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Por Manuel Eráusquin y Francesco Tucci

En este diálogo con dos docentes de la Carrera de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Baron habla sobre las difíciles condiciones que atraviesa la prensa norteamericana.

—Queremos preguntarle acerca de los modelos de negocio en el periodismo. Por ejemplo, el caso del empresario como dueño, como Jeff Bezos en “The Washington Post”, o el de fondos de inversión. ¿Qué diferencias encuentra entre ellos? ¿Son saludables para el periodismo?

A lo largo de los años, he descubierto que no hay un modelo perfecto para el negocio del periodismo. Cuando hay una empresa con acciones públicas, por ejemplo, piensan a corto plazo y siempre están pensando en el precio de sus acciones, sus dividendos o en ganar mucho dinero para recuperar su inversión. Además, cuando hay grupos o fondos de inversión, ellos también piensan a corto plazo. Por lo general, no tienen mucho interés en el periodismo.

—En ese universo de no perfección, ¿cuál puede ser el espacio que le sirva al periodismo para reacomodarse y poder mantener sus principios y su visión de trabajo?

Mucho depende de los principios de los propietarios. Durante mis más de ocho años como director de “The Washington Post”, pensaba que Jeff Bezos, que es un hombre muy rico, tenía muy buenos principios en ese entonces: él nos daba nuestra independencia para ejercer el periodismo; es decir, para investigar al Gobierno, pedir cuentas a los poderes y escribir sobre él y sus propias empresas. Siempre nos daba independencia y nunca se entrometió en nuestra cobertura. Y eso depende mucho de los principios de los dueños. No hay un modelo perfecto, pero a veces hay propietarios buenos. Sin embargo, ahora estoy consternado con varias acciones y decisiones por parte de Jeff Bezos. Aunque todavía no se ha entrometido en la cobertura de “The Washington Post”, ellos aún tienen una cobertura muy agresiva sobre el gobierno de Trump, aparentemente han podido mantener su independencia.

—El periodismo atraviesa un momento muy especial, sobre todo en Estados Unidos. Se ve un poco limitado en sus acciones y quizás atemorizado. ¿Será que Trump se ha quedado con ganas de cobrarse ciertas venganzas con algunos medios?

Es verdad, él guarda rencor contra los medios tradicionales y los ha atacado. A Trump le gustaría eliminar a la prensa independiente en Estados Unidos. Él piensa solamente en sus brazos de propaganda, como Fox News aquí en Estados Unidos, y ahora está intentando minar la confianza del público en los medios tradicionales, así como su sostenibilidad. Es una forma de mantenerse en el poder y Trump quiere perpetuarse en el poder. Quiere más poder que antes. La prensa es el cuarto poder y él no quiere que exista un árbitro independiente de los hechos.

—¿Y usted cómo percibe la capacidad de respuesta de esta prensa estadounidense, especialmente la de los medios grandes, como “The New York Times”, “The Washington Post” o CNN?

Tiene buena capacidad de respuesta, y ellos ahora están ejerciendo bien su trabajo, cada día descubren más sobre lo que está ocurriendo en este gobierno y ellos entienden que tienen la responsabilidad de pedir cuentas a los políticos, en particular al presidente de Estados Unidos que es, sin lugar a duda, la persona más poderosa de todo el mundo. Ahora, los propietarios de “The New York Times” son una empresa que está en la bolsa, pero la familia que tiene el control no tiene intereses comerciales diferentes al “The New York Times”. Y, con respecto a “The Washington Post”, a pesar de las actividades de Jeff Bezos, la redacción sigue cumpliendo con su misión de investigar al Gobierno.

—¿Cuál es el impacto de las decisiones de Trump en la institucionalidad estadounidense? ¿Vislumbra más analogías o diferencias con relación a su primer mandato?

Bueno, hay diferencias. Durante su primer mandato pensaba que era un aspirante a autócrata, pero había funcionarios del Gobierno que se resistían a sus deseos más peligrosos. Ahora, él tiene asesores de varios tipos que no van a decir nada bueno, nunca van a contrarrestarlo. Trump ha puesto en marcha varias medidas que están socavando la democracia en nuestro país. Está poniendo la democracia al borde del abismo.

—Focalizándonos en el tema de la migración, ¿de veras es posible la expulsión de millones de inmigrantes irregulares como Trump había previsto al comienzo de su mandato?

Supongo que seguirá con esa política porque muchos votantes lo apoyaron por su política migratoria. Durante el gobierno de Joe Biden, hubo una situación de desorden en la frontera sur de Estados Unidos y muchas quejas entre los ciudadanos estadounidenses sobre el flujo migratorio. Esta política es muy importante para él. Sus seguidores quieren ver una política muy fuerte contra la inmigración ilegal. Trump va a utilizar a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y está viendo varias medidas legales para expulsar a un montón de migrantes sin darles un debido proceso.

