.
- Dolor de cabeza o mareos tras exposiciones prolongadas.
“Algo muy simple es que tenemos dificultad para entender las conversaciones. Uno empieza con frases como ‘¿qué?’ o ‘no te entendí esta palabra’”, comenta Heredia. Este deterioro progresivo puede llevar a una desconexión social, ya que muchas personas empiezan a evitar reuniones, sienten agobio en lugares ruidosos o experimentan dolores de cabeza y mareos por la sobreestimulación.
En el entorno laboral, la hipoacusia no solo afecta la salud, sino también el rendimiento. “Cuando ya llegas a ciertas etapas, te empiezas a aislar socialmente y también disminuye tu desempeño en el trabajo”, agrega.
Audiometría: la prueba para comprobar el estado auditivo
Toda persona que trabaje en un entorno con exposición a ruido debe someterse a una evaluación auditiva desde el inicio de su relación laboral. “El examen pre-ocupacional debe incluir una audiometría”, señala la doctora. Y si se trata de una empresa catalogada como de alto riesgo, el control debe repetirse de forma anual o incluso cada seis meses, dependiendo de las condiciones.
Este seguimiento no solo permite detectar la hipoacusia tempranamente, sino también comparar los resultados con el paso del tiempo. “Con ello vamos a poder ver si ha aparecido esta condición o si ha aumentado el grado de pérdida”, explica.
¿Cómo prevenir la hipoacusia?
La prevención de la hipoacusia laboral no se limita al uso de protectores auditivos. Involucra una serie de acciones integradas que deben comenzar desde la gestión del empleador:
- Equipos de Protección Personal (EPP) de buena calidad, que realmente atenúen el ruido al que está expuesto el trabajador. “Algunos usan tapones y orejeras a la vez, porque según la fórmula de atenuación, se necesita llegar a menos de 85 decibeles”, detalla Heredia.
- Capacitación efectiva sobre el uso de estos equipos. “A veces te dan el EPP y ni sabes cómo usarlo. Lo intuyes. Pero una buena capacitación te enseña a usarlo correctamente y a saber cuándo necesitas recambio”, advierte.
- Rotación de tareas o pausas auditivas durante la jornada laboral. “Dependiendo del monitoreo y la matriz de riesgos, el área de seguridad y salud ocupacional puede establecer cambios de actividad para reducir la sobreexposición”, explica.
- Reducción del ruido ambiental y mantenimiento adecuado de maquinaria. “Modificar lo que se pueda para disminuir vibraciones o ruido es parte fundamental de la prevención”, agrega.

Cuando el daño ya está instalado, existen opciones como audífonos externos o implantes cocleares. Sin embargo, la especialista advierte que estos dispositivos, aunque útiles, son costosos y generan dependencia.
Daño irreversible
“La hipoacusia no tiene cura”, afirma la doctora Heredia sin rodeos. “Lo único que podemos hacer es evitar que progrese”. Eso se logra con un enfoque integral que combina el uso constante de EPPs, control del entorno y cambios en los hábitos cotidianos.
Cuando el daño ya está instalado, existen opciones como audífonos externos o implantes cocleares. Sin embargo, la especialista advierte que estos dispositivos, aunque útiles, son costosos y generan dependencia. “Un audífono puede durar un tiempo, pero si la exposición al ruido sigue, tendrás que cambiarlo. Y no es algo barato”, señala.
Además, en algunos casos avanzados, el trabajador puede solicitar una pensión por discapacidad auditiva. “Hay personas que acuden a la ONP o AFP para este trámite. No son muchos los casos, pero existen. Y si se demuestra negligencia de la empresa, puede haber responsabilidad civil y penal”, advierte.
Hábitos para prevenir la hipoacusia
La doctora Heredia insiste en que la protección de la audición no es solo un tema laboral. El uso excesivo de audífonos, la exposición al ruido urbano o incluso a vibraciones constantes en casa también afectan.
“A partir de los 40 años ya comienza el deterioro natural de la audición. Pero si no nos cuidamos desde jóvenes, ese daño llegará más rápido y será más grave”, señala. Por eso, recomienda usar audífonos con aislamiento de ruido, reducir el tiempo de exposición y evitar la música a volúmenes altos, especialmente en ambientes ruidosos.
Incluso en la vida cotidiana, usar protectores auditivos puede ser útil, siempre que sean de buena calidad. “El problema es que mucha gente los usa sin saber si realmente le están protegiendo. No hacemos monitoreos en casa, entonces no sabemos cuántos decibeles realmente estamos bloqueando”, advierte.
Cuidar la audición es cuidar la salud integral
La hipoacusia inducida por ruido no solo afecta la capacidad de oír, también impacta la salud emocional, la calidad de vida y el desarrollo profesional. Prevenirla es una tarea compartida entre empresas, trabajadores y sistemas de salud.
“Es importante que nos hagamos evaluaciones, exijamos nuestras audiometrías periódicas y asistamos a las capacitaciones”, concluye la doctora Kharla Heredia. Solo así podremos escuchar bien hoy y también en los años por venir.