APP es el ‘bestie’, el ‘plus one’, el incondicional de Dina; el único partido que el domingo pasado, cuando Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular lanzaron comunicados exigiendo la renuncia de Juan José Santiváñez, lanzó un texto sin mencionar la cabeza de ‘Juanjo’. Hubo los que callaron (Podemos, Perú Libre y Somos Perú, por ejemplo); pero APP alzó la voz para decir sin decir nada: ‘acá estoy por ti’. Esos son los mejores amigos.
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Por supuesto, las amistades partidarias son, por definición, interesadas.
APP negó cualquier compromiso vía cupo, cuota o alianza con Dina, a pesar de que el ministro de Salud, César Vásquez, es un cuadro suyo al que dieron una oportuna licencia partidaria. Pero el hecho de que este fichara a varios apepistas en el Minsa y se convirtiera en uno de los escuderos de Dina, consolidó la percepción de que APP tiene una cuota de poder en el gobierno. No solo el afanoso Vásquez personifica la amistad con la presidenta sino su tocayo César Acuña, líder fundador del partido y gobernador de La Libertad: todos los ministros ya saben que, cuando sus pilas están muy bajas, pueden ir a recargarlas a Trujillo. Las visitas, anuncios, mesas de diálogo o lo que fuera, están siempre disponibles allí. Santiváñez fue varias veces a abastecerse a la capital apepista, ¿cómo iban a censurarlo con el voto en bloque de la bancada?

“La respuesta del secretario general Luis Valdez es invariable y de manual: ‘lo que a APP le importa es la estabilidad del país y no estamos preocupados en otros cálculos’”. (Foto: Archivo El Comercio)
Acuña viaja todos los martes y miércoles a Lima y suele reunirse con la cúpula. Luis Valdez, el secretario general y su hijo Richard, viven en Lima y lo acompañan en sus reuniones. El hermano menor y ex congresista Humberto Acuña, participa de vez en cuando. César despacha en su local partidario de Jesús María. Luis Iberico, ex secretario general, está lejos pues es nuestro embajador en Madrid designado por Dina, pero no ha perdido el contacto. Eduardo Salhuana, el presidente del Congreso, es un referente importante para la cúpula y ha sido invitado más de una vez a la casa de Acuña en Lima; pero según mis fuentes, su relación más fluida es con Richard, con quien conversa frecuentemente.
Richard es el delfín y su padre ha dicho públicamente que le gustaría verlo como candidato presidencial, aunque ello no fue recibido con especial entusiasmo o credulidad por el partido; que prefiere vocear al padre como el candidato natural. Se rumoreó que Acuña senior tenía un serio problema de salud, pero según mis fuentes, los médicos lo intervinieron con éxito en el extranjero, y ahora se siente con capacidad de soportar una campaña.
Le he preguntado muchas veces a Valdez cómo encaran el desencanto electoral de verse asociados con Dina; pero la respuesta del secretario general es invariable y de manual: ‘lo que a APP le importa es la estabilidad del país y no estamos preocupados en otros cálculos’. No hay pronóstico de que ello vaya a variar en los próximos meses. La vacancia no es un escenario deseable para APP.
El premio mayor
Luis Valdez niega cálculos en su apuesta por la estabilidad, pero acá hay que hacerlos. A ver, empecemos por asumir que el fajín de Vásquez se debió más a su afán que a una decisión partidaria. Una fuente me contó que él ya había querido ser ministro de su paisano Pedro Castillo, pero el partido ahí sí lo desanimó por completo. Con Dina no vieron mayor obstáculo; al contrario, vieron oportunidades. El partido se interesó por el rubro salud y lo demostraron peleando por Essalud (lo han perdido y recuperado más de una vez) y tomando la Comisión de Salud del Congreso (luego la cedieron a Podemos). Richard Acuña tiene inversiones en el sector pero no conocemos que ello haya sido puesto en cuestión en alguna denuncia. Salud, no lo olviden, había sido cuota de Perú Libre en el tramo final de Castillo, de modo que Dina se acostumbró a ver al Minsa como políticamente repartible. Cuando llegas al poder sin grupo propio y no sabes qué hacer con él, lo repartes y das cuotas a otros grupos.
Hay participación de militantes de APP, cual cuotas secundarias y dispersas, en otras áreas del Ejecutivo; pero nada como la presidencia del Congreso en dos legislaturas seguidas, la del 2023-2024 con Alejandro Soto y la actual del 2024-2025 con Salhuana. No es una cuota, pues el poder lo ostenta APP. Es un premio mayor y, en este caso, APP es quien reparte cuotas a las bancadas que apoyaron su candidatura. El presupuesto del Congreso para el 2025 (S/. 1,375 millones) y los aproximadamente 3,000 trabajadores; implican una bolsa de empleo y gastos que empoderan a cualquiera. Las especulaciones sobre el grado y tipo de relación entre Dina y APP, nos ha distraído del valor del premio mayor, la presidencia del Congreso, que es tan grande que he aquí otra razón para bregar en pro del status quo.

“Las especulaciones sobre la relación entre Dina y APP, nos distraen del premio mayor, la presidencia del Congreso, tan grande que es otra razón para bregar en favor del status quo”. (Foto: Congreso)
El apego apepista al Congreso es tal que, según mis fuentes, ya han preparado una estrategia para mantener la presidencia en la próxima legislatura. La candidata sería Lady Camones, por varias razones: es el mejor cuadro que les queda en la bancada, su breve paso por la presidencia en el 2022 se truncó por una cuestionable censura y se desempeñó con holgura en la Comisión de Presupuesto y antes en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales. Incluso, el hecho de que firmara la moción de censura de Susel Paredes contra Santiváñez y cotara contra él en abierta discrepancia con su partido, le da un matiz de independencia que la hace más digerible por los socios. Por supuesto, ello no dependerá de APP sino del juego de sillas congresales en julio. Camones, además, baraja otro plan según mis fuentes, el de candidatear a la gobernación de Áncash, que no es incompatible pero podría resultarle más apetecible y querer asegurarlo sin desviarse hacia una aventura incierta.
Para entender la magnitud del premio mayor y la importancia de su reparto, veamos dos botones. El primero es de raigambre político policial. El destape de la supuesta red de prostitución dirigida por Jorge Torres Saravia, ex jefe de la oficina legal, ponchó a varios apepistas y algunos cuadros de otros partidos contratados sin respetar méritos. Juan Burgos, presidente de la Comisión de Fiscalización que alentó las pesquisas y delaciones en el fuero interno, enfrentó trabas y renuncias.
El segundo botón es inmenso. En lo que va de este quinquenio congresal se han creado 27 comisiones especiales de seguimiento a diversos temas, desde la eficiencia del gasto en los gobiernos regionales hasta la vigilancia de los Juegos Panamericanos, pasando por el proyecto especial Chinecas y, !faltaba más!, el puerto de Chancay. Esta semana se instaló una nueva para elaborar propuestas de reforma de la justicia, donde estarán Camones y Maricarmen Alva. Cada comisión tiene 6 asistentes técnicos; lo que agranda la bolsa para el reparto de empleos entre recomendados por diversas bancadas. APP no ostenta la presidencia de dos mesas directivas seguidas, ni aspiraría a una tercera, sino compartiera esa bolsa laboral. Es cierto que la decisión estratégica de Fuerza Popular de no reclamar la presidencia del Congreso ha favorecido a su socio APP; pero el reparto de la bolsa con otras bancadas también ha sido fundamental.
¿Pero qué piensan los cuadros apepistas fuera de la cúpula que bien podría retirarse de la política y gozar de su fortuna empresarial? ¿A qué futuro político aspiran más allá de los premios y cuotas del presente? Algunos de ellos sí evalúan mandar a Dina y a la bendita estabilidad al traste, si ese quite de última hora los acerca a ganar una gobernación, una alcaldía o una curul en el próximo congreso bicameral. Sin embargo, cuando indago con fuentes del partido, prima la complacencia con el status quo visto desde un Congreso que se ha mantenido incólume en el quinquenio. Algunos, risueños, prefieren pensar que el antifujimorismo es mucho mayor que el antiacuñismo y, por lo tanto, ellos pasarán piola y el castigo electoral lo absorverá Fuerza Popular.
Además de la complacencia, hay un gran temor: que el caos de una vacancia lance a la oposición y a la calle contra sus ejecutores. De ahí que APP en primer lugar y sus socios en segundo lugar, espanten esos fantasmas vacadores que esta semana han ululado en torno a la censura de Santiváñez. El trauma de lo que pasó en el 2019 con Manuel Merino, el ‘merinazo’, renació. Sea por todo lo anterior o por el amor al premio mayor y a su reparto; en APP se repite el mantra de Luis Valdez para dar estabilidad al gobierno. Carpe diem, apepista, vive el día y no te flageles pensando en el futuro.