En Semana Santa, muchas familias peruanas optan por dejar de lado las carnes rojas y preparar platos a base de pescado. Esta costumbre, además de tener un trasfondo cultural y religioso, puede ser una oportunidad para mejorar la alimentación y priorizar nutrientes esenciales como el Omega 3.
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Este nutriente, presente en pescados grasos como el jurel, la caballa o el bonito, cumple funciones clave en el organismo. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el DHA (ácido docosahexaenoico) contribuye a mantener una función cerebral y visual adecuada, además de ser fundamental durante el embarazo y la lactancia para el desarrollo del sistema nervioso del feto y del lactante.
Por su parte, el EPA (ácido eicosapentaenoico) se asocia con la salud cardiovascular y el control de los triglicéridos en la sangre, beneficios que comparte con el DHA.
Platos como el cebiche, el sudado y otras preparaciones tradicionales de esta temporada pueden aportar estos ácidos grasos beneficiosos si se elaboran con especies ricas en Omega 3.
Desde el sector industrial también se resalta el valor de estas fechas para promover una alimentación más saludable. “La Semana Santa representa una gran oportunidad para difundir las ventajas del Omega 3 y para fomentar un mayor consumo de pescados grasos. Estos no solo deben formar parte de nuestra dieta en este tipo de festividades, sino que debemos consumirlos de manera más frecuente durante todo el año”, afirmaron expertos de TASA, empresa productora de Omega 3.
Mantener una dieta rica en pescados grasos a lo largo del año, y no solo durante Semana Santa, puede ser una estrategia eficaz para cuidar el corazón, la vista, el cerebro y el bienestar general.