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La Administración de Donald Trump ha lanzado su llamamiento más rotundo hasta el momento para hacerse con el control de Groenlandia, la isla ártica que el presidente estadounidense considera imprescindible para la seguridad nacional de su país y del mundo. De un lado, el vicepresidente, J.D. Vance, ha encabezado este viernes una delegación de su país para visitar Pituffik, la base militar que EE UU tiene en el noroeste, y ha arremetido contra la gestión danesa de la seguridad de la isla: “No han hecho un buen trabajo”. Del otro lado, en Washington, el presidente estadounidense ha insistido en la necesidad de controlar la isla ártica “por la paz mundial”. “Creo que Dinamarca y la Unión Europea lo entienden, pero si no lo entienden se lo tendremos que explicar”, ha dicho Trump.

El objetivo de la polémica visita de Vance, que ha comparecido en la base estadounidense, rodeado de militares, era enviar un mensaje al mundo y a los residentes de la isla, a los que quieren convencer de la necesidad de que Washington se la anexione, tal y como desea el presidente.

“Seamos honestos… esta base y el área que la rodea es menos segura que hace 30 o 40 años, porque algunos de nuestros aliados se han ido quedando atrás mientras China y Rusia han ido tomando más y más interés en Groenlandia, en esta base y en las actividades de los valientes soldados estadounidenses aquí destacados”, ha asegurado el vicepresidente, que ha acusado a Dinamarca de “no haber mantenido el gasto militar necesario, ni destinado los recursos necesarios para mantener esta base, nuestras tropas y el pueblo groenlandés seguro ante incursiones muy agresivas de Rusia, China y otras naciones”. “Nuestro mensaje a Dinamarca es muy simple: no han hecho un buen trabajo en lo que respecta a los groenlandeses. Han invertido menos de lo necesario en ellos y en la arquitectura de seguridad de esta bella, increíble, masa terrestre”.

Estados Unidos, ha indicado, aumentará su inversión en equipamiento para proteger la isla, incluidos buques rompehielos y otros barcos. El vicepresidente ha declarado, no obstante, que Washington no se plantea construir otras bases militares ni cree que será necesario tomar por la fuerza en la isla ártica, cuyo valor estratégico se ha multiplicado en las últimas décadas a medida que el cambio climático ha derretido el hielo y abierto las aguas del polo Norte a la navegación.

Vance también ha admitido que tendrán que ser los groenlandeses, opuestos casi en su totalidad a una anexión estadounidense, quienes decidan si quieren convertirse en territorio del país norteamericano. Pero ha expresado su convencimiento, compartido con Trump, de que esta población —57.000 residentes— acabará aceptando de buena gana el control de Washington. Su Gobierno cree que estos ciudadanos apostarán por la independencia de Dinamarca: “Entonces hablaremos”, ha apuntado.

Dirigiéndose directamente a la población groenlandesa, el número dos del Gobierno de EE UU ha afirmado: “Creo que estarían mucho mejor… bajo el paraguas de seguridad de Estados Unidos que lo que han estado bajo el paraguas de seguridad de Dinamarca”.

La visita de Vance a la base de Pituffik llega cuando Trump redobla su insistencia en que EE UU debe hacerse con el control de la mayor isla del mundo, “sea del modo que sea”. “Tenemos que tener Groenlandia. No es cuestión de si creemos que podemos manejarnos sin ella. No podemos”, ha insistido el presidente en declaraciones a la prensa en el Despacho Oval. En las aguas árticas “hay muchos barcos rusos, chinos. No debemos depender de Dinamarca ni de nadie” para vigilar la seguridad de la mayor isla del mundo, en una situación geoestratégica clave, ha agregado.

“Groenlandia es muy importante para la seguridad no solo de Estados Unidos, sino de todo el mundo. Antes no lo era tanto, pero el armamento moderno ha hecho que lo sea, también la apertura de las vías marítimas” en el Ártico.

El número dos de la Administración estadounidense ha viajado al frente de una delegación que incluía a su esposa, Usha Vance; el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, y el secretario de Energía, Chris Wright. Inicialmente, el plan era que la segunda dama llevara a cabo una visita cultural, en la que iba a haber asistido a la carrera nacional de trineos tirados por perros, y participado en actividades con residentes groenlandeses.

El plan original, que preveía una estancia de tres días de Usha Vance y Mike Waltz, quedó de lado ante el profundo malestar que la visita generó tanto en Groenlandia como en Dinamarca, el país que cuenta con la soberanía del territorio autónomo. Los dirigentes groenlandeses y Copenhague dejaron claro que la delegación estadounidense no había sido invitada a visitar la isla. Ahora el viaje, al que Vance anunció el martes que se sumaba, ha tenido una duración de unas pocas horas —el vicepresidente y su esposa ya se han marchado— y se ha limitado a la base espacial. El vicepresidente y su esposa no han llegado a interactuar con la población groenlandesa.

J. D. Vance, vicepresidente de Estados Unidos, y su esposa, Usha Vance, este viernes a la base estadounidense de Pituffik, en Groenlandia, territorio autónomo de Dinamarca.

La base espacial de Pituffik, en el noroeste del territorio ártico, es fundamental para los sistemas de defensa de misiles de Estados Unidos. Un acuerdo firmado con Copenhague en 1951 permite a representantes del Gobierno en Washington visitarla cuando deseen, con la única condición de notificar el viaje.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se lamentó el martes de la “presión inaceptable” que representaba la presencia de los altos cargos estadounidenses, a los que no se había invitado ni oficialmente ni a título privado.

El lunes, Trump declaró que la visita de la delegación era “una muestra de amistad, no una provocación”. “Estamos tratando con mucha gente de Groenlandia que quiere que se tomen medidas para que estén protegidos y cuidados como es debido”, añadió.

Las encuestas apuntan que la casi totalidad de los groenlandeses se oponen a una anexión estadounidense. Los sondeos en Estados Unidos también revelan el rechazo de los votantes en este país: según una encuesta publicada por la cadena de televisión conservadora Fox News, un 70% de los ciudadanos es contrario a hacerse con el control de la isla ártica.



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