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Cientos de personas marcharon este martes en Caracas para pedir la liberación y repatriación de 238 venezolanos enviados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a una cárcel en El Salvador, acusados de vínculos con la banda criminal El Tren de Aragua.

 

«¡No somos Tren de Aragua!», se leía en una pancarta que llevaban familiares de los detenidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una prisión de máxima seguridad de El Salvador.

 

Fotos y nombres de varios deportados figuraban en los carteles que portaban asistentes a esta manifestación convocada por el partido del presidente Nicolás Maduro, que ha denunciado un «secuestro».

 

«Mi hijo no tiene antecedentes penales, no pertenece a ninguna banda (…); son muchachos sanos que fueron injustamente llevados para El Salvador. Estamos aquí pidiendo que nos ayuden a traer a nuestros hijos de vuelta», dijo Rena Jiménez, madre del detenido Wilker Flores, mientras marchaba hasta la sede del Parlamento.

 

Jiménez supo del traslado de su hijo por fotos que vio en redes sociales: «Ya le habían rapado el coco -la cabeza- (…). Lo identifiqué por los tatuajes».

 

Trump, que asumió un segundo mandato en enero pasado con deportaciones masivas de migrantes en el foco, invocó el fin de semana una ley de más de 200 años de antigüedad que permite expulsiones de «enemigos externos» sin juicio previo.

 

La medida fue bloqueada temporalmente por un juez, aunque no impidió las deportaciones.

 

La Casa Blanca, que declaró en febrero pasado al Tren de Aragua como organización terrorista, apeló ese fallo.

 

Venezuela consideró un «crimen de lesa humanidad» el envío de sus ciudadanos a El Salvador y Maduro pidió a Naciones Unidas y organizaciones multilaterales activar «mecanismos de derechos humanos» para su protección.

 

«El día sábado», cuando estaban en un centro de detención en Texas, «mi hijo me llamó a las 7:30 de la mañana y me dijo: ‘mamá, nos vamos para Venezuela, nos están dando nuestra ropa’», contó Idalis Chirinos, madre de Ysqueibel Peñaloza, quien llegó a Estados Unidos durante los primeros días de septiembre. «Con él habían otros compañeros (…). No se sabe nada de ellos».





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