—Un tema que también es muy sensible tiene que ver con la política arancelaria con Canadá y México. ¿Cómo mide el comportamiento del ciudadano promedio estadounidense con este asunto?

Bueno, no hay un ciudadano promedio [risas]. Como la mayoría de los países, tenemos una sociedad muy polarizada. Él tiene a sus aduladores y hay un culto a la personalidad de Trump. Muchos de sus votantes tienen fe en sus decisiones. Sin embargo, él es muy extraño. Ha hecho enemigos de nuestros amigos y está, aparentemente, intentando establecer amistades con nuestros enemigos tradicionales. Creo que la mayoría en Estados Unidos estamos acostumbrados a tener relaciones muy amistosas con los canadienses y también con los mexicanos, y es verdad que los aranceles que él ha puesto en marcha van a desembocar en una tasa más alta de inflación. Ahora tenemos que esperar las consecuencias de sus decisiones. Pero cuando la tasa de inflación sea más alta en Estados Unidos, vamos a ver una reacción entre los ciudadanos y también entre sus propios seguidores.

—Yendo a un tema social, ¿cómo vislumbra la respuesta de la comunidad LGTBQ+ por la orden ejecutiva de Trump de que solo hay dos géneros: hombre y mujer? ¿Esto suscitará temores?

Claro que sí. Entre la comunidad LGTBQ+ hay muchos temores sobre las consecuencias de sus políticas. Hay temor de discriminación en el empleo y en otros sentidos. Es una política en contra de la tendencia en Estados Unidos para darle a más gente más derechos. Sin embargo, hay miembros de su administración que son homosexuales. Uno de sus embajadores, Richard Cornell, por ejemplo, quien fuera a Venezuela para hablar con Nicolás Maduro y que también fue embajador en Alemania en su gobierno anterior. También el secretario del Tesoro [Scott Bessent]: él es homosexual. Es un tipo de hipocresía que hay en su gobierno.

“Hay mucho temor entre los republicanos en el Congreso”

—Cómo evalúa que Estados Unidos se esté colocando al costado de Rusia y que no se perciba más como un aliado de Europa.

Donald Trump siempre ha envidiado los poderes de los dictadores. Él es, como les he dicho, un aspirante a autócrata. Admira a los dictadores y piensa que solamente hay tres países importantes en el mundo: Estados Unidos, Rusia y China, y que los otros países no son tan importantes. Entonces, ha puesto en marcha un cambio radical en la política de EE.UU. que muchos estadounidenses no pueden entender, porque hemos tenido una buena alianza con Europa. Entendemos que Rusia es un adversario que no comparte las mismas ideas de EE.UU. y que representa un peligro a nuestra seguridad también con China. Y aunque hay relaciones con los otros países, creo que deberíamos reconocer quiénes son nuestros amigos y quiénes nuestros adversarios o enemigos. A veces es muy difícil explicar sus pensamientos.

—¿Qué reflexión le merece que Roy Cohn haya sido mentor de Donald Trump? Un personaje que fue asistente del fiscal de Estados Unidos en los años 50 y que llevó a la silla eléctrica a la pareja Rosenberg por supuesto espionaje, y que, en los años 70 y 80, fuera un extorsionador, además de ayudar a Trump a construir la famosa Trump Tower sin pagar impuestos.

Cohn tuvo mucha influencia en la vida de Donald Trump. Él era su abogado cuando enfrentaba muchas presiones en sus intereses comerciales en Nueva York, y tenía un principio: cuando una persona pelea con usted, tiene que pelear 10 veces más fuerte. Y esa es la filosofía de Donald Trump. A Trump también le gusta pelear. Él quiere dar golpes más fuertes que sus adversarios. Roy Cohn ha influido mucho en la vida de Donald Trump y ha moldeado su actitud con respecto de sus adversarios, con respecto de sus negocios al principio y, ahora, en el contexto de la política.

—¿Cómo analiza la falta de liderazgo en el Partido Republicano y el Partido Demócrata?

No hay liderazgo en los dos partidos. Eso es debido al temor. Trump ha dicho muchas veces que el poder es el temor y siempre lo utiliza para aterrorizar a sus adversarios. Hay mucho temor entre los republicanos en el Congreso. Ellos temen. En EE.UU. tenemos las elecciones primarias antes de las elecciones generales y temen enfrentar a un político apoyado por Trump. Y dentro del Partido Republicano no hay casi ninguna resistencia a sus políticas: los republicanos no tienen el coraje de contradecir a Trump.



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