Un primer crucero llegó este domingo a la isla griega de Santorini, famosa por su belleza y espectaculares puestas de sol, tras los miles de pequeños seísmos registrados en el mes de febrero. La actividad sísmica llevó entonces a las autoridades a emitir alertas a la población y miles de vecinos abandonaron la isla.
El domingo por la mañana atracó en aguas del Egeo, frente a la isla, el crucero Celestyal Discovery, que había retirado Santorini de su lista de destinos. A bordo llegaron unos 1.700 turistas, en su mayoría estadounidenses.
“Es emocionante saber que la isla vuelve a estar abierta y que podemos visitarla de nuevo”, declaró a Reuters una de las turistas del crucero, Deborah Terry, de 67 años. Otra pasajera, Julie Eberly, se mostraba segura sobre el estado de la isla: “Confiamos en la oficina de turismo, así que si dicen que es seguro venir, venimos con los brazos abiertos”. “Todos esperamos que las cosas vuelvan a la normalidad, que la gente regrese”, decía por su parte Tassos Kontos, propietario de una tienda local.
Santorini, con unos 20.000 habitantes, adoptó su forma actual tras una de las mayores erupciones volcánicas de la historia, hacia 1600 A.C. Por la isla pasan unos 2,5 millones de visitantes al año y su economía depende casi exclusivamente del turismo.
Tras los seísmos de febrero no se han registrado daños importantes en la isla, aunque las autoridades establecerán un puerto de evacuación para facilitar la salida segura de la gente en caso de que se produzca un temblor mayor.
Como informaba EL PAÍS a principios de febrero, la comunidad científica es unánime al considerar que no existe riesgo de que la secuencia de temblores desencadene una erupción en ninguno de los dos volcanes activos que hay bajo Santorini. Aunque la acumulación de energía que desencadena los terremotos surge del mismo punto en el que surgen los dos volcanes, la ausencia de gases que ejerzan una presión suficiente muestra que estos no entrarán previsiblemente en erupción hasta dentro de cientos de años.