Catorce partidos, tres entrenadores, -11 goles de diferencia y 12 días de prisión preventiva de su máximo dirigente después, la selección peruana está anímicamente eliminada del siguiente mundial y ninguna calculadora alivia la tristeza. Ninguna ciencia. La derrota con Venezuela en Maturín es el cierre de un ciclo dinamitado desde adentro, con entrenadores que veían más fantasmas que videos, jugadores mundialistas jubilados antes de tiempo y un presidente que, acaso con la delirante idea de que tomaba buenas decisiones, reventó la idea de selección que-juega-al-fútbol y acabó con el prestigio bien ganado en ocho años de un equipo que, como nunca antes, llamábamos “nuestro”. Perú era nuestro equipo. En la calle, en los trabajos, en el colegio.
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El 90% de estos jugadores, la llamada Generación Rusia 2018, no estará en el próximo proceso. Quedará Gallese, Tapia, quizá alguno más. Ese no es el problema, más allá de la discreta Eliminatoria (penúltimos a cinco puntos del puesto 7 del repechaje), ni de su irregular desempeño en estos dos años (Advíncula, quizá, es el caso más preocupante. Ya ni “Usain Bolt” es). Parecía el escenario ideal para un cierre notable, cobrarse una revancha de Qatar 2022 en este proceso que clasifica a 7 de 10 sudamericanos al mundial pero eso no será. El drama mayor no tiene que ver con los que ya se van, sino con los que vienen. Y ni Reynoso ni Fossati ni Ibáñez parecen haber encontrado/rastreado/convencido a un solo futbolista joven menor de 23 años para refrescar al equipo peruano. Para darle eso que los viejos reporteros llamaban “rodaje”.

Ni Grimaldo, que hoy desapareció de las listas como más o menos advertía Reynoso, ni Quispe, el jugador símbolo de Fossati que en esta fecha doble no jugó ni un minuto, ni Noriega, la grata revelación del Sub 20 y de Alianza, cuyo futuro está cada vez más lejos de Matute, pero tampoco alinea. Los otros casos, Max Loren Castro, Juan Pablo Goicochea, Kenji Cabrera, son rarezas que nuestros entrenadores eligen para esa subcategoría llamada sparring. Que es, perdonen la crueldad, omo el cono de los entrenamientos. No hay nadie, en singular; no hay nadie, en plural. La gravedad de esta eliminación radica allí. No parece haber por dónde empezar.
Jugador | Puesto | Convocatoria Ibáñez | Minutos en selección | En esta fecha |
---|---|---|---|---|
E. Noriega – 23 años (Alianza) |
Volante | Convocado | Aún no debuta | vs. Bolivia: Een banca vs. Venezuela: en banca |
C. Cabellos – 20 años (Cristal) |
Volante mixto | Convocado | Aún no debuta | vs. Bolivia: En banca vs. Venezuela: Fuera de lista |
K. Cabrera – 22 años (Melgar) |
Extremo | Convocado | Aún no debuta | vs. Bolivia: En banca vs. Venezuela: En banca |
J. Castillo – 23 años (Gil Vicente) |
Volante mixto | Convocado | 278 Titular vs. Argentina y Uruguay 2024 |
vs. Bolivia: Fuera de lista vs. Venezuela: Fuera de lista |
P. Quispe – 23 años (Pumas) |
Volante | Convocado | 211 Titular ante Venezuela y Bolivia 2023 |
vs. Bolivia: En banca vs. Venezuela: Fuera de lista |
D. Enríquez – 23 años (Cristal) |
Portero | Convocado | Aún no debuta | vs. Bolivia: En Banca vs. Venezuela: En Banca |
D. Romero – 23 años (Banfield) |
Portero | No convocado | Aún no debuta | – |
J. Grimaldo – 22 años (Riga FC) |
Extremo | No convocado | 239 Titular ante Venezuela y Bolivia 2023 |
– |
M. Castro – 17 años (Cristal) |
Extremo | No convocado | Aún no debuta | – |
M. Lazo – 21 años (Melgar) |
Lateral izquierda | No convocado | Aún no debuta | – |
El proyecto de la FPF dice -por lo menos, según la información que maneja DT en las últimas semanas- que la búsqueda de un entrenador de experiencia, cuyo alcance sea el de un zar del fútbol peruano más que de un hombre que solo planifica amistosos o hace microciclos, sigue en pie. Quien venga, en consecuencia, lo hará desde la carencia. Sin Unidad de Menores, sin Director Deportivo. Y lo peor, se encontrará con el descrédito popular de una directiva que ha conseguido lo que parecía imposible: hacer que los estadios no se llenen cuando juega Perú.
Mientras tanto, lo mejor que podría hacer Oscar Ibáñez es liderar, en estos cuatro partidos que restan para el final, una apuesta por esos jóvenes que no pueden esperar más para ser protagonistas. El menos culpable de esta pena es él. Que se entienda: no se trata de arrojarlos a los leones, pero sí que lleguen al próximo ciclo eliminatorio con presencia real en 4 partidos de fuste (Colombia, Ecuador, Uruguay y Paraguay). Si hay un legado por dejar en este cargo, que sea ese.
